domingo, diciembre 17, 2006

Guías y orientaciones

Cuando uno no sabe bien el camino, más le vale contar con un guía de confianza. En otro caso deberá fiarse del primero que encuentre, lo que no siempre es demasiado recomendable. Por poner un ejemplillo vetusto de esos que me gustan a mí les contaré la historia de Alfred "Alferd" Packer. El tal Packer había servido en el ejército durante la Guerra de Secesión, pero comoquiera que se quedó sin trabajo al finalizar ésta, se estableció como autónomo, guiando viajeros a través de las Rocosas. En 1874, cinco hombres que querían probar su suerte como mineros en California le contrataron para que les guiara a través de las montañas de San Juan. Era invierno y el viaje era peligroso, lo que se confirmó cuando meses más tarde, sólo el correoso Packer regresó. Alfred contó que sus compañeros habían muerto de frío y hambre y que él había estado al borde de compartir su suerte. Sin embargo, algo no encajaba: Packer había vuelto en condiciones demasiado buenas. Sus conciudadanos le encontraban un poco más entrado en carnes y todo. Cuando recuperaron los restos de los fallecidos no encontaron más que los huesos mondos, roídos y rebañados. Packer intentó tomar las de Villadiego, pero las autoridades le echaron el guante y pasó dieciocho años en prisión por profanación de cadáveres, ya que no hubo manera de probar que hubiera matado a sus antiguos compañeros para asarlos al espeto.

En fin, lo que se dice un guía de confianza. Como decía Phil Ochs en la balada que le dedicó: "Their guide was Alferd Packer / And they trusted him too long: / For his character was weak / And his appetite was strong." *

Pues bien, si necesitan a un guía no contraten a Alferd Packer, pero tampoco a mí. Yo no tengo hambre, pero sí mala idea. La otra noche, después de patearme media ciudad por dos horas sin encontar un taxi libre que me acercara al bar donde Ricitos me esperaba y terminada por el momento mi caminata, unas mozuelas me preguntaron cómo llegar a cierto local no demasiado cercano. Yo les dí las indicaciones pertinentes y añadí:

- Tranquilas, en diez minutos se llega.

Cuando ya se alejaban, Ricitos me comentó:

- ¡Pero si se tarda, como poco, media hora! - lo cual, dicho sea de paso, era verdad.

- Déjalas que hagan ejercicio, que están echando culo.

Lo peor no es que yo vaya a ir al infierno, eso ya lo sabía, lo peor es que ahora me obligarán a ir andando.

-ooOoo-

* Su guía era Alferd Packer / y demasiado confiaron en él / pues su carácter era débil / y su apetito fuerte.

6 comentarios:

qelena dijo...

qué mala idea Capitán... yo siempre que me preguntan una dirección y no la sé, lo confieso. Que bastantes veces me han dado malas indicaciones por no quedar mal...

Anónimo dijo...

¿Ha probado alguna vez a preguntar una dirección a un palmesano? hágalo y deseará al tragoncillo packer.

Burnout. dijo...

Ahora sólo me fiaré de guías desdentados...
Un saludo.

sb dijo...

:)

es mejor no tener nunca guías.. al menos si te equivocas sabes quien es el culpable ...

Achab dijo...

Elenita:

Pero mira, bien mirado... por mucho que esperasen no iban a encontrar taxi. así, por lo menos, les daba esperanzas.

Gin:

Pues tendré que probar.

Necroscopio:

No, que esos te chupan.

Beauséant:

Eso sí.

Anónimo dijo...

¡Woorales!...(Jajaja)-No a los guías- No quiero se comida.