Si damos por bueno que esta mañana era Dios quien me ayudaba en recompensa por mis madrugones, no me queda otra que concluir que a estas horas de la noche es el demonio el que me abotona los párpados.
En fin, que también hoy les escribo con el pijama puesto y los ojos echando el cierre. Espero que no se convierta en costumbre. El cuerpo me va pidiendo una entrada larga con chismorreos e historietas y ya va tiempo que se la debo.
martes, febrero 01, 2011
Ángeles y demonios
Categorías: yo mismo y mi circunstancia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¿Qué tal por Viveiro?
¿perdiendo las buenas costumbres, Capi?¿Qué tal sigue vuestra vida por Galicia (ahora no recuerdo bien si era Vigo o Coruña, que desastre)?
Os envío besos, siguen pendientes esas cervecitas...
Publicar un comentario