jueves, diciembre 15, 2005

Tu gran boda griega

El programa se llama "Mi boda gay". Mi hermano (Starbuck, de hoy en adelante), con su característico y cazurro sentido del humor, lo ha rebautizado como "Tu gran boda griega". No pienso explicar el chiste. Si alguien no lo ha cogido aún es mejor preservar el candor de su alma. Por completar la filiación del programa añadiré que lo emite el canal Cuatro de mis entretelas y que es tan cutre, tan malo y tan delirante que mi hermano se ha enganchado.

Una lástima que mi horario de estudio esclavista me impida unirme a Starbuck en la contemplación de semejante horror, pues ambos disfrutamos considerablemente contemplando estupefactos las miserias de la especie. A ver, calmaos, lo de la miseria no viene por la parte gay sino por la parte nupcial: esos chaqués blancos, esos novios portando un gladiolo inmenso a modo de ramo, esas tartas con extra de nata brutalmente atacadas con un espadón toledano, esos parientes vociferantes y orgullosos... A fin de cuentas, eso pasa en cualquier boda de pueblo que se precie.

Pero hoy se han rebasado los límites más elementales. La cosa ha llegado a tal punto que Starbuck ha violado mi clausura para que lo contemplara. Y en efecto, mi sentido estético ha sufrido un golpe brutal. He visto algo que ha removido mis entrañas y retorcido mis intestinos con un nudo marinero. En definitiva, he contemplado algo tan espeluznante que, venciendo mi natural timidez, he escrito la siguiente carta abierta.

Señor gay cuyo nombre desconozco,

No es mi inteción criticar su orientación sexual o el modo que tenga de satisfacerla. Considero que, en términos generales, cada cual es libre de gestionar este aspecto de su vida como mejor le parezca. Tampoco deseo criticar su afán exhibicionista: si usted quiere salir en televisión para ser el héroe de su cuadrilla durante quince días, lo ha conseguido. Felicidades. Si es tan importante para usted, es mi más sincero deseo que la vida le ofrezca la oportunidad de repetirlo; pero por favor, en tal caso, atienda la siguiente petición.

Si con objeto de redondear su imagen de hijo amoroso desea ser grabado mientras asiste a su padre enfermo y senil, actividad meritoria donde las haya, no vuelva a cometer el imperdonable error de esta noche. Si vuelve a dar puré a su padre delante de una cámara haga el favor de ponerle previamente unos pantalones. Que su avanzada edad y precario estado mental le impidan la defensa de su dignidad no es excusa para que usted la dinamite exhibiéndole por televisión con unos abanderados blancos contemporáneos de los Reyes Católicos.

Dicho lo cual me despido, no sin antes felicitarle por su televisado enlace.

Atentamente,

Achab

5 comentarios:

reve dijo...

Nos estamos volviendo locos con esto de televisar todo lo que ocurre. (odio las bodas, todas las bodas, y las despedidas de soltero/a mucho más, todo elo mundo tiene que ser tan hortera??)

Cattz dijo...

Yo sólo he ido a dos bodas, pero el próximo año me toca otra. Pero vamos, quitando el frío de narices en una de ellas, me divertí muchísimo.

Achab dijo...

Hmmm deberías probar con el modelo boda pueblo en el Toledo profundo. Si se sobrevive a la ingesta masiva de alimentos puede resultar hasta divertido

CGI MANAGEMENT dijo...

Es difícil comentar porque no veo la tele y no he ido nunca a una boda. Pero por lo que me imagino, si ese señor senil se tomara el puré con un traje de Armani, no habría dado tanta pena (ni habría parecido tan bueno el hijo, claro). Gente que le gusta enseñar sus alegrías y sus miserias y otra gente que se engancha con eso. Y luego a mí me llaman rarita porque no sé "quién es ese hoooombre"...

Achab dijo...

Florecilla:

Me temo que yo dependo de mi hermano para enterarme de lo que pasa en la TV. Pero al final el caso es que me entero.