domingo, diciembre 02, 2007

Zenón de Elea

Parménides de Elea negaba la realidad del movimiento. Sé que suena raro, pero los filósofos presocráticos eran así.

Un griego clásico normal, de menú del día y sin aspiraciones intelectuales veía a un paisano corriendo detrás de un apuesto muchacho y pensaba:

- Anda, si Filippos el Epirota se ha enamorado del hijo del alfarero y pretende declararle su amor detrás de esos arbustos.

Parménides, en cambio, veía la escena y cogitaba:

- Mis ojos me engañan, pues he creído ver que la vana apariencia de Filippos el Epirota corría en pos de la inexistente forma del hijo del alfarero. Tanto esto como los jadeos que se oyen detrás de los arbustos son hechos intrascendentes, pues a un cerebro bien amueblado no se le escapa que el ser es, que el no-ser no es y que todo lo demás son ganas de complicarse la vida.

Con semejante manera de pensar lo extraño es que Parménides empleara parte de su tiempo, o de su no-tiempo, o de su vana apariencia de tiempo o de lo que fuera, en ligarse a un apuesto paisano adolescente llamado Zenón, llevárselo a los arbustos e instruirlo en sus doctrinas.

Parménides debía ser bastante bueno aleccionando mozuelos pues, llegado su discípulo a la edad adulta, elaboró este complicadas paradojas que mostraran a los incrédulos la inexistencia del movimiento y la aguda intelección de su maestro. La más célebreentre ellas es la paradoja de Aquiles y la tortuga:

"Aquiles, el de los pies ligeros, desafía en carrera pedestre a una tortuga. Ya que corre mucho más rápido que ella, le da una gran ventaja inicial. Al darse la salida, Aquiles recorre en poco tiempo la distancia que los separaba inicialmente, pero, al llegar allí, descubre que la tortuga ya no está, sino que ha avanzado, un pequeño trecho. El aqueo sigue corriendo, pero a la nueva posición de la tortuga, el tenaz bicharraco ha avanzado un poquito más. De este modo, Aquiles no ganará la carrera, ya que la tortuga estará siempre por delante de él."

La conclusión es más falsa que un euro de madera, pero la fábula tiene mucho encanto y ha sido origen de profundas meditaciones. La última la de nuestro Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien acaba de declarar:

"Con cada no condena de un atentado estamos más cerca de la ilegalización de ANV".




Veinte o treinta asesinatos más y la tortuga es nuestra.

A partir de ahora, Rubalcaba de Elea.

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13 comentarios:

Ignacio dijo...

Magistral.

Joan Torres dijo...

Aquiles Non Vincit

Esther Hhhh dijo...

Ains Capi, hace unos días murió la tortuga más longeva del mundo, pobreta... En Australia fue, dicen que la llevó allí un tal Darwin, no sé si os sonará, jejeje :-P. Se llamaba Harriet y tenía 176 años, que ya es ¿eh?. Claro que era la más longeva que quedaba, porque buscando el nombre, que no lo recordaba, he leído que el año pasado murió en Calcuta Adaiya (o algo así) con 250 y luego otra en el Cairo, con 270 (de ésta no me he quedado con el nombre, pero sí que la llevó allí un rey).

Ainsss me encantan las tortugas, pero par mí siempre será especial esa tortuga inolvidable de Momo, ¿la recordais? Casiopea... Buen símbolo del paso o no del tiempo, sin duda...

Besitosssssss

reve dijo...

Tuve un profesor de matemáticas obsesionado con estas historias... había otra igual con una flecha que jamás llegaba a la diana... Era muy divertido pero todos salimos de segudo de bup sin saber derivar ni hacer límites que era a lo que habíamos entrado...

Mira que cosas, en esto también siguen sin llegar a donde tienen que llegar... como los alumnos de mi profesor

GUANDARRRR dijo...

Lástima que no te conozca en persona porque disfrutarías de mil amores con algún amigo mío que anda actualmente por Bruselas...
Aishhhhh. Me encanta tu ironía y tu forma de plantear las cosas Capi.
Lástima que mi cultura (actual y dado que tengo memoria pez) no esté a tu altura para comentarios de mayor enjundia.
Aún así te puedo decir a lo de Aquiles, que el menospreciar al contrario es siempre un error que no se debe de cometer nunca de partida.
Lástima que determinadas personas no lean más a los clásicos, o en su defecto no tengan más sentido común.

Ana di Zacco dijo...

Algo leí en su día de que, según ese Zenón, no podía recorrerse un espacio ya que éste estaba hecho de un número infinito de trozos. Me alegra verle nombrado por aquí, en espacios de amigos de amigos.
Saludos.

Hans dijo...

Si no me equivoco estáis hablando de límites (cuando X tiende a Y). La entrada es sensacional, Achab. Siempre es V. excelente, pero lleva unos días que se sale.

querida_enemiga dijo...

Tuve que presentar un trabajo al respecto hace un mes y he tenido un flashback horrible. Qué trauma.

Rubalcaba también me traumatiza. Pero mucho más los otros amiguitos peperos... esos siempre me producen pesadillas.

Tamaruca dijo...

Esto es como la función exponencial (o su inversa, el logaritmo): el límite tiende a menos infinito, es decir, la distancia entre los puntos que pertencen a la función y el eje de abscisas (y ordenadas, respectivamente) será cada vez infinitamente más pequeña pero jamás llegarán a tocarse.

Una lástima si detrás del arbusto ocurre lo mismo con Zenón, pooobre Parménides...

Besitos.

Anónimo dijo...

me quedo siempre sin palabras

Achab dijo...

Ignacio:

Gracias, hombre.

Escético:

No según Zenón.

Esther hhhh:

Venga, confiesa, no te has leído la entrada.

Reve:

Es que tuvo una larga vida para inventarse paradojas.

Guandarrrr:

Pues mándamelo.

Ana:

En efecto.

Hans, Tamaruca:

y de sumas finitas de infinitos términos...

Dentilla:

Pues asienta.

Esther Hhhh dijo...

Si la leí Capi, pero ya sabeis que me abstengo de los temas políticos... Y la tortuguita me pareció mucho más interesante, jeje.

Besitos

GUANDARRRR dijo...

A mi amigo? Ya se lo recomendaré... Pero su mente es pura y suele tener bastantes prejuicios sobre los blogs.