miércoles, febrero 14, 2007

Por el ser el día de los enamorados


Por ser el día de los enamorados, aquí vamos a hablar de lenocinio. Sé que me van a discutir que sea hoy, precisamente, el día más oportuno para mencionar el oficio más antiguo del mundo, pero qué quieren, uno es así de romántico. Además, el amor y las rabizas son temas relacionados, como bien probó il signore Caraccioli.

Antes de que alguien se dejé media vida buscando a este caballero en el Google les suelto la anécdota. El tal Caraccioli era, en tiempos de Luis XV, el embajador de Nápoles en París. Por hacerse el simpático, el monarca francés sacó el tema que primero se le pasó por la cabeza -siendo un Borbón no podía ser otro- y le preguntó al diplómatico, que tenía fama de galán:

- Contadme, ¿aquí en París hacéis mucho el amor?

Éste contestó:

- En modo alguno, mi señor. Lo compro ya hecho.

De modo que, amparado en la sabiduria del napolitano, puedo entrar en el tema putañeril seguro de no haber hecho nada inapropiado.

Resulta que, en mis tiempos de universidad, tenía un profesor de "algo parecido al marketing" -el nombre verdadero era alguna de esas cursis perífrasis que tanto se dan en los planes universitarios- que tenía un marcado prurito de originalidad. Para ilustrar una de sus explicaciones abrió el periódico, sección de anuncios por palabras, subsección de suripantas y leyó:

- Fulanita. Chica de pueblo. Tantas pesetas.

A continuación, atraída la atención general por el insólito anuncio, se puso a hablar de estrategias de diferenciación y de la búsqueda para el producto de un adecuado nicho de mercado. Aquellas explicaciones no avivaron mi interés por el marketing, que es y será nulo, pero me descubrieron el anuncio por palabras como género literario. Desde entonces, tengo la costumbre de ojear periódicamente la sección de suripantas en busca de nuevos hallazgos. El otro día, mi paciencia fue magníficamente recompensada. El anuncio incluía la fotografía de una rubia pechugona y decía tal que así:

- Ágata. Apaga mi fuego o arde conmigo. 160 €.

Difícil introducir mayor intriga en menos espacio. Observen cómo se nos presenta una disyuntiva, dos posibles actividades que doña Ágata realiza previo pago de 160 euros. Dada la ubicación del anuncio, parece indudable que una de ellas sea la práctica más o menos hábil del acto sexual. ¿Pero cuál? ¿Será la de apagar el fuego o la de arder en compañía? ¿Qué demonios será la otra? ¿Qué ocurre si un cliente se equivoca y solicita la que no es? ¿Lo quemará Ágata a lo bonzo en cuanto suelte la pasta? ¿Le dará un extintor? ¿La pasta es para pagar los derechos del examen para ingresar en el cuerpo de bomberos?

Enigmas sin número, ya lo ven. Lo mismo debía mandar a Edipo para que lo investigara. A fin de cuentas, esto es como la Esfinge de Tebas, pero de pago.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues cuidadito, que las quemaduras en la polla deben doler tela.

Anónimo dijo...

el mejor que he leido.

"Chico joven y sin un duro busca madurita que le mantenga a cambio de sexo"

Impagable.

Achab dijo...

Gin:

Supongo, pero no crea usted que lo coy a experimentar.

Lazygirl:

Ese me suena.

Lek dijo...

Oye, el caníbal ése que en Alemania puso el anuncio de "Busco gente para comérmela" (o algo así) debió tener un profesor de algo similar al marketing parecido al tuyo ;)