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martes, noviembre 13, 2007

Peluquería

Tengo que apuntarme en alguna parte que, cuando se comparte agudeza visual con los topos, hay que visitar la peluquería con lentes de contacto.

Caso contrario, uno se sienta en la silla, explica lo que desea, intuye como una mancha de aspecto humanoide le aligera de pelos la sesera, achina los ojos, da el visto bueno al rapado, paga, se vuelve a casa y descubre con horror que las patillas le llegan a la nuez.

Ahora no sé si afeitármelas yo solito o alistarme en la Legión.

jueves, noviembre 01, 2007

Si

Si hubiera comido más, mi estomago habría rugido menos.

Si mi estómago hubiera rugido menos, no me me habría fijado en la pastelería.

Si no me hubiera fijado en la pastelería, no me habría inclinado sobre su escaparate.

Si no me hubiera inclinado sobre el escaparate, no habría averiguado que el cristal se situaba delante de la reja metálica.

Si no hubiera averiguado que el cristal se situaba delante de la reja metálica, no tendría un hermoso chichón decorándome la frente.

Si no tuviera un hermoso chichón decorándome la frente, no se notaría tanto que soy más tonto que Abundio.