domingo, enero 13, 2008

Acostumbrarse


En cada familia es costumbre tener un pariente exitoso, un familiar envidiado que colecciona simbólicos laureles y acapara materiales triunfos. En la mía, cómo no, tenemos el nuestro. Nunca me aclaro si el buen hombre es mi tío vigesimoquinto, mi primo en el grado cuatrocientos o ambas cosas a la vez, pero lo que no admite discusión es que el caballero es notario y la vida le sonríe.

La colección de éxitos de nuestro fedatario particular es vasta y variada, pero hay uno que impresiona especialmente a mi madre: su abono del Teatro Real. Estaban comentando en el Telediario una reciente producción de Tristán e Isolda cuando mi progenitora, acordándose de él, comentó:

- ¿Y tú crees que ya se habrá acostumbrado a la ópera?

- Pues no sé... yo llevo veinte años bombardeándote con ella y se te ve bastante saludable.

- Ya, pero aquí en casa, mientras hago cosas... En el teatro tienes que estarte sentado y escuchar.

Una verdad como una catedral gótica. Para que luego digan que la vida de los notarios es descansada y está exenta de preocupaciones.
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11 comentarios:

GUANDARRRR dijo...

He tenido la dicha de ir alguna vez al Teatro Real, sobre todo porque un amigo mío tiene abono y si en alguna representación no podía estar presente, pues ahí que estaba yo solícita. Yo que usted preguntaba a su familiarsi va a estar en las próximas representaciones en Madrid o tiene algún viaje o compromiso importante ;).
En cualquier caso yo prefiero el ballet, será por lo de los pantaloncitos ajustados...¿?

blondie dijo...

Ha de ser muy duro estar ahí viendo a un nibelungo haciendo gorgoritos y sin poderte levantar ;-)

Miss Missing dijo...

Uhmmmm, pues a mí me encantaría ir algún día. Pero primero tendré que llegar a algo, como tu primo, para que me den el abono, ¿no?. Jejeje. Pero sí que me gustaría ir a ver alguna de Verdi.

Besos!!

Tamaruca dijo...

Ay, la entiendo perfectamente.

Desde que me compré la bici estática, siempre veo las pelis en DVD mientras pedaleo y a cachitos,20-25 min aprox.

Ahora cuando voy al cine me siento rara; hago fuerza con las piernas y me aburro sin descansos.

Miss Missing dijo...

Por cierto, a todo uno se acostumbra, aunque no quieras.

Anónimo dijo...

Nada, nada, pobrecillo, que no se moleste en acostumbrarse, que ya habrá quien dé buen uso al abono...
Me encantaría haberte visto la carita cuando tu madre lo dijo.
un besote

Luis dijo...

La ópera es una tortura sofisticada...si fuera gratis nadie iría! (ojo a la sutil ironía)

Esther Hhhh dijo...

Ains Capi, yo creo que ya os he dicho la profunda adoración que proceso a vuestra madre... Es más, creo que deberiais dedicaros a escribir sólo sobre ella, jejejejeje...

En fin, yo me apunto a la "dura" vida de vuestro familiar, y si es menester, le sustituyo ¿eh? Lo unico malo es que quizá debiera vivir en Madrid, aaaaainnnsss...

Besitos

Anónimo dijo...

Pues yo estoy con tu madre... 16 horas seguidas del anillo de los nibelungos puede ser suficiente para fundirte el cerebro si no ocupas al menos un 5% (Es decir, la mitad) en otra cosa... Eso si es dormir por ejemplo, mejor que mejor. ¿para cuando literas en el Teatro??!!!

(A todo esto habla alguien que va gratis a la opera, jejee... como mola tener amigos musicos y tenores y tal...)

Achab dijo...

Guandarrr:

Eso va a ser.

Blondie, Vampi, Tam, Luis:

Sí, vamos, una experiencia durísima. Muy masoca debo de ser...

Missing:

Los hay que nos gusta y todo.

Esther:

Te facilitaría parasitar al fedatario, sin duda.

Criaturilla:

Es la misma de cuando te sonó el móvil en El Mesías, por si la recuerdas.

Miss Missing dijo...

No se enfade... Con el segundo comentario no me refería a la Opera, sino algo más general. :)