viernes, febrero 16, 2007

Salir del armario ropero

Me entero leyendo el periódico, que en la NBA se ha armado la de Dios es Cristo a cuenta de la decisión de un tal John Amaechi, baloncestista retirado, de salir del armario. El mencionado armario, dicho sea de paso, debía de tener tres cuerpos y cinco almas, porque Mr. Amaechi ronda los 2 metros con 10 centímetros y sobrepasa con notable holgura los 120 kilos. Uno pensaría que con semejante presencia nadie iba a tener la imprudencia y falta de lógica de llamarle "mariquita", pero hete tú que sí lo ha habido.

Resulta que, al poco de conocerse la homosexualidad del chavalote, otro jugador jubilado, el más ilustre y chiquitín Tim Hardaway (1,88 m, 88 kilos) se despachó a gusto y le puso verde perejil. A grandes rasgos, el tal Tim dijo que los homosexuales le daban tirria, precisando que "lo primero de todo, es que no desearía tener a un compañero homosexual en mi equipo. Segundo, si estuviese, tendría que saberlo y poner distancia entre ambos, porque no es algo válido para mi." En román paladino, que no le gusta que nubios inmensos le miren el culo en las duchas.

Uno pudiera pensar que el señor Hardaway es un pelín intransigente, desconsiderado y homófobo, pero no, no es eso. La clave no está en las preferencias amatorias de estos dos señores sino en su disparidad de peso y medida. ¿Se pensaban que se los había dado para fardar de mis concocimientos deportivos? Pues no, que uno es modesto y púdico cual inexperta doncella. Se los ofrecí por su relevancia para el caso. Don Tim, los hechos son concluyentes, ha sufrido un violento episodio del "Síndrome de la Chihuahua", que, por si les interesa -y hagan el favor de pronunciar esta frase con acento argentino-, consiste en "el miedo pánico que siente la chihuahua cuando el mastín le olfatea el culo".

Sin embargo, los directivos de la NBA, ajenos a estas disquisiciones filosóficas, le han retirado al tal Hardaway la invitación a diversos festejos que la misma organiza. Acto seguido, personal, jugadores, directivos, amigos y parientes lo han puesto a caldo con entrega y devoción. Curiosamente ha habido una excepción. Una relevante personalidad del mundillo de la canasta le ha prestado su apoyo y agradecimiento. ¿Otro chiquitín con el síndrome chihuahuero? Pues no, ha sido el señor John Amaechi en persona.

"Por lo menos alguien ha dicho lo que piensa, aunque sea una tontería", ha comentado el fornido atleta.

Se conoce que don John se malicia que un buen porcentaje de los que andan por ahí leyendo en alta voz el manual del deportista tolerante piensan para sí lo mismo que el base bocazas pregona y lo más probable es que tenga razón.

6 comentarios:

Blanco Humano dijo...

¿Que madurez la del Amaechi, no? Que manera más elegante de dejar en evidencia a un imbécil. Y que pena que seguramente está cargado de razón, hemos conseguido que esté muy mal visto decir según que cosas, pero todavía se siguen pensando.

Anónimo dijo...

Gente rara hay en todas partes, porque la verdad, a mi que un nubio inmensos me mire (y no digamos que me toque) en culo en la ducha, me pone cantidad.

Alfor dijo...

Pues yo comprendo perfectamente a Penny Hardaway (por cierto, era un pedazo de base, de lo mejor que se ha visto). Y que un nubio me mire el culo en la ducha, sobre todo si mide más de dos metros, a mí me pone cantidad, pero me pone cantidad de nervioso.

Esther Hhhh dijo...

Pues a mi me parece genial... Que divertido, y lo que se habrá reído cada vez que en la ducha los "machotes" de sus compis gastaran la broma de la pastilla de jabón...
Y que nadie lo supiera demuestra que ha sido todo un caballero, respetuoso con sus compañeros, cosa que pocas veces pdríamos decir de muchos de todos sus colegas heterosexuales, incluido el famoso (y estoy deacuerdo con Alf, buuenísimo) base si se encontraran duchandose en medio de diez o quince tias todas ellas de muy buen ver... Estoy segura que más de una mano se escaparía...

Besitosss

Achab dijo...

Blanco humano:

Pue sla verdad es que el hombre tiene bastante clase, no se lo niego.

Gin, Alfor:

Eso es lo que se llam disparidad de criterios.

Esther:

Por lo visto, esa parte también la cuenta en su autobiografía. Cada vez que sus compañeros de vestuario se ponían a hacer posturitas frente al espejo, él pensaba: luego dicen que el gay soy yo.

Anónimo dijo...

Acabo de ver este vídeo y me acordé del post. Digamos que es otra buena forma de contestar al pequeño Tim