El catecismo patriótico de 1808 lo dejaba bien claro:
"-Padre, ¿es pecado matar franceses?
-No, antes bien se merece mucho si con esto se libra la Patria de sus insultos, robos y engaños."
Por aquellos tiempos, queda bien claro, apiolar gabachos era tan clara seña de patriótica hombría y recta españolidad que no es de extrañar que la gente se dedicara a tal empeño con incansable devoción.
A los alegres muchachos del pasamontañas y la txapela, que no se consideran españoles ni por el forro de la boina, les debe de pasar algo parecido, porque le pegan cuatro tiros a un gendarme y, lejos de tenerlo por pecado, les parece un incidente. Meritorio, probablemente, pero eso último se lo callan.
A fin de cuentas, están de tregua.
lunes, abril 11, 2011
Catecismo
Categorías: Euskal Herria, noticiario, política
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