viernes, noviembre 23, 2007

De los Pirineos al Peloponeso (parte I)

El otro día, una fiel lectora me preguntaba si es verdad que, en el Medievo, el idioma catalán llegó a expandirse hasta Grecia. Hay dos maneras de responder a su pregunta. La rápida consta de dos letras, una "n" y una "o", emparedadas entre un montón de exclamaciones. La lenta es mucho más entretenida. Para que no se me atraganten se la ofreceré en cómodas raciones diarias.

La primera de ellas la sirvo a continuación.

Almogávares, angevinos y otras gentes de mal vivir.


A finales del siglo XIII, Carlos de Anjou, hermano pequeño del Rey de Francia, reinaba en Sicilia. Carlos había obtenido el trono palermitano cuando, con el apoyo del Papa, venció, capturó y ejecutó a Manfredo Hohenstaufen, anterior monarca del lugar. Los sicilianos no se lo tomaron demasiado bien. Manfredo sería un alemanote pendenciero, pero era su alemanote pendenciero. Además, los secuaces del monarca angevino (1) no sólo pasaban olímpicamente de aprender el idioma y respetar las costumbres del lugar, sino que dedicaban lo mejor de su tiempo y esfuerzo a saquear granjas, violentar mozas y cobrar impuestos excesivos.


Carlos de Anjou con cara de estreñido.

Hartos de aguantar al francés, los sicilianos se rebelaron y pasaron a cuchillo a todo aquel que no supiera pronunciar con siciliana corrección la palabra "ciciri"(2). Aquel fue un día malísimo para franceses, gangosos y tartamudos. Para Pedro III de Aragón, yerno del difunto Manfredo, fue un día excelente ya que los rebeldes le ofrecieron el trono. Don Pedro aceptó, el Papa lo excomulgó y se formó la Dios es Cristo.

Durante los siguientes 20 años, aragoneses y angevinos se estuvieron arreando mamporros a lo largo y ancho de Sicilia con resultado dispar. Visto que la cosa no se resolvía por las buenas y como no era cuestión de desaprovechar los recursos disponibles, los monarcas aragoneses decidieron reclutar para la causa a los más asilvestrados de sus súbditos: los almogávares. En la vida civil, los almogávares eran pastores y cazadores de montaña. En la militar, en cambio, eran unos animales de bellota con acento montuno. Gente ruda, a medio cristianizar, a un cuarto de civilizar y sin el más mínimo atisbo de compasión, los almogávares, una vez armados, probaron su carácter letal. En lugar de dejarse masacrar por la caballería, como hacía la infantería bien educada, los aguerridos aragoneses se lanzaban a la carrera gritando "¡Aragó, Aragó, Aragó!" (3), desjarretaban a los caballos, degollaban a los jinetes y les robaban hasta la ropa interior.

Aragoneses de crucero por el Mediterráneo

La creencia más extendida tiene a los almogávares por uniformemente catalanes. Es error que se deriva de que su crónica la escribiera en catalán un tal Ramón Muntaner, natural de Perelada y miembro de tan belicosa compañía. Si bien es cierto que los primeros contingentes de almogávares salieron de los obispados de Lérida y Urgell los criterios de reclutamiento nunca fueron demasiado estrictos: si eras lo suficientemente bruto y desprejuiciado podías alistarte con ellos aunque hubieras nacido en el Tumbuctú. En consecuencia, pasados unos añitos había almogávares catalanes, aragoneses, valencianos, mallorquines, navarros, franceses, sicilianos e incluso algún que otro alemán.

Finalmente, la guerra se decidió del bando aragonés. Solucionada la pelea con los angevinos, el problema para Federico de Aragón, nuevo Rey de Sicilia, era qué hacer con los almogávares. Sin ningún enemigo al que degollar, los belicosos montañeses no paraban de asaltar prostíbulos, emborracharse, robar y causar problemas. Afortunadamente para el Rey apareció en escena uno de los mayores sinvergüenzas de la época, un tal Rutger von Blum, y le ofreció la solución.

Del amigo Rutger y de su propuesta hablaremos en el segundo capítulo de esta serie: "Los catalanes nacen donde les da la gana aunque se apelliden von Blum."

-ooOoo-



(1) Angevino viene a significar natural de Anjou, pero suena mucho mejor.
(2) Garbanzos.
(3) O "¡Aragón, Aragón, Aragón!" Eso ya dependía del idioma de cada cual y de las ganas que tuviera de berrear.

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12 comentarios:

Tamaruca dijo...

Una de mis mejores amigas (aragonesa) conoció a su actual (y esperemos que crónico) marido (catalán) estando ambos de erasmus en Dusseldorf. Que me aspen si su precioso hijito no es un almogárave...

:)

GUANDARRRR dijo...

Ah sí... que sepas que el muchachote protagonista de mi anterior anécdota también decía que parte de Italia había sido del Reino de Cataluña.

(Mi cara era un poema: EIN??? ¬_¬)
También se lo aclaré lo mejor que pude.
Y hay que decir que el chico es universitario... y majete, repito. (Imagínense lo que pueden llegar a decir los burrícolas que se expresan quemando retratos. Debe ser que el lenguaje no lo tienen dominado y no les queda otra forma de expresión, y eso que son super bilingüistas) Ay ay ay

PD: me ha encantado lo de fiel lectora.

Anónimo dijo...

Doy fe de que en Sicilia se dice a los niños que son malos: "Se bueno o llamaré a un Catalán a que venga a por ti...".
Desde luego, son gente que deja huella...

Anónimo dijo...

Ay Lazy, eso me lo apunto yo jeje. Los catalanes creen que todo es suyo, y si no lo es es por que no les interesa, yo no quiero que me quieran pa na.
Guandarrr, a mi tambien me ha gustado lo de fiel lectora.

Shepperdsen dijo...

Habría que investigar las ligaciones entre los almogávares y lo hooligans.
Muy buena historia ;) Ya estoy esperando la continuación.

Ginebra dijo...

Más o menos como los de Bilbao, que también nacen donde les sale de los mismos.

Esther Hhhh dijo...

Ainssss que cosas pasaban por el mundo.. Entonces era mucho más divertido que ahora, con tanta globalización y tanta tontería, ains...

Besitosssssss

Colaboracionistas dijo...

Genial y entretenidísima exposición. Ciertamente las aventuras y desventuras de la Gran Compañía Catalana da para muchísimo. Recomiendo especialmente un libro de Loewe sobre este tema: "La venganza catalana".
Saludos.

Anónimo dijo...

Te iba a decir que disfruto una barbaridad con tus historietas históricas, y que tienes una capacidad de síntesis y una ironía contándolas que me encantan. Pero mejor no te lo digo, que se te subirá a la cabeza...

Cattz dijo...

Pero buenooooooooo, que estamos esperando la segunda parte :´(

Anónimo dijo...

Querida Dentilla,

Me alegro de que te haya gustado mi anecdota siciliana, aunque yo solo la consignaba como anecdota, solo eso. Eso si, una muy divertida.

Sin embargo debo decir que disiento de tu vision sobre los catalanes, ya que ninguno de los que he conocido (Y son muchos) coincide con tu descripcion.

Achab dijo...

Esto.. yo ya contesté a todo esto, pero blogger pasó de mí y no lo publicó.

En fin, que ahora me da mucha pereza. Así que paz, amor y buen rollo para todo el mundo. Hala.