Ayer, una de mi compañeras de sufrimientos civiles (mercantiles, administrativos, hipotecarios y demás ralea) me solicitó que le prestara un Código Civil. Al parecer, el suyo se perdió por esos mundos de Dios y necesitaba un reemplazo de emergencia para salvar la semana. Dicho sea de paso, que moza tan fermosa ande por ahí perdiendo la legislación vigente en lugar de la ropa es una prueba palpable de que el mundo está mal hecho. Pero qué le vamos a hacer, la vida del opositor es triste por definición y ni esos visuales consuelos le depara a uno.
Como tampoco es cuestión de confundir la camaradería con el heroismo, me reservé para mi estudio un Código actualizado a septiembre de 2006 y seleccioné entre los demás que por mi casa pululan el más cercano al texto vigente. El elegido era un ladrillo con comentarios cerrado en otoño de 2004 al que, por tanto, le faltaban dos importantes modificaciones: sendas leyes de julio de 2005 relativas al "matrimonio entre personas del mismo sexo" y al "divorcio".
Por ello y para que la gentil damisela no se viera arrastrada al error decidí advertirle del hecho - otra manifestación de mi arcangélica bondad-. Sin embargo las palabras las eligió mi humana estupidez, porque el consejo me quedó tal que así:
- "Toma, pero desconfía del matrimonio en general y del divorcio y los homosexuales en particular".
Con ustedes, Achab I, el Tolerante.
miércoles, febrero 28, 2007
No te fíes
martes, febrero 27, 2007
La tumba de Paco
Parece ser que James Cameron se ha aburrido de hundir trasatlánticos y fundir humanoides cabreados y ahora se dedica a los documentales. Concretamente, el muchachote ha producido un documental en el que se anuncia un sorprendente descubrimiento: la tumba de Jesucristo y toda su familia. Según los documentalistas, la tumba se halla en Jerusalén y consta de unos cuantos osarios de caliza blanca con las siguientes inscripciones:
- María, Mateo, Jesús, hijo de José; María, Jofa, hermano de Jesús, y Judas, hijo de Jesús.
Aparte del nombre del vástago -¿tenía que ser precísamente Judas?- la noticia no es demasiado nueva. La tumba lleva un cuarto de siglo descubierta y uno de los osarios -el del presunto hermano Jofa (Jacob o Santiago)- anduvo paseando hace unos años de conferencia en conferencia hasta que se cayó en un aeropuerto y se rajó. Lo que pasa es que como el estreno se acerca hay que llamar la atención, pues los osarios hebreos del siglo I no tienen demasiado tirón y si no la gente no se anima a pasar por taquilla.
En fin, yo no es que quiera fastidiarles el invento, exhibir huesos ajenos es una manera honrada de ganarse la vida que ha dado de comer a generaciones de egiptólogos y diseñadores de moda, pero las pruebas muy concluyentes, lo que se dice muy concluyentes, tampoco son. Veamos:
- Los nombres citados son los más populares entre los judíos de la época. Así al cambio esto viene a ser como si los arqueólogos del siglo XL (cuarenta, que no talla grande) se ponen a hacer excavaciones en Madrid, encuentran cinco cajas etiquetadas como Pilar, Manuel; Javier, hijo de Pilar, Juan Antonio y Paco y concluyen, por los cuatro primeros nombres, que se trata de la tumba familiar de los Bardem y que, dado que en dicha familia no hay ningún Paco, éste ha de ser, sin duda, el hijo secreto que Javier Bardem tuvo con el clon rejuvenecido de Margaret Thatcher.
- Pase que a Jesucristo lo enterraran en Jerusalén: cargar con el cadáver hasta Galilea hubiera sido asaz pesado. Pero, ¿el resto de la familia se la trajeron a cuestas desde su pueblo? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para hacer ejercicio?
- ¿Los discípulos de Jesucristo eran completamente tontos? Porque vamos a ver, si a tu maestro lo crucifican a la vista de todo el mundo y luego te pones a predicar que ha resucitado de entre los muertos hay dos opciones. La primera que, de verdad, el rabí se haya dado las de Villadiego, lo cual simplifica mucho las cosas. Caso de no haber tenido ese detalle, una mínima precaución es echar mano del cadáver y esconderlo, a no ser que pretendas que las autoridades te señalen su calavera cada vez que abras la boca. Sin embargo, según estos caballeros, los discípulos no sólo no ocultan al muerto sino que se traen a toda la familia para que le haga compañía.
En fin, esperemos que tengan algún fundamento más para lo que dicen, porque como éstas sean todas las pruebas que han reunido no creo que se hallen en condiciones de afirmar mucho más que haber descubierto la tumba de Paco, hijo de Pepe y hermano de Juan, que no te digo yo que no sea un hallazgo, pero tampoco vende demasiado.
lunes, febrero 26, 2007
Más cine
Esta mañana, conforme alboreaba, mi dilecta madre tuvo a bien informarme del palmarés de los premios de la Academia de Cine Yanquilandesa. Entre que a mi progenitora el cine le resbala bastante y que el único idioma extranjero en el que ella se encuentra a gusto es el gabacho, la información ha sido bastante difícil de descifrar:
- El de mejor película ha sido para una de policías. Se ha quedado sin premio "Las cartas de Hiroshima".
- Iwo Jima.
- No, a Ino Chima tampoco le han dado nada.
- Bueno, ¿y los demás?
- Pues el de actor ha sido para el "negro vudú".
Esta me ha costado, pero, por descarte, deduje que el "negro vudú" era el "negro Dadá" (Idi Amín) y que la Academia había premiado a Forrest Withaker, que lo impersona en "El Último Rey de Escocia".
- Vaya, ¿y qué ha pasado con la Pene?- llamarla Pe me parece cursi y Penélope lo reservo para Homero.
- Un desastre. El "Óscar de Pene" se lo han dado a la Reina de Inglaterra.
Lo siento por el Duque de Edimburgo.
domingo, febrero 25, 2007
Clasificaciones
El otro día, en el metro, mi rizada compañía habitual requirió mi atención:
viernes, febrero 23, 2007
Príncipes belicosos
Enrique, el hijo menor del príncipe Carlos de Inglaterra, ha demostrado tener más sentido de la responsabilidad del esperado. La desconfianza hacia su persona no era inmotivada, sino que se basaba en sus malos antecedentes, incluida la afición por los disfraces inapropiados y el consumo de derivados del cannabis.
No obstante, parece que el aristócrata se ha enmendado. Resulta que, después de completar su periodo de formación militar - las cabezas coronadas de Europa manifiestan con fervor esta curiosa querencia al uniforme- ,le correspondía a su promoción pasarlas perras en el desierto iraquí. Bueno, sólo a sus compañeros de promoción, porque al principillo lo iban a mandar a hacer trabajo de oficina. La justificación de semejante acto de nepotismo era un pelín peregrina:
- Mandar al príncipe al frente pondría en riesgo la vida de sus compañeros, pues eso atraería la atención de los terroristas y concentraría sus acciones sobre nuestros hombres.
Magnífica recreación del pensamiento terrorista medio. Ya me imagino a los asesinos de turno planeando sus acciones:
- ¡Ahmed! ¡Mira que coche-bomba más majo acabo de terminar! ¿Se lo ponemos a los ingleses?
- Ni de coña, Alí, que son todos plebeyos. Mejor lo ponemos en la plaza del mercado, que me he enterado que el frutero es cuñado de un sobrino de un descendiente en línea colateral del califa Harún al-Raschid.
No me digan que no suena creíble.
De todos modos, no procede discutir la pertinencia de la disculpa, pues el joven Harry, en un gesto que lo honra, ha dicho que él se va con sus compañeros, que el cargo conlleva sus responsabilidades y que, si hay que sudar en el desierto, él suda con los demás. Tan terco se ha puesto el muchacho que le van a hacer caso.
Supongo que, de todos modos, sus jefes ya tendrán cuidado de alejarlo de los tiros, aunque sólo sea porque el oficial al mando del pelotón en el que hipotéticamente falleciere el nieto de la Reina iba a limpiar con un cepillo de dientes las letrinas de campaña del ejército de Su Majestad hasta el final de su más que hipotética carrera militar; pero que se anden con ojo, que los antecedentes del ejército inglés en materia de preservación de príncipes belicosos es realmente mala.
Retrocedamos a 1879. En Londres reinaba la reina Victoria I, pero no era ella la única cabeza coronada con residencia en la ciudad del Támesis. Exiliados allí vivían otros dos monarcas: la depuesta emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo y su hijo, el príncipe imperial Napoleón Eugenio, emperador Napoleón IV para sus seguidores.
Aquel mismo año, en la otra punta del globo, los zulúes se pusieron farrucos. Los británicos mandaron un cuerpo expedicionario para poner en su sitio a aquellos belicosos africanos y con ellos marchó Napoleón Eugenio, joven, imprudente y sediento de gloria. Las órdenes de sus superiores eran muy claras: que el príncipe no sufra riesgo alguno, que como le pase algo, en Europa se monta un Cristo de narices. Órdenes muy juiciosas, no lo niego, pero se las dieron a las personas equivocadas. Los que de verdad hubieran podido hacer algo por preservar la vida del francés eran él mismo (que no tenía intención de escatimar su arrojo) y los propios zulúes (a los que nadie contó nada).
El resultado fue que, a los pocos meses de pisar África, Napoleón hubo de regresar a Europa, embalsamado y con una azagaya zulú atravesándole el pecho.
- Oiga, ¿pero no iba usted a dejar de hablar de muertos?
¡Uy! Disculpen, se me ha escapado. Para compensar, les contaré una historia bonita, astronómica y tierna que es secuela de la anterior. En 1998, unos astrónomos descubrieron un pequeño asteroide que orbitaba alrededor de otro más grande, cuyo código identificador era 1941BN. Los descubridores, dado el pequeño tamaño del satélite, se acordaron del principito de Saint-Exupéry y lo bautizaron como Petit-Prince.
Casualidad o no, el nombre más común del asteroide 1941 BN, alrededor del cual orbita dicho principito es 45-Eugenia, nombre que luce en honor de la Emperatriz Eugenia, la madre del infortunado petit prince Napoléon Eugène.
jueves, febrero 22, 2007
El Fin del delfín
Cuando yo estaba aún en el Colegio, en el manual de Literatura Española (no me pregunten de qué curso, que mi memoria no da para tanto) se incluían algunos ejemplos de poesía popular de los siglos XV y XVI. Mi favorito, de largo, era el "Planto por Guillén Peraza", pero entre los versos seleccionados había unos que parecen escritos a propósito para la entrada de hoy. Decían, si mal no recuerdo:
Aquellos versillos siempre me parecieron un poco ñoños, pero, por lo que se ve, eran bastante exactos, al menos por lo que atañe a la sensibilidad de los simpáticos odontocetos. Sí alguna duda cabía sobre el talento amatorio-suicida- melodramático de los congéneres de Flipper, Mary G., una hembra de delfín italiana se ha resuelto a despejarlas. Apenado el animalico por la muerte de su cuidadora, ha decidido que vivir ya no le compensa y ha dejado de alimentarse. Sus nuevos cuidadores pretenden salvarlo, pero, al parecer, no se le puede alimentar mediante sonda gástrica, cual si fuera un cruel asesino etarra, porque, mucho más serio en cuanto al rigor del ayuno, el delfín vomita los alimentos.
miércoles, febrero 21, 2007
Bertolt und Hanns
Hoy tenía pensado escribir un post sobre apenados delfines agonizantes, pero dado que algunos de ustedes sospechan que tramo arrojarme de cabeza por las escaleras del Reina Sofía, mejor lo dejo para mañana. Vamos pues, a intentar escribir una artículo sin suicidios.
El otro día, León me devolvió un cachito de infancia al dedicarle una entrada de su bitácora al himno de la República Democrática de Alemania; de la Alemania Comunista, que diría mi abuelo. No es que yo pasara mis veranos infantiles haciendo pintadas en el muro de Berlín o chafardeando para la Stasi. Lo que ocurre es que, cada vez que retransmitían por televisión campeonatos de atletismo, natación o cualesquiera otros deportes en los que hormonar a una rubicunda valquiria otorgara ventaja significativa allí iba yo con la esperanza, rara vez defraudada, de contemplar un triunfo germano-oriental. No es que yo tuviera extrañas fijaciones sexuales, las valquirias rubicundas las prefiero sin clembuterol. Mis fijaciones eran de orden musical. Lo que yo esperaba es que, en la entrega de las medallas sonara su himno nacional. Se conoce que mi incipiento oído melomaniático estaba ya bastante bien afinado: dicha composición no es obra de ningún patrioterillo juntanotas alemán sino de uno de los más interesantes músicos del siglo pasado: Hanns Eisler.
El tal Hanns era un tipo de talento. Nació en Leipzig en 1898, en una acomodada familia judía. Tras servir con gran valentía en la Primera Guerra Mundial, el joven Hanns decidió dedicar el resto de su vida a la música. Fue uno de los primeros discípulos de Arnold Schöenberg y pronto destacó entre los compositores de la escuela dodecafónica. A partir de los años 20, un progresivo acercamiento al Partido Comunista le impulsó a regresar a la tonalidad y , de este modo componer una música que fuera más accesible al proletariado. Cuando los nazis llegaron al poder, su triple condición de judío, comunista y compositor de música degenerada le creó notable incomodidad. Visto lo mal que pintaban las cosas en el viejo continente, el músico hizo las maletas y se traladó a los Estados Unidos. Allí conoció a otro ilustre exiliado alemán: el dramaturgo Bertolt Brecht.
Desde entonces sus vidas estuvieron muy ligadas. No sólo simpatizaron intensamente, sino que colaboraron con asiduidad. Bertolt escribía textos para las canciones de Hanns y Hanns música incidental para los estrenos de Bertolt. Para redondear sus ingresos, el señor Eisler, al igual que hicieron otros ilustres exiliados como Erich Korngold, puso música a varias producciones cinematográficas. Como dato curioso añadiré que estuvo dos veces nominado al óscar, aunque nunca lo ganó.
Sin embargo, acabada la Segunda Guerra Mundial, lo de "compositor judío comunista" volvió a sonar fatal, así que las autoridades norteamericanas lo deportaron a Berlín Oriental tan pronto como pudieron. La acogida fue buena: se reencontró con Bertolt, que no era judío ni compositor, pero comunista lo era con ganas, el gobierno le concedió un puesto de profesor en el conservatorio berlinés y se le dedicaron varios homenajes. Agradecido, compuso el himno de la nueva nación: el hermoso, utópico y solemne "Auferstanden aus Ruinen".
Pero las cosas empezaron a torcerse. Ni Bertolt ni Hanns encajaban bien en su nuevo hogar. El primero era un bohemio convencido, un artista desmañado e hipercrítico de desaseado aspecto - en una ocasión la seguridad le negó el acceso a una fiesta que se daba en su honor al confundirlo con un mendigo-. Además, el feroz escritor no paraba de crearle molestias al régimen con su verbo punzante. Un "oportuno" (y puede que no del todo fortuito) ataque al corazón eliminó semejante molestia en 1956.
Eisler acusó el golpe. Privado de su mejor amigo se refugió en su trabajo. Quiso entonces recuperar parte de sus experimentaciones musicales juveniles y emplearlas en una ópera de proporciones grandiosas basada en el Fausto de Goethe. Sin embargo, los censores estatales calificaron su obra de "burguesa y degenerada" y lo llevaron a juicio como sospechoso de involucionismo y actividades contrarrevolucionarias.
Desencantado, Hanns Eisler se sumió en la más profunda de las depresiones y fue incapaz de terminar la ópera proyectada. Falleció el 6 de Septiembre de 1962.
El hermoso y utópico himno que compuso celebró, sin embargo, los éxitos del régimen que lo traicionó durante 28 años más.
martes, febrero 20, 2007
Suicidio
En la magistral película de Woody Allen "Delitos y Faltas", el desvalido y semifracasado director de cine Clifford Stern, interpretado por el propio Allen, dedica sus mejores esfuerzos a rodar un documental sobre la vida y el pensamiento del doctor Levy, un filósofo judío que, tras sobrevivir a atroces experiencias vitales, desarrolla un sistema de pensamiento de un optimismo inquebrantable y radical. Cuando el cineasta está al borde de culminar la que piensa que va a ser la obra que corone su carrera, el filósofo se arroja por la ventana de su apartamento. Anonadado por la noticia, Clifford Stern tan sólo acierta a comentar:
"Ha dejado una nota. Sólo ha dejado una que dice "He salido por la ventana". ¡Un intelectual destacado y deja una nota que dice "He salido por la ventana"! Era un modelo de conducta, por lo menos podría dejar una nota decente." (1)
Ayer, mi padre me trajo un recorte de periódico que me dejó en un estado de farfullante inquietud semejante al que experiemntaba el personaje de aquella película. Contaba el artículo que Matthew Courtney, un joven y prometedor abogado de 27 años empleado en uno de los más prestigiosos bufetes de Londres, había salido del séptimo piso de la Tate Modern "por el hueco de la escalera". La policía investiga aún con objeto de dilucidar si el fallecido cometió suicidio o si, por el contrario, era el tipo más torpe del Reino Unido. Dado que, según su familia, estaba acumulando jornadas laborales de 15 horas y que, en fechas recientes se había quejado a sus superiores de su excesiva carga de trabajo, los indicios apuntan con firmeza a la primera opción.
Bueno, suicidios hay muchos, me dirán y ese le pilla un poco lejos para tomárselo tan a pecho. Lo admito, pero hay algunas circunstancias que me lo acercan: también yo tengo 27 años, también yo trabajé en un prestigioso e importante despacho de abogados - el mismo, por cierto- y bueno, también yo lo dejé de un modo un tanto brusco. Cierto que de la gran oposoción al gran salto hay un trecho considerable, pero en el fondo son decisiones que se parecen: se podría decir que ambas son modos de decir "¡basta!" sin que te puedan llamar cobarde. De todos modos, quiero pensar que aprenderse el Código Civil de memoria es una opción preferible al trampolín sin piscina.
En fin, antes de que se me dispare la vena elegíaca y les fastidie la tarde con mis endechas, dejemos que el doctor Levy (o el doctor Allen, si lo prefieren) cierre esta entrada:
"Todos nos enfrentamos a lo largo de nuestras vidas con dolorosas decisiones, con opciones morales. Algunas de ellas lo son a gran escala, otras versan de asuntos menores. Pero nos definimos por las elecciones que hacemos. Somos, de hecho, la suma de nuestras elecciones." (2)
(1) "He left a note. He left a simple little note that said "I've gone out the window." This is a major intellectual and he leaves a note that says "I've gone out the window." He's a role-model. You'd think he'd leave a decent note. "
(2) "We're all faced throughout our lives with agonizing decisions, moral choices. Some are on a grand scale, most of these choices are on lesser points. But we define ourselves by the choices we have made. We are, in fact, the sum total of our choices."
lunes, febrero 19, 2007
Zanzíbar
En el siglo XIX, Zanzíbar, una pequeña isla del oriente africano, era un sultanato. Vamos, que allí mandaba un menda con turbante. El caso es que, en 1896, uno de estos enturbantados mandamases, Hamad ben Thuwaini falleció. Mientras Hamad recogía su ración de paradisiacas huríes, un tal Halid le birló el trono a Hamud, hijo de Hamad. Resumo para que no se líen:
- Hamad era el muerto;
- Hamud su hijo; y
- Halid el vivo que le guindó el reino.
Todo este lío moruno le pareció fatal a los ingleses, que por alguna extraña razón eran partidarios del señor Hamud. Así que plantaron unos cuantos barcos en el puerto de Zanzíbar y conminaron al tal Halid a largarse con viento fresco y velocidad límite. Halid debía ser un optimista incurable, porque se planteó la posibilidad de resistir. Claro que, cuando 45 minutos más tarde, los británicos le dejaron el palacio hecho unos zorros a base de cañonazos, recontó sus escasísimas tropas, se mudó al consulado alemán y se rindió sin condiciones.
La guerra de Zanzíbar ha pasado a la historia como la más corta de la que se tenga noticia, pero, desde luego, no se encuentra en la lista de las más emocionantes. A fin de cuentas, una guerra entre el Imperio Británico y el Sultanato de Zanzíbar es el equivalente político-militar a un partido de fútbol entre Brasil y la Antártida.
Pues bien, con el Estatuto de Andalucía, aprobado ayer en referendum,ha pasado tres cuartos de lo mismo. Me explico, si los tres principales partidos políticos del lugar piden el "SÍ" no es raro que ése sea el resultado final. Lo que no entiendo tan bien es que se todos los políticos del lugar se quejen tanto de la bajísima participación. Si tanto interés tenían en que votara más gente que le hubieran dado más emoción, que alguno se hubiera opuesto aunque sólo fuera de boquilla.
Si dejan el resultado tan claro ya desde el principio, que no protesten. Al cambio es como si el sultán Halid se quejara del poco esfuerzo que hicieron los ingleses en desalojarle. ¡Qué falta de respeto! ¡Mira que mandar sólo un par de barcos y no endosarle la Royal Navy al completo!
No es que hiciera ninguna falta, pero más bonito sí que hubiera quedado.
domingo, febrero 18, 2007
Ahorro y Sensualidad
Ayer, Ricitos de Oro tenía la tarde juguetona:
- Mira, mira. Me he comprado un sujetador de Calvin Klein...
Considerando que, en un lugar público, lo más que se podía ver de dicha prenda era cómo un tirante asomaba por el hombro y que la sensualidad de dicho acto es más que cuestionable, decidí responder con neutralidad:
- Ajam.
Visto el poco éxito de su comentario, la señorita, que conoce mis puntos débiles, decidió contratacar:
- ¡Y es de rebajas!
¿Hay algo mejor que una rubita a la moda? Pues sí, lo hay: una rubita a la moda con talento para el ahorro.
viernes, febrero 16, 2007
Salir del armario ropero
Me entero leyendo el periódico, que en la NBA se ha armado la de Dios es Cristo a cuenta de la decisión de un tal John Amaechi, baloncestista retirado, de salir del armario. El mencionado armario, dicho sea de paso, debía de tener tres cuerpos y cinco almas, porque Mr. Amaechi ronda los 2 metros con 10 centímetros y sobrepasa con notable holgura los 120 kilos. Uno pensaría que con semejante presencia nadie iba a tener la imprudencia y falta de lógica de llamarle "mariquita", pero hete tú que sí lo ha habido.
Resulta que, al poco de conocerse la homosexualidad del chavalote, otro jugador jubilado, el más ilustre y chiquitín Tim Hardaway (1,88 m, 88 kilos) se despachó a gusto y le puso verde perejil. A grandes rasgos, el tal Tim dijo que los homosexuales le daban tirria, precisando que "lo primero de todo, es que no desearía tener a un compañero homosexual en mi equipo. Segundo, si estuviese, tendría que saberlo y poner distancia entre ambos, porque no es algo válido para mi." En román paladino, que no le gusta que nubios inmensos le miren el culo en las duchas.
Uno pudiera pensar que el señor Hardaway es un pelín intransigente, desconsiderado y homófobo, pero no, no es eso. La clave no está en las preferencias amatorias de estos dos señores sino en su disparidad de peso y medida. ¿Se pensaban que se los había dado para fardar de mis concocimientos deportivos? Pues no, que uno es modesto y púdico cual inexperta doncella. Se los ofrecí por su relevancia para el caso. Don Tim, los hechos son concluyentes, ha sufrido un violento episodio del "Síndrome de la Chihuahua", que, por si les interesa -y hagan el favor de pronunciar esta frase con acento argentino-, consiste en "el miedo pánico que siente la chihuahua cuando el mastín le olfatea el culo".
Sin embargo, los directivos de la NBA, ajenos a estas disquisiciones filosóficas, le han retirado al tal Hardaway la invitación a diversos festejos que la misma organiza. Acto seguido, personal, jugadores, directivos, amigos y parientes lo han puesto a caldo con entrega y devoción. Curiosamente ha habido una excepción. Una relevante personalidad del mundillo de la canasta le ha prestado su apoyo y agradecimiento. ¿Otro chiquitín con el síndrome chihuahuero? Pues no, ha sido el señor John Amaechi en persona.
"Por lo menos alguien ha dicho lo que piensa, aunque sea una tontería", ha comentado el fornido atleta.
Se conoce que don John se malicia que un buen porcentaje de los que andan por ahí leyendo en alta voz el manual del deportista tolerante piensan para sí lo mismo que el base bocazas pregona y lo más probable es que tenga razón.
jueves, febrero 15, 2007
Friquismo Astral
Advierte el refrán y bastante razón tiene que todo se pega menos la hemosura. La experiencia me permite asegurar que la astronomía para aficionados es sumamente infecciosa y que mi hermano Starbuck sufre la enfermedad del observador de estrellas en su grado más severo. Para que se hagan una idea, cuando el mes pasado le mandaron a pelearse con la red de telecomunicaciones venezolana, nuestra primera conversación telefónica fue tal que así:
- ¿Qué tal se está por Caracas?
- Hombre, mucho curro, pero Sirio se ve bien alto sobre el horizonte y Canopus se observa con toda claridad.
Sin embargo, a parte de algún episódico ataque de tortícolis, consecuencia necesaria de seguir el inmenso catálogo de cuerpos celestes que su dedo señala cada vez que sale de noche al campo, yo pensaba que había quedado a salvo de los efectos perniciosos del contagio.
Anoche supe que no es así y es que, después de estudiar, opté por darme un desintoxicante paseo nocturno. En un momento dado, en lugar de observar el suelo y prevenirme contra las deyecciones de los canes del barrio, alcé imprudente la vista al cielo y vi una bonita estrella de color rojizo. Malacostumbrado a la infalible ciencia de mi hermano, me lamenté: - ¡Qué lástima no poder identificarla!
Sin embargo, mirando un poco más abajo, pude ver tres estrellas balnquecinas perfectamente alineadas. Más abajo aún, una estrella blanco-azulada brillaba con superior intensidad que la primera. Parece que las explicaciones astronómico-fraternales han tenido más efecto en mí del que creía, pues en ese momento reconocí la constelación de Orión.
Tan emocionado me quedé con mi hallazgo que se me escapó un extemporáneo:
- ¡Belteguese, es Belteguese!
Menos mal que los paseantes nocturnos no suelen llevar en la agenda del móvil el teléfono del manicomio. Sospecho que en el loquero no me iban a dejar escribirles a mediodía.
miércoles, febrero 14, 2007
Por el ser el día de los enamorados
Antes de que alguien se dejé media vida buscando a este caballero en el Google les suelto la anécdota. El tal Caraccioli era, en tiempos de Luis XV, el embajador de Nápoles en París. Por hacerse el simpático, el monarca francés sacó el tema que primero se le pasó por la cabeza -siendo un Borbón no podía ser otro- y le preguntó al diplómatico, que tenía fama de galán:
- Contadme, ¿aquí en París hacéis mucho el amor?
Éste contestó:
- En modo alguno, mi señor. Lo compro ya hecho.
De modo que, amparado en la sabiduria del napolitano, puedo entrar en el tema putañeril seguro de no haber hecho nada inapropiado.
Resulta que, en mis tiempos de universidad, tenía un profesor de "algo parecido al marketing" -el nombre verdadero era alguna de esas cursis perífrasis que tanto se dan en los planes universitarios- que tenía un marcado prurito de originalidad. Para ilustrar una de sus explicaciones abrió el periódico, sección de anuncios por palabras, subsección de suripantas y leyó:
- Fulanita. Chica de pueblo. Tantas pesetas.
A continuación, atraída la atención general por el insólito anuncio, se puso a hablar de estrategias de diferenciación y de la búsqueda para el producto de un adecuado nicho de mercado. Aquellas explicaciones no avivaron mi interés por el marketing, que es y será nulo, pero me descubrieron el anuncio por palabras como género literario. Desde entonces, tengo la costumbre de ojear periódicamente la sección de suripantas en busca de nuevos hallazgos. El otro día, mi paciencia fue magníficamente recompensada. El anuncio incluía la fotografía de una rubia pechugona y decía tal que así:
- Ágata. Apaga mi fuego o arde conmigo. 160 €.
Difícil introducir mayor intriga en menos espacio. Observen cómo se nos presenta una disyuntiva, dos posibles actividades que doña Ágata realiza previo pago de 160 euros. Dada la ubicación del anuncio, parece indudable que una de ellas sea la práctica más o menos hábil del acto sexual. ¿Pero cuál? ¿Será la de apagar el fuego o la de arder en compañía? ¿Qué demonios será la otra? ¿Qué ocurre si un cliente se equivoca y solicita la que no es? ¿Lo quemará Ágata a lo bonzo en cuanto suelte la pasta? ¿Le dará un extintor? ¿La pasta es para pagar los derechos del examen para ingresar en el cuerpo de bomberos?
Enigmas sin número, ya lo ven. Lo mismo debía mandar a Edipo para que lo investigara. A fin de cuentas, esto es como la Esfinge de Tebas, pero de pago.
martes, febrero 13, 2007
Snowy en Barajas
La prensa gratuita tiene dos grandes virtudes. La primera y más evidente es lo barata que sale: si tienes la osadía de acercarte a menos de cien metros de una boca de metro durante la hora punta de la mañana, unos amables caballeros con chubasqueros de colores te la introducirán, gratis et amore, por todas las oquedades corporales que imprudentemente dejes al descubierto. La otra gran ventaja es, que a la portada de un periódico gratuito puede llegar absolutamente cualquier cosa.
Sin ir más lejos, en el diario que me han endosado esta mañana, la portada la ocupaba Snowy. El tal Snowy, para su información, es el can de la foto. Según parece, sus dueños, una pareja de turistas británicos, lo facturaron, convenientemente enjaulado, cuando abandonaron su patria camino de Madrid.
Craso error, si quieres que tu mascota sobreviva a Barajas, lo peor que puedes hacer es disfrazarlo de maleta. A juzgar por lo que se cuenta, una maleta destinada al aeropuerto matritense tiene tantas posibilidades de acabar allí como en la oficina de objetos perdidos del aeropuerto de Katmandú. Así, pues, ocurrió lo que era previsible y los ingleses recibieron la jaula abierta y sin relleno, pero, lejos de conformarse con la pérdida, decidieron revolver Roma con Santiago para recuperar al perdido animal. Tanto dieron la matraca que el personal de seguridad del aeropuerto organizó una batida en pos del escurridizo cánido fugitivo.
Semana y media después de la desaparición, el tal Snowy fue localizado en las inmediaciones de la T-1, donde había encontrado su lugar en el mundo dedicándose con fervor a la caza de hispánicos conejos (así entre nosotros, no es el primer turista inglés que viene para eso). Tan a gusto debía estar el bicho en su nuevo hábitat que, lejos de dar la bienvenida a sus rescatadores, le propinó un alevoso mordisco a un guardia de seguridad (entre nosotros también, tampoco es el primer turista inglés que lo hace).
Devuelto el bicho a su propietaria, uno de los integrantes de la batida, declaró al periódico: "Fue una gran suerte que el animal permaneciera cerca de las inmediaciones de la T-1 y que no haya huído a la T-4."
En efecto, una gran suerte, si Snowy se llega a refugiar en la T-4 se hubiera perdido él, se hubieran extraviado los rescatadores, se hubiera perdido todo rastro de los rescatadores de los rescatadores... y, a estas alturas, estaríamos mandando a la brigada paracaidista para sacarlos a todos a rastras de la oficina de objetos perdidos del aeropuerto de Katmandú.
lunes, febrero 12, 2007
Comparativas
"Cuando los demás meten la pata, se dice que es un lapsus; cuando lo hago yo, es una majadería o una solemne tontería."
Puede que sea verdad, esta señora me resulta demasiado transpirenaica como para seguir sus andanzas al detalle, pero no entiendo por qué la comparan con el señor Rodríguez . Hasta donde yo recuerdo, cada vez que don José Luis dice una majadería o una solemne tontería, enseguida aparece Rubalcaba para decir que ha sido un lapsus.
domingo, febrero 11, 2007
El Tiempo vencido por la Esperanza y la Belleza
Últimamente tengo un tanto descuidada mi vieja tradición de los artículos dominicales gafapasteros, pero, comoquiera que ayer me regalé una de mis antaño frecuentes mañanitas de museo, hoy tocará hablar de cuadros.
Después de regodearme con una completa inspección de la interesante exposición sobre Tintoretto que temporalmente ocupa la galería principal del Prado decidí aprovechar el viaje y ojear alguno de mis cuadros favoritos. Como ya me había administrado una ración más que razonable de pintura veneciana, opté por uno de mis paisajistas preferidos: Claude Gellée, más conocido por Claudio Lorena, pues recordaba que el Prado conserva cinco magníficos paisajes del lorenés, los cuales contemplé a mi plena satisfacción.
Lo que había olvidado es que, en la pared contigua, se exhibe un cuadro que, si bien no me entusiama como pintura, nunca deja de procurarme una sonrisa. Se trata de "El Tiempo vencido por la Esperanza y la Belleza", de Simon Vouet.
El lienzo, una de esas afectadas alegorías que tanto gustaban en el barroco francés presenta al tiempo como un gruñón anciano alado, que, derribado en el suelo, ha de soportar las vejaciones a las que le someten dos belicosas mozas - la Esperanza y la Belleza- y unos innominados amorcillos, que se unen a la jarana para alegrarse el día, en el más cumplido estilo kaleborrokista que imaginarse pueda.
La parte cómica del asunto no está solo en los mordiscos salvajes que uno de los angelotes le arrea al pobre Cronos, sino en las caras de las aguerridas muchachas. Si se fijan, observarán que la de la izquierda, que viste de rojo, es bastante mona, cosa que no se podría afirmar de su nudista compañera sin ofender gravemente a la verdad. Bueno, podrán decir, sólo una de las dos mozas representa a la Belleza, la otra puede parecer un cercopiteco borracho sin inhabilitarse para encarnar a la Esperanza. No lo niego, pero es que es la Belleza la que está en porretas.
¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Tan descabalados estaban los conceptos estéticos en el XVII francés? Pudiera ser, pero hay una explicación más simple.
Sepan señores, que Simon Vouet, además de un pintor habilidoso era un hombre casado. La Señora de la derecha representará a la Belleza con escasa fortuna, pero desempeñaba otro papel con mucho mayor aprovechamiento y talento: el de señora de Simon Vouet.
Admitámoslo, por más que uno pueda ser un pintor de talento y un alegorista competente, dormir en el sofá es bastante incómodo.
viernes, febrero 09, 2007
Cosas que hacer en Tenerife cuando estás (callado como un) muerto
Hace unos años, el ayuntamiento matritense tenía instalado, en la esquina de un parque cercano a mi casa, un medidor de ruido. No obstante lo bucólico del emplazamiento, en mi vida lo ví bajar de los 60 decibelios. Debe ser que los madrileños somos escandalosos por naturaleza, porque en Santa Cruz de Tenerife estas cosas no pasan.
Allí, un tribunal ha suspendido cautelarmente los actos callejeros del Carnaval por atentar la alharaca que conllevan contra los derechos fundamentales de los vecinos. Precisando más, se ha señalado que los ruidos no deben exceder ni de 55 decibelios durante el día ni de 45 por la noche. No sé que baremos manejan sus señorías, pero para mí que son los de contaminación acústica en el desierto del Gobi, porque para una ciudad son tirando a bajitos. Para que se hagan una idea, el ruido de un atasco a cinco metros ronda ya los 70. Dicho de otro modo, en Santa Cruz de Tenerife está permitido hablar bajito, si es de día. De noche, mejor por señas.
Miedo me da que esto se generalice. Dado lo aficionados que somos en Carpetovetonia a la hipercorrección política no sería de extrañar. En tal caso despídanse del chupinazo en Pamplona, de la Semana Grande en San Sebastián, de los Moros y Cristianos en medio Levante y, sobre todo, de las Fallas valencianas. Si el Carnaval de Tenerife atenta contra los derechos individuales, las Fallas, como poco, constituyen un crimen contra la humanidad. Suerte tendrán los valencianos si no son deportados a Siberia en masa y sustituidos por suizos sordomudos, que son notoriamente más silenciosos.
Mientras tanto, fiel a mi autoimpuesta tarea de fomentar el bienestar común, he decidido elaborar una lista de actividades de las que todo buen tinerfeño debiera abstenerse en el futuro para no hacerse responsable de mermar los derechos de sus conciudadanos:
- Arrancar vehículos de motor. El modo correcto de comenzar la marcha no es ese, sino empujarlo cuesta abajo. ¿Se creían que el Teide estaba allí para hacer bonito? Pues no, la naturaleza es sabia y no gasta en balde.
- Frenar con brusquedad. Si ladera abajo el coche se le embala y pierde el control, en modo alguno pise el freno, ya que el roce de los neumáticos con el suelo produce un estruendo atroz. Tampoco es lícito estamparlo contra un muro. Lo suyo es arrojarse al mar, que suena menos. No se quejen, que es fácil, tienen mar por todas partes. ¿No les decía yo que la naturaleza es bachillera?
- Llamar a un Taxi. No sólo es que se prohíba berrear, es que, para volver a ponerlo en marcha lo va a tener que empujar hasta la cima del monte y no compensa. Mejor vayan andando, que la isla no es tan grande. Peor sería ser en Australia.
- Tocar las campanas para llamar a misa. Así contribuimos a la laicidad del Estado, que está muy de moda.
- Llamar a la oración desde el alminar o minarete. Lo siento, sé que no va a ser bueno para la Alianza de Civilizaciones, pero es que los almúhedanos gritan como condenados.
- Estornudar. La buena praxis debiera excluir de la prohibición los estornudos proferidos sin culpa del estornudante. Sin embargo, acatarrarse en Canarias, con el clima que tienen, es un acto doloso per se. Prohibido queda.
- Bailar zapateados flamencos. Son admisibles en cambio las isas, la sardana y el minué, que se bailan con pasitos pequeños y silenciosos. Son admisibles, claro está, siempre que se bailen sin música.
- Discutir de política.
- Discutir de fútbol.
- Discutir de lucha canaria.
- Discutir en general. Esto sí que va a ser un consenso y no lo de la Transición.
- Pero sobre todo, sobre todo, queda prohibidísimo jugar al tenis con María Sharapova. (1)
(1) Supongo que en realidad será necesario prohibir todo genero de juegos con la tenista rusa, ya que si en el tenis alcanza los 110 decibelios, en otras actividades ha, por fuerza, de escandalizar lo suyo. No obstante, con todo el dolor de mi corazón se lo digo, carezco de pruebas.
jueves, febrero 08, 2007
De independientes, dependientes e indecentes
Glosaba ayer J.A. García Amado el lamentable espectáculo de estos jueces nuestros (grandes han debido ser nuestros pecados para haber tales juzgadores) cuyos votos pueden determinarse con inflexible certeza averiguando quién propuso su nombramiento. La imagen que ofrecen estos magistrados de granítica ligazón política es tan indignante que ganas me entran de tornarme epigramático, mordaz y quevedesco para así protestar en verso.
Con jueces y políticos de este jaez, las coplas me salen solas. Podría, por ejemplo, decir:
"Con una venda cegada,
pintaban a la Justicia.
La venda, caída al cuello,
sírvele ahora de brida."
O si no:
"Si quieres saber, Perico,
el juicio del magistrado,
mira el forro de la toga
a ver quién se la ha pagado."
Pero en fin, dejemos los versitos y pasemos a las consejas históricas, que son más habituales por estos reinos. No es novedad que quienes mandan deseen hacerlo sin cortapisas, por eso, la existencia de poderes independientes siempre ha molestado lo suyo a reyes, cónsules o emperadores. Antes de la Revolución Francesa la mosca cojonera que más inquietaba los testes reales no era la Justicia, que era Justicia del Rey, sino la Iglesia. La solución más cómoda para evitar las molestias que podían causar los clérigos probos y acusadores era colocar un amiguete en el papado o, a falta de medios suficientes, en el obispado correspondiente.
Enrique II, rey de Inglaterra, que no paraba de tener problemas con la Iglesia Católica en general y el arzobispo de Canterbury en particular lo sabía muy bien. Por eso, cuando el obispo Teobaldo falleció en 1161, pulsó todos los hilos que estaban a su alcance para que le sucediera su más íntimo amigo, el Lord Canciller Thomas Becket. El tal Thomas era un tipo curioso; mientras fue canciller fue el más eficaz de los servidores del Rey, cumplió con firmeza sus órdenes, presionó por igual a clérigos y seglares, acompañó al Rey en negocios y francachelas y juntos dejaron exhausto y agotado al gremio de suripantas, rameras, izas, rabizas y colipoterras de la ciudad de Londres y alrededores. Se conoce que el señor Becket consideraba que aquellas eran sus obligaciones como canciller, pero su idea de las responsabilidades de un obispo eran muy distintas. Al cabo de ser investido en su nueva dignidad Thomas cambió el jubón por el cilicio, el putiferio por la catedral y la obediencia al Rey por la más firme defensa de los derechos eclesiásticos que jamás conoció el país inglés.
A Enrique no le sentó demasiado bien el viraje de su amigo. Su enemistad fue creciendo al paso de los años hasta culminar con el asesinato del obispo en el atrio de su propia iglesia el 29 de diciembre de 1170. Dicho sea de paso, fue un error monumental. Si Becket era peligroso como obispo respondón, como reverenciado mártir de la libertad era temible. Tan presionado se llegó a ver el monarca -la excomunión le rondó muy de cerca- que, el 12 de julio de 1774, Enrique hubo de hacer pública penitencia flagelándose ante la tumba de su enemigo.
¿No habrá en toda la carrera judicial patria un solo Thomas Becket que mandar al Constitucional?
miércoles, febrero 07, 2007
Onomástica tradicional
Estaban dando en televisión la notica del fallecimiento de Erika Ortiz, la hermana de la "princeza" con "z", cuando mi madre comentó:
- Erika, ese nombre no es de aquí.
- Bueno, más bien es noruego o así a manera.
Ya iba yo a largarle un rollo sobre Erik el Rojo y la colonización de Groenlandia cuando mi dilecta progenitora decidió profundizar en el tema de los nombres:
- Lo sabía, en mi pueblo nadie se llamaba así.
- Bueno, mamá, no sé yo si ese método es muy fiable. A fin de cuentas no es una localidad tan grande. Tiene que haber muchos nombres perfectamente tradicionales y castellanos sin representación en el lugar.
Comoquiera que mi madre defendía la pertinencia de su método, decidí ponerlo a prueba. Tomé el santoral romano y fue proponiendo nombres. Me está bien empleado, por discutir con mis mayores. Los ha clavado uno tras otro, con mote y señas personales:
- ¿San Nicolás?
- Nicolás, el de las cabras.
- ¿Santa Florentina?
- La Florentina, la que hacía flores de tela (parece lógico).
- ¿Eugenia?
- Claro, la madre del "Quemaíllo".
- ¿Julián?
- Claro, Julián "el Lila"...
Y así hasta las dos docenas. Menos mal que para San Canuto se ha quedado sin respuesta. Claro, que el virtuoso hijo de Suenón, rey de Dinamarca, muy de por aquí tampoco era.
martes, febrero 06, 2007
De Rimas y Confusiones
En el preámbulo al "Paradise Lost", John Milton explicaba por qué renegaba de la rima en favor del verso blanco:
"[...]la rima no es un complemento necesario de la buena poesía, especialmente en las obras largas, sino el invento de una bárbara época con objeto de compensar temas innobles y metros cojos; agraciado sin duda por el uso que de él han hecho algunos famosos poetas modernos, pero continuado por costumbre para su propio vejamen, incomodidad y obligación de expresar las cosas de modo distinto y, por lo general, peor del pretendido."
Milton exageraba, pero, a fin de cuantas, lo hacía casi siempre: probablemente era lo que le convertía en un poeta épico de tan gran calibre. Sin embargo, en una cosa tenía razón: la rima es peligrosa y puede llevarte a peligrosas confusiones. Una de mis compañeras de oposición tenía un problema al hablar de ciertas instituciones del derecho civil gallego: las agras y los vilares. Impulsada por la velocidad inherente al cante y el gusto por la rima, la muchacha era incapaz de no decir agras y viagras, que es rima rotunda y consonante. Desde que es consciente del problema, la diligente opositora ha invertido el orden de la exposición para hablar de vilares y agras, que induce menos al error. Una lástima, seguro que al tribunal le hacía ilusión que una rubia espigada les hablara de pastillitas azules y revigorizantes.
Sin embargo, en otras ocasones, el cerebro se equivoca a su aire y sin necesidad de invocar el consonante (ya les conté, por ejemplo, la anécdota de mi madre y su vecina "la Garbanza"), pero ayer añadí una nueva a mi colección. Estaba de cháchara con mis compañeros de fatigas memorísticas y nos pusimos a hablar de donar sangre (somos así de benéficos y ejemplares y, ¡qué demonios!, te dan un sandwich de chopped por la jeta). Alguien comentó que una ventaja de donar es que, de paso, te hacían la prueba de la Hepatitis, el SIDA y demás enfermedades infecciosas. Una de mis compañeras, cuyo córtex tenía el día hipocondríaco y juguetón exclamó:
- ¿Y si te dicen que tienes el VHS? ¿Qué haces?
- Comprarte un DVD, que están baratos.
lunes, febrero 05, 2007
Españolista el último y taifas para todos
Don Pedro Ruiz de Azagra era un aventurero intrépido, imaginativo y montaraz. Nacido en Azagra, Navarra, en algún indefinido momento del siglo XII pronto descubrió que lo que de verdad le tiraba en esta vida era la batalla, el pillaje, el latrocinio y el saqueo. Era ésta vocación muy difundida por la época y la multitud de pequeños reinos que proliferaban en la península dejaba amplio margen para su práctica. Don Pedro, en consecuencia, reunió a unos cuantos amigotes y se entregó a ella con devoción.
Mientras andaba de aquí para allá afanando lo que podía, el perspicaz muchachote navarro se dio cuenta de que el Rey moro de Valencia andaba demasiado ocupado dándose de galletas con el de Granada como para preocuparse en demasía de qué ocurría en sus territorios de Albarracín (provincia de Teruel, para el que no se oriente).
Como la ocasión la pintan calva y no era cuestión de dejar pasar oportunidad tan jugosa de hacer fortuna, el señor Ruiz y sus compadres se presentaron en Albarracín, pasaron a cuchillo a la guarnición y se instalaron en el lugar para su mayor comodidad y disfrute. Mucho debió placer el lugar a don Pedro, pues decidió quedarse como señor de aquellas tierras. Esta decisión, no obstante, implicaba un problema: el nuevo señor de Albarracín ni poseía título habilitante que le permitiera acceder a la realeza ni estaba dispuesto a declararse vasallo de monarca terrenal alguno que pudiero limitar su soberanía. Sin embargo, como ya advertí, el azagrés era hombre de fértil imaginación que no tardó en hallar la solución más conveniente. Ni corto ni perezoso, don Pedro nombró Reina de Albarracín a la Virgen María, proclamándose de inmediato su fiel y cumplidor vasallo. Las ventajas de la virginal soberanía eran indudables. No sólo es que nadie fuera a discutir los títulos de propiedad y realeza de la madre de Dios, sino que, por tener María su residencia fuera de aquellos reinos, necesitábase gobernante resuelto y capaz que en su nombre los administrase. ¿Quien mejor que don Pedro Ruiz de Azagra? Pues nadie, se lo digo yo.
Pasados los siglos, sin embargo, las montunas taifas sin dueño se han vuelto singularmente escasas. Los aventureros con afán de mando han debido buscar nuevos lugares para hacer su santa voluntad y, cómo no, los han hallado. Lo que se podía hacer en una taifa turolense, parece ser que cuela igual en la autonomía gallega. Ayer, sin ir más lejos, el presidente del PP de Galicia, señor Núñez Feijoo, tuvo el santísmo cuajo de declarar que los textos de los Estatutos de Autonomía de Andalucía y Castilla La-Mancha son en exceso "españolistas" por incidir en demasía en la "unidad de España". Para remediar semejante desafuero, don Alberto, quien según declaración propia "lleva el galleguismo en la sangre", ha anunciado que desea pactar con el PSOE y los nacionalistas una solución que a todos satisfaga.
¡Miña Santiña! A que se declaran vasallos de la Virgen.
domingo, febrero 04, 2007
Crítica de cine
Ya que ayer fui a ver "Apocalypto" voy a recuperar esta vieja tradición mía de hacer crítica de cine en una sola frase. Allá que voy:
"Aunque estés inmerso en una profunda crisis, sacrificar a Ronaldinho no es la solución."
He dicho.
viernes, febrero 02, 2007
De la realidad y la ficción
Hace unos cuantos años yo era bastante aficionado a una serie de humor norteamericana. Su título original era "The Fresh Prince of Bel-Air", pero en España prescindimos de frescuras y lo dejamos en "El Príncipe de Bel-Air". Mi abuela, considerablemente más sintética lo dejó en un escueto "Los Negros":
- ¡Vaya vicio tenéis con los negros!- y cambiaba de canal.
El caso es que, en uno de los capítulos de la serie, se relataba el funeral de un desaprensivo y odioso personaje. Conforme a la tradición del lugar, sus conocidos, amigos, parientes y amantes tomaban la voz por turno para hablar del fallecido. Sin embargo, dadas las poco honorables cualidades personales del difunto, en lugar de entonar su panegírico, los oradores mostraban su hondo regocijo por el deceso del atrabilario individuo.
Avergonzado por dicha actitud, uno de los presentes se alzaba en pie y exclamaba:
- No puedo creer lo que están haciendo. Está el pobre hombre aquí, de cuerpo presente y no son capaces de decir una sola palabra buena de él.
Uno de los aludidos, molesto por dicha acusación, replicaba:
- Y tú, ¿quién demonios eres?
- ¿Yo? Bueno, yo... el tío que se lo cargó.
Hasta aquí "los negros". Ahora debemos cambiar de escenario.
En Fago, un pueblecito del pirineo oscense, el alcalde fue emboscado y asesinado hace tres semanas. Aunque diga el refrán que del roce nace el cariño, en los pueblos pequeños, del roce lo que suele salir son chispas. Tal vez por eso, cuando los periodistas entrevistaron a los lugareños no les costó mucho encontrar gente que pusiera de verde perejil al fallecido regidor. El hombre, dicho sea en justicia, debía tener también sus partidarios, pues había ganado las elecciones tres veces consecutivas con abrumadoras diferencias de voto, pero estos no hablaban. Se conoce que una vez comenzaron los tiros hallaron prudente hacer mutis por el foro y no postularse a blanco de nuevos disparos vengadores.
No obstante, uno de los vecinos que despotricaban contra el difunto consideró necesario matizar que aquel crimen era "un disparate, la guinda final de una serie de disparates".
- Hombre, menos mal, ¿y quién fue el hombre honrado que tuvo la decencia de recordarlo?
- Bueno, pues, él es... esto... el tío que la Guardia Civil ha detenido esta mañana por su implicación en el crimen.
Visto queda que la realidad imita el arte, pero, la verdad, bien pudiera buscarse modelos más honrosos.
jueves, febrero 01, 2007
Surrealismo comercial
Cuando yo era pequeño, el ABC tenía un suplemento dominical de humor llamado "El Loro" que valía su precio en polonio radiactivo. Mi abuela guardaba aquellas revistillas en un cajón y yo, cada vez que iba al pueblo, me las repasaba de cabo a rabo. Especial diversión me procuraban los diálogos absurdos que allí escribían Tip y Coll. Eran aquellas unas piezas de gozoso surrealismo en las que la enloquecida pareja intercambiaban delirantes apreciaciones del jaez de "quien calla otorga, como las mantecadas". De ahí me viene el gusto por el humor desquiciado y aburdo que aún conservo. Sin embargo, con el ABC en estado catatónico y sus humoristas muertos o en desbandada he tenido que buscar nuevas vías de suministro de absurdos.
La más fructífera, sin duda, han sido los anuncios radiofónicos. así como en la televisión se tiende a elaborar pequeñas películas de alambicado contenido, la radio, más tradicional, sigue siendo partidaria de la comunicación directa y surreal. Ya comenté un ejemplo en cierta ocasión, pero ahora hay uno de laxantes que me tiene sumamente intrigado.
Sin introducción alguna se escucha la voz de un varón que le comenta a otro:
- Oye, Carlos, me ha dicho tu novia que ya no tienes problemas para ir al baño, ¿cómo lo haces?
El tal Carlos, de un buen humor que bordea lo psicotrópico le cuenta pormenorizadamente a su amigo cómo la administración de un nuevo laxante soluble con sabor a café le ha dejado las tripas en perfecto estado de revista y desfile.
Yo lo que me pregunto es qué clase de relación hay entre estos tres. ¿Por qué le hace tanta ilusión a este hombre que el pregunten por su tracto intestinal? ¿Tanto tiempo pasan juntos la novia y el amigo que acaban por hablar de las tripas de Carlos? ¿A él no le preocupa esto? ¿Son más llevaderos los cuernos que el estreñimiento?
El tal Carlos sabrá lo que hace con su vida, pero a mi me viene un amigo con esas y le respondo que pase que se encalome a mi novia, pero que por lo menos tengan la decencia de hablar de fútbol.
Uno tiene su dignidad después de todo.