miércoles, febrero 21, 2007

Bertolt und Hanns

Hoy tenía pensado escribir un post sobre apenados delfines agonizantes, pero dado que algunos de ustedes sospechan que tramo arrojarme de cabeza por las escaleras del Reina Sofía, mejor lo dejo para mañana. Vamos pues, a intentar escribir una artículo sin suicidios.

El otro día, León me devolvió un cachito de infancia al dedicarle una entrada de su bitácora al himno de la República Democrática de Alemania; de la Alemania Comunista, que diría mi abuelo. No es que yo pasara mis veranos infantiles haciendo pintadas en el muro de Berlín o chafardeando para la Stasi. Lo que ocurre es que, cada vez que retransmitían por televisión campeonatos de atletismo, natación o cualesquiera otros deportes en los que hormonar a una rubicunda valquiria otorgara ventaja significativa allí iba yo con la esperanza, rara vez defraudada, de contemplar un triunfo germano-oriental. No es que yo tuviera extrañas fijaciones sexuales, las valquirias rubicundas las prefiero sin clembuterol. Mis fijaciones eran de orden musical. Lo que yo esperaba es que, en la entrega de las medallas sonara su himno nacional. Se conoce que mi incipiento oído melomaniático estaba ya bastante bien afinado: dicha composición no es obra de ningún patrioterillo juntanotas alemán sino de uno de los más interesantes músicos del siglo pasado: Hanns Eisler.

El tal Hanns era un tipo de talento. Nació en Leipzig en 1898, en una acomodada familia judía. Tras servir con gran valentía en la Primera Guerra Mundial, el joven Hanns decidió dedicar el resto de su vida a la música. Fue uno de los primeros discípulos de Arnold Schöenberg y pronto destacó entre los compositores de la escuela dodecafónica. A partir de los años 20, un progresivo acercamiento al Partido Comunista le impulsó a regresar a la tonalidad y , de este modo componer una música que fuera más accesible al proletariado. Cuando los nazis llegaron al poder, su triple condición de judío, comunista y compositor de música degenerada le creó notable incomodidad. Visto lo mal que pintaban las cosas en el viejo continente, el músico hizo las maletas y se traladó a los Estados Unidos. Allí conoció a otro ilustre exiliado alemán: el dramaturgo Bertolt Brecht.

Desde entonces sus vidas estuvieron muy ligadas. No sólo simpatizaron intensamente, sino que colaboraron con asiduidad. Bertolt escribía textos para las canciones de Hanns y Hanns música incidental para los estrenos de Bertolt. Para redondear sus ingresos, el señor Eisler, al igual que hicieron otros ilustres exiliados como Erich Korngold, puso música a varias producciones cinematográficas. Como dato curioso añadiré que estuvo dos veces nominado al óscar, aunque nunca lo ganó.

Sin embargo, acabada la Segunda Guerra Mundial, lo de "compositor judío comunista" volvió a sonar fatal, así que las autoridades norteamericanas lo deportaron a Berlín Oriental tan pronto como pudieron. La acogida fue buena: se reencontró con Bertolt, que no era judío ni compositor, pero comunista lo era con ganas, el gobierno le concedió un puesto de profesor en el conservatorio berlinés y se le dedicaron varios homenajes. Agradecido, compuso el himno de la nueva nación: el hermoso, utópico y solemne "Auferstanden aus Ruinen".

Pero las cosas empezaron a torcerse. Ni Bertolt ni Hanns encajaban bien en su nuevo hogar. El primero era un bohemio convencido, un artista desmañado e hipercrítico de desaseado aspecto - en una ocasión la seguridad le negó el acceso a una fiesta que se daba en su honor al confundirlo con un mendigo-. Además, el feroz escritor no paraba de crearle molestias al régimen con su verbo punzante. Un "oportuno" (y puede que no del todo fortuito) ataque al corazón eliminó semejante molestia en 1956.

Eisler acusó el golpe. Privado de su mejor amigo se refugió en su trabajo. Quiso entonces recuperar parte de sus experimentaciones musicales juveniles y emplearlas en una ópera de proporciones grandiosas basada en el Fausto de Goethe. Sin embargo, los censores estatales calificaron su obra de "burguesa y degenerada" y lo llevaron a juicio como sospechoso de involucionismo y actividades contrarrevolucionarias.

Desencantado, Hanns Eisler se sumió en la más profunda de las depresiones y fue incapaz de terminar la ópera proyectada. Falleció el 6 de Septiembre de 1962.

El hermoso y utópico himno que compuso celebró, sin embargo, los éxitos del régimen que lo traicionó durante 28 años más.

12 comentarios:

Tamaruca dijo...

¿Me puedes explicar por qué siempre he odiado la asignatura de historia y sin embargo leer tu blog me resulta tan apasionante?

No te suicides, por favor. Cantamos el himno alemán si hace falta ;)

Leon dijo...

Capitan, me alegro de que te haya gustado el post del himno de la RDA. A mi también me trae un montón de recuerdos y es una música muy bonita. Tengo hasta una camiseta de la selección de fútbol de la DDR, con el compás y el martillo aquel. Chorradas que hace uno cuando está en Berlín.
No conocía la historia del compositor Eisler, pero es muy interesante por lo que supone de la decepción que fueron los países comunistas.

Esther Hhhh dijo...

Bueno, la verdad es que Alemania tiene uno de los himnos más aceptables, en lo que a himnos de países se refiere. A mi personalmente me gusta bastante el de Italia, porque es muy alegre. Y ahora mismo no me viene a la cabeza ninguno más.. Ah si, el divertido himno Australiano, jejeje.
Desdeluego el de España, personalmente no me gusta siempre lo he encontrado horrible, ni siquiera me gusta como marcha militar, hasta en eso hay marchas mejores.
Sin embargo me encanta el de Valencia. Obra, por cierto, del Maestro Serrano. Mi querido Capi, os invito a hablar de él ya que os gusta la historia, la música y además, hablamos de himnos...

Besitos Capi, ah y gracias por la aclaración respecto al suicidio, me habeis dejado mucho más tranquila.

querida_enemiga dijo...

Historia es mi asignatura favorita.

Capi, en serio que te lo curras. Besos.

Anónimo dijo...

me jorobo yo capitán con lo bonito de los himnos si representaban, como en este caso a la tiranía. Le adormilaban con el opio del himno y hasta se disimulaba que el himno apestaba a clorembuterol.
Para himno precioso, el extraoficial nazi, el Horst Wessel y como enlace el triunfo de la voluntad de la Leni cuando lo cantan al final de la película.

Ros dijo...

pero tu no querías cambiar de tema... pero no querías dejar la pena a un lado... ays ays ays que no hacemos carrera...

Blanco Humano dijo...

Groucho Marx decía* que la justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música, y como lo dijo Groucho tengo que estar de acuerdo. Los himnos son música militar, no?

A mi personalmente los himnos me parecen horribles, el único que me emociona un poco es la Marsellesa, pero no se si es porque me recuerda una emotiva secuencia de Casablanca.

Dicho todo esto, solo me queda añadir que no conocía este himno y que es la cosa más bonita que he escuchado en mucho tiempo.
A lo mejor es que hay himnos que merecen la pena ser escuchado.
Este ya lo llevo escuchado 5 veces seguidas

PD: vale, el himno Australiano también me gusta ¡pero ni uno más!

*San Google no acaba de estar seguro de si ésta cita pertenece a Groucho o a Georges Clemenceau, como yo no estaba delante no se quién lo dijo primero realmente.

Blanco Humano dijo...

(creo que Groucho hacía referencia a la inteligencia militar, más que a la justicia militar; tampoco importa demasiado para este caso, supongo)

Enrique A. dijo...

Capitán, ¿el himno en cuestión es ese cuya letra dice algo así como "no intentes escapar, la valla eléctrica te matará si los perros no lo han hecho ya" (o algo similar que salía en Top Secret?

Achab dijo...

Tamaruca:

Vale, pero no me hagas falsete en la parte de "Über Deutschland scheint" que luego queda muy forzado.

León:

Y la coronita de centeno, que también tenía su aquel.

Esther:

El de Valencia también lo tengo asociado a recuerdos infantiles. Algúun día.

Querida_enemiga:

Vaya, gracias.

Roland:

A usted es que le puede la afición. Le admito lo de Leni, pero el Horst Wessel (que por cierto sí que llegó a ser himno oficial) es bastante normalito.

Tendría un pase sin esos tambores sobreacelerados que le solían meter detrás, pero es que en ese caso se notaba demasiado que la canción era en origen una cancioncila de marineros murriñosos.

Lo mismo un día me animo y cuento alguna shistorietas osbre ese himno también.

Halo:

Me ha salido sin querer.

Blanco humano:

Bueno, la mayor parte de himnos son marchas militares, pero hay unos cuantos que no (el de Valencia que decía Esther, por ejemplo, que es más de irse de fallas)

Achab dijo...

Myca:

No, el himno es anterior a la construcción del muro y sólo habla de amor, reconstrucción, educación y el sol brillando sobre Alemania...

Si lo hubuiera compuesto unos años más tarde hubiera sido muy diferente, supongo.

Azena dijo...

qué bonito...