viernes, septiembre 15, 2006

Calles y generales

El general Narvaez, duque de Valencia y varios años presidente del gobierno en tiempos de Isabel II fue un gobernante recio e inflexible, amigo de la mano dura y el castigo ejemplar. Cuenta la conseja que, en su lecho de muerte, instado al perdón de sus enemigos por el sacerdote que lo confesaba, el espadón de Loja le replicó:

- Padre, yo no tengo enemigos. Los he fusilado a todos.

La historia es probablemente apócrifa, pero describe bien al personaje. Hoy en día, el general da nombre a una de las calles más lucidas y vistosas de Madrid. Que yo sepa, nadie jamás ha objetado nada.

Otro general un poco más reciente, el doctor militar don Mariano Gómez-Ulla dedicó su vida a la mejora de la medicina en España. A lo largo de su prolongada carrera fundó varios hospitales, introdujo en España avances médicos extranjeros, desarrolló y mejoró los hospitales de campaña y contribuyó a salvar cientos de vidas en las infortunadas acciones españolas en Marruecos. En 1936, rozando la sesentena, la Guerra Civil le sorprendió en Madrid, donde un tribunal popular, que le sabía un convencido monárquico, le condenó a muerte. Tuvo, no obstante, la suerte de ser incluido en un intercambio de prisioneros y salvar la vida.

Parece una carrera bastante irreprochable, ¿no? Pues hete aquí, sin embargo, que uno de estos grupitos que ahora menudean para reescribir la historia a su antojo ha solicitado al Ayuntamiento de Madrid que cambie la denominación de la calle que le rememora. Aducen que es un personaje de vinculaciones franquistas - ¡tócate el níspero!

Claro que también la han tomado con la calle Cerro de los Ángeles (¿tienen ideología los cerros?), con la calle Muñoz Seca (no les hará gracia "La Venganza de Don Mendo", digo yo) o con la mismísima avenida de la Paz.

La paz, es bien sabido, es un concepto franquista donde los haya.

11 comentarios:

Hans dijo...

Ya. Digamos que lo único que, a lo largo de la Historia, es inalterable, es la idiocia: hoy la del rojerío imbécil, en otro tiempo la de los que pusieron calles a toda suerte de espadones. Lo que a mí me pasma es que quienes tanto criticaran a los secuaces de Paca La Culona por convertir el 'Paseo de Sagasta' de Zaragotham en 'Calle General Mola' son los mismos subnormales a quienes les faltó tiempo para jalear el cambio de 'Marina Moreno' (pobre cría, enfermerita falangista asesinada por unos milicianos) por 'Paseo de la Constitución'.
La chusma suele saber poca historia, claro.

CGI MANAGEMENT dijo...

O se aburren mucho o tienen un cuñado que hace placas.

(Capitán, no des ideas, que casi todas mis referencias son "a Narvaez")

Marga F. Rosende dijo...

A lo mejor los cuñaos que hacen placas (como dice Florecilla) no están tan informados como usted caballero.

Esther Hhhh dijo...

Bueno, después de que lleven no sé cuantos años buscando un tesoro por todo el territorio de la ciudad del oso y el madroño, francamente, querido, no me extraña lo de los cambios de nombre, lo mismo así se orientan mejor y por fin lo encuentran, por cierto ¿acaso como buen capitán, aunque sea de agua dulce, no sabriais de que consta tan deseado y buscado tesoro? De veras que la curiosidad me embarga...
Besitos
PD: Lo volví a hacer, escribir a estas horas, lo sé, no tengo remedio...

Leon dijo...

Muy bueno lo del cuñado que hace placas. Lo que tienen algunos (de los dos lados) es mucho tiempo libre y poca cultura.

Gacela dijo...

Reescribir la historia a su antojo, dices... la historia la escribieron los vencedores, obviando en el mejor de los casos, cuando no calumniando, a los vencidos.

Que no es cuestión de cambiar placas a diestro y siniestro, pero sí de dejar de honrar a unos golpistas -por ejemplo- y empezar a recordar un poco a los que dieron sus vidas por defender el régimen democrático que estaba legítimamente establecido, cuyas historias -por cierto, sobre todo la de las mujeres de ese bando, como siempre- ha sido borrada y olvidada.

Lástima que queden tan pocas voces vivas que poder escuchar, porque tendríamos mucho que aprender de ellos. Pero se han muerto, se mueren los que rondan hoy los 80-90 anyos, sin que todavía les hayamos dado las gracias. A mí me parece vergonzoso, pero ya sé que tú ves la vergüenza en que se retiren estatuas de dictadores y cosas así. Cuestión de puntos de vista, supongo (era Voltaire el de la frase de no estar de acuerdo con el punto de vista del otro pero defender su derecho a poder expresarlo libremente? Pues eso ;-)

Achab dijo...

Hans:

Y por qué diantres no podemos tener un poquito de todo, mitad y mitad, en lugar de poner nombre horrorosos y cursis a las calles del extrarradio.

Florecilla de Alcanfor:

Lo de las placas, seguro.

Marga:

Pues no cuesta tanto, que tiren de Google.

Esther:

Es el tesoro del rey moro, de toda la vida, lo que no saben es que lo encontraron los enanos de la torre de los siete jorobados.

León:

Más de lo segundo que delo primero y, cierto, en ambos bandos.

Gacela:

Efectivamente, eso digo. Cuando un historiador habla de la Segunda Guerra Púnica no toma posiciones. Cuando se habla de nuestra guerra civil invariablemente se toman, se inflan datos, se ignoran evidencias y se avivan hogueras extintas. Lo cual no sólo es acientífico sino bastante idiota.

¿Los golpistas a los que hay que dejar de honrar son Muñoz-Seca, Gómez-Ulla y la Paz? Bastante mal lo pasaron los dos primeros sin tener arte ni parte y bastante martirizada ha sido la tercera. En cuanto a los que "dieron su vida por defender un régimen democrático", había de todo, como en botica: partidarios de una muy poco democrática revolución a la rusa, anarquistas decididos a la disolución del Estado, chequistas y matarifes de distinta ralea...

Está, por ejemplo cierto muy loado (y con varias estatuas) comandante miliciano que mandó fusilar a todos los homosexuales que sirvieran bajo sus órdenes. También están los que se dedicaban a fusilar gente (alguno pariente mío) por tener tierras, ser sacerdotes u otros horripilantes crímenes fascistas.

Gente bienintencionada había, pero qué quiere que le diga, en el otro lado también. Mismamente, en el bando Republicanio estaba mi abuelo, carabinero voluntario con quince años después de escapar de milagro de un pelotón de fusilamiento, que prefirió combatir mano a mano con los asesinos de su padre antes que reunirse con él en el otro barrio.

¿Qué los sublevados hicieron cosas horribles? Así es. ¿Alguna vez lo he negado? Pero esta guerra en concreto es uno de los peores sitios para buscar ejemplos de humana nobleza y limpieza de intenciones.

¿He dicho algo de estatuas? No creo, porque cuando alguien lo saca a colación no suelo emplear el término vergüenza. (En Madrid tenemos una estatua al diablo y peor que ese nadie hay) Suelo citar a Felipe González que decía: "El mérito hubiera sido quitarla cuando estaba vivo".

En cuanto a esos testimonios que se pierden, me temo que ignora usted que una de las principales partidas editoriales de los Ayuntamientos de este país se destina a editar los recuerdos de sus conciudadanos. Probablemente el material editado (y en manuscrito ni le cuento) exceda a estas alturas lo que nadie tenga tiempo jamás de leer.

Sí, era Voltaire quien dijo la frase.

Achab dijo...

Gacela:

Ahora que lo pienso, sí se me ocurren dos buenos ejemplos de hombres íntegros y honestos. Uno por bando:

El socialista Julián Besteiro y el falangista Dionisio Ridruejo.

Curiosamente, son dos personajes a los que casi nadie reivindica nunca.

Hans dijo...

Sin ningún genero de dudas, bien citados. Añada V. a Rosales, por favor.

Achab dijo...

Hans:

Cierto. Que además vivió toda la vida con el peso de un amigo muerto sin su culpa aunque él lo pensara.

Lek dijo...

Que no es cuestión de cambiar placas a diestro y siniestro

No será la cuestión, mas lo parece... Y aún parece más un revanchismo digno de infantes mocosos, que pretenden ganar la guerra 70 años después de terminada.