Cuando un deportista de élite representa los colores de un tirano desvergonzado puede tener más alicientes de los que él quisiera para lograr un rosario de ininterrumpidas victorias.
El alemán Maximillian Adolph Otto Siegfried Schmelling, Max Schmelling para quienes no son aficionados a trabarse la lengua, era un boxeador de muy notable talento. Campeón europeo y mundial de los pesos pesados, Schmelling es recordado, sobre todo, por sus dos memorables peleas contra el norteamericano Joe Louis.
En el primer duelo, el boxeador europeo se llevó el gato al agua. Con concienzuda meticulosidad germana, Schmelling había analizado el estilo del rival hasta encontrar su punto débil: cuando Joe Louis lanzaba un ataque, instintivamente bajaba la guarda. El teutón aprovechó la pequeña ventana que abría el americano para mandarlo a besar la lona en el duodécimo asalto.
En la Alemania nazi fue la locura. No es que Louis tuviera la piel de un marrón demasiado oscuro, pero era indudablemente negro. Schmelling, aunque pelinegro y bronceado, cumplía mal que bien los requisitos para ser etiquetado como el guerrero definitivo del ario Reich de los mil años. El propio ministro de propaganda de Alemania, el siniestro Joseph Goebbels, proclamó que la victoria del alemán era "una cuestión de orgullo para la raza aria" y dedicó al fornido muchachote sus más entusiastas parabienes.
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Otra historia fue la revancha. El 22 de junio de 1938, Louis propinó tal somanta de palos al alemán que, en apenas diez minutos, lo mandó al hospital con un par de costillas rotas. "¿Superhombre ario? ¡Quiá! Morenete sospechoso, todo lo más." Suerte tuvo si se conformaron con alistarlo a empellones de paracaidista y mandarlo al frente a recibir balazos. Con lo calientes que estaban los ánimos poco hubiera costado fabricarle un tatarabuelo judío, un bisabuelo gitano, o un abuelo del Gabón.
Es por casos como este que me preocupa la suerte de la selección norcoreana de fútbol. Una derrota en el descuento con Brasil puede ser un infortunado tropiezo del superhombre socialista. Un siete a cero contra los capitalistas portugueses es, como poco, desviacionismo; mirado con lupa puede ser un peligroso amago de contrarrevolución. Como no ganen su próximo partido, me veo a los desventurados futbolistas coreanos lanzándose en paracaídas sobre Lisboa con un cuchillo jamonero entre los dientes.
En fin... ¡pobriños! ¡Que la atenta mirada del glorioso Kim Il Sung los guíe por el camino recto del Juche y los ayude en su lucha contra el afeminado capitalismo occidental!
6 comentarios:
Vox Dei, Vox Populi. En el padre!!, quiero decir en la m... bueno, ya qué, alma mexicana... además ya estuvo bueno de darle a la pobre madrecita. Y después del desahogo, pues sí mi querido capitán; sabio discurso, de envidia Castrista. Pero no te preocupes tanto por lo de los cuchillos, estoy segura que sólo serían para enseñarle al pueblo portugués a usarlos al estilo sushi. Ya ves que dicen que "el verdadero comunista es enteramente internacional" Y duro contra el Capitalismo, cuyo adalid es un abogado (¿¿¡¡¡¡¡!!!!!!). Sí señor, es usted una paradoja que sigo de cerca... Fin del testamento.
Vox Dei, Vox Populi. En el padre!!, quiero decir en la m... bueno, ya qué, alma mexicana... además ya estuvo bueno de darle a la pobre madrecita. Y después del desahogo, pues sí mi querido capitán; sabio discurso, de envidia Castrista. Pero no te preocupes tanto por lo de los cuchillos, estoy segura que sólo serían para enseñarle al pueblo portugués a usarlos al estilo sushi. Ya ves que dicen que "el verdadero comunista es enteramente internacional" Y duro contra el Capitalismo, cuyo adalid es un abogado (¿¿¡¡¡¡¡!!!!!!). Sí señor, es usted una paradoja que sigo de cerca... Fin del testamento.
Ein????????????
Yo también pensé en el triste destino de los coreanos del norte si no hacían un buen papel en el mundial.
Mas les vale que pidan asilo político, o se vayan mezclados con la selección de Corea del Sur.
Ya somos al menos 3 preocupados por los norcoreanos.
Ais, estos dictadores socialistas, ¡qué buena fama tienen!
Por dios, Capitán, que hoy han echado a Italia. Y está lo del burka y lo de la alianza Sebastián-Montoro.
Voy a ir dándole un pescado al pingüino por siaca.
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