lunes, octubre 06, 2008

El arte de regalar

En Oriente, hacer regalos no es una cuestión baladí. En Japón, por ejemplo, cuando uno recibe un regalo incurre en giri. Giri significa deuda y también obligación. El giri puede perseguirte de por vida y cubrirte de vergüenza, oprobio y humillación. El giri, en definitiva, es muy mal negocio y debe saldarse a la primera ocasión.

Tratándose de regalos, la regla de oro es la siguiente: todo regalo exige la entrega de otro de similares características y valor. Si el regalo de respuesta es demasiado modesto, exhibes una impúdica falta de agradecimiento. Si es demasiado valioso estás insultando a tu benefactor. Más de un japonés empezó aceptando un cigarillo y acabó sacándose el mondongo con una katana.

Para evitar estos problemas, existen tiendas especiales que venden los regalos más comunes identificando su valor con un código de colores. Si devuelves un regalo del mismo color, tu honor quedará a salvo y la gente sabrá que eres un nipón educado, correcto y de buena crianza.

En China, donde tenían un problema parecido, han encontrado una solución mejor. Un regalo universal que satisfaga todos los gustos y evite incurrir en deshonor. El regalo perfecto para toda ocasión.

El envoltorio lo proclama con orgullo:
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REGALO ELEGANTE.
Igualmente adecuado para gustos populares o refinados
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Muy cierto. Si regalas la espantosa tortuga-reloj con declaración de amor en colorines es indiferente que el receptor del regalo sea un estirado eunuco de la corte imperial o un humilde campesino de Cantón.

En cualquiera de los dos casos te lo va a incrustar en tu muy honorable esfínter anal.

10 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Bueno Capi, peor es la gitana o el toro bravo ensartado con banderillas, que queréis que os diga, jejejeje... La tortuga tiene su punto.

Besitossss

PD: os dejé sendos comentarios en agudeza visual y en lo del rio Guadalquivir. Mas bestiosssssss

Ginebra dijo...

Mmm... el otro día vi un reportaje sobre una exposición de "pongos" (son esas cosas que cuando te lo regalan piensas "aydiosmío, pero esto dónde lo pongo???") y eran ciertamente horribles. Yo ya conté una vez en el blog una historia sobre un pongo que les regalaron a mis padres... uf, uf... nada que envidiar a la tortuga china ésta.

Anónimo dijo...

Por favor, no sabéis apreciar las obras maestras del sarcasmo y la ironía. Se lo regalaría al Dr. House sin dudarlo. Él al menos lo sabría apreciar.

lacubanadeldíatalylahoratal dijo...

¡¡¡Dios del amor fashion!!! ¡¿Pero eso lo diseñó un adulto?! (Tiene que haber tenido los ojos especialmente rasgados)

Anónimo dijo...

Habría que diseñar códigos de colores, también, para que se supiera de antemano cuál es la capacidad máxima del esfínter anal del receptor del regalo, ¿no?

Gacela dijo...

Elegant gift? Elegant????

No quiero pensar en los regalos normales y corrientes, si la tortuga feliz y amorosa es el elegante...

Sleeping Woman dijo...

Porque pone "gift" que si no...

Céfiro dijo...

¿El receptor del regalo está obligado a ponerlo en un lugar visible?

Porque eso si que puede causar la enemistad entre familias durante cienes y cienes de generaciones.

Salud.

Achab dijo...

Esther, Ginebra:

La tortuga es peor. Ocupa más sitio.

Glenclous:

Ni imagino dónde te lo incrustaría Mr. Gregory.

Cubana:

Lo mismo estaba de opio hasta las trancas.

Nicanica:

Cuestión de empujar más.

Gacela:

En el no-elegante la tortuga enseña los dídimos.

Vir:

¿Si no qué? ¿Eh? ¿Eh?

Céfiro:

Obligadísimo. En caso contrario giri del gordo.

Sleeping Woman dijo...

No sé lo que te habrás imaginado... (seguro algo mucho mejor que lo que me ha dado por pensar) pero solo me viene a la cabeza: Quien bien te quiere, te hará sufrir.

He dicho. Besos