jueves, febrero 22, 2007

El Fin del delfín

Cuando yo estaba aún en el Colegio, en el manual de Literatura Española (no me pregunten de qué curso, que mi memoria no da para tanto) se incluían algunos ejemplos de poesía popular de los siglos XV y XVI. Mi favorito, de largo, era el "Planto por Guillén Peraza", pero entre los versos seleccionados había unos que parecen escritos a propósito para la entrada de hoy. Decían, si mal no recuerdo:

Si los delfines
mueren de amores
¡Triste de mí!
¿Qué harán los hombres
que tienen tiernos
los coraçones?

Aquellos versillos siempre me parecieron un poco ñoños, pero, por lo que se ve, eran bastante exactos, al menos por lo que atañe a la sensibilidad de los simpáticos odontocetos. Sí alguna duda cabía sobre el talento amatorio-suicida- melodramático de los congéneres de Flipper, Mary G., una hembra de delfín italiana se ha resuelto a despejarlas. Apenado el animalico por la muerte de su cuidadora, ha decidido que vivir ya no le compensa y ha dejado de alimentarse. Sus nuevos cuidadores pretenden salvarlo, pero, al parecer, no se le puede alimentar mediante sonda gástrica, cual si fuera un cruel asesino etarra, porque, mucho más serio en cuanto al rigor del ayuno, el delfín vomita los alimentos.


Para mayor escarnio de nuestra especie, la cuidadora no se ha muerto por accidente o enfermedad, sino apuñalada por un vecino furioso al que molestaban los ladridos de sus dos perros. Admitámoslo, diga lo que diga la letrilla renacentista, en nuestra especie, sólo se mueren de amor las heroínas wagnerianas. Claro, que dada la magnitud de sus papeles, yo no descartaría el agotamiento pulmonar como causa del óbito.

5 comentarios:

suri kata dijo...

No es una queja, que me gusta muchísimo este bloc, pero lleva usted cuatro entradas seguidas hablando de fiambres.
Toco madera.
Yuyu, yuyu.

blondie dijo...

Con esta historia se demuestra que los únicos bestias desalmados son los humanos.

En cuanto a los fiambres, no olvidemos que muchas de las grandes obras de la literatura tienen uno.

Esther Hhhh dijo...

Mi querido Capi, ¿acaso andais afectado por una astenia primaveral adelantada?(cosa que no me sorprende, dado el cambio climático, hasta las fresas se han adelantado).
Lo de los vecinos violentos... Bueno, mejor sin comentarios que me extiendo, pero telita.
Y este angelito de delfina... pobrecita mía. Y le meten otro delfín para que la anime, pero nadie se decide a darle mimos. Pues yo creo que lo que verdaderamente necesita es alguien que la consuele, porque se debe sentir sola sin su querida amiga y cuidadora, así que el mejor tratamiento, a mi entender, serían mimos y caricias de otro cuidador, y nada de fingirlos que se nota.
Y lo digo completamente en serio, que conste....
Mis besos para vos, Capi, a ver si también se nos anima, y un abrazo de regalo.

Achab dijo...

Suri kata:

Pues hoy tenía otra historia con fiambre. Ya la escribiré otro día si eso.

Blondie:

Y chorizos.

Esther:

Que no, que el delfín no se deja timar, quiere a su cuidadora, la de verdad.

suri kata dijo...

Soy admiradora incondicional aunque un poco aprensiva, escriba usted lo que quiera que seguro que es bueno.

Ayer se me olvidó comentar que uno de mis mayores deseos es nadar con delfines.