Dedicada a Mr. Nepomuk, cuyo post del fiambre copiloto me recordó esta historia
La historia me la han contado tantas veces mis primos del pueblo que ya no recuerdo quién es el protagonista. En cualquier caso mejor para él: hay cosas de las que mejor no hacerse responsable.
Situémonos: una familia del Toledo profundo, del Toledo subterráneo y abisal, decide paar sus vacaciones en una de esas indistinguibles localidades levantinas de turismo aborregado, tarteras en la playa y sombrillas de propaganda.
Coloquemos acto seguido a dicha familia en una carretera secundaria ("la autovía se atasca, so bolo") detrás de un camión de transporte de cerdos. El cabeza de familia observa como uno de los cerdos se desliza peligrosamente por un lateral del camión. El cazador-proveedor neanderthal que lleva dentro toma el mando: "La tribu seguirá al gran monstruo de muchas ruedas hasta que caiga el nutritivo animal. ¡Unga! La tribu no pasará hambre". Dicho sea de paso, no hay que escarbar mucho en mis paisanos para dar con un troglodita agazapado.
Tras un largo periplo entre pueblos de mala muerte y recónditos páramos, el gorrino cae al asfalto, acción tan dañina para la salud que le causa la muerte instantánea. La familia frena, recoge el cadáver y lo mete en el maletero.
Desandar el camino lleva largas horas. Cuando llegan a su destino es noche cerrada. Eso favorece el plan de la tribu: despedazar el verraco en las duchas de la piscina al amparo del silencio y la noche. Pero ¡oh sorpresa! El bicharraco, espatarrado por el rigor ha quedado encajado en el maletero. El despiece ha de hacerse en el propio coche, entre chorros de sangre, vísceras descartadas y susurradas instrucciones de neanderthal a neanderthal. La sangrienta labor se prolonga casi hasta el amanecer.
El sol se alza por fin sobre los bloques de apartamentos. Mientras la sospecha de un crimen aborrecible cunde entre sus habitantes, una familia de ahítos trogloditas mesetarios se dispone a comenzar unas agradables vacaciones de sol, playa, mar y bocadillos de panceta.
7 comentarios:
Desde luego... y mi abuela que de su pueblo de Toledo sólo recuerda la recolección del azafrán... Si es que hay familias que no saben dejar un buen legado de tradición oral XD
Catzz:
Si había azafrán estaba cerca del mío. Rebusca y encontrarás historias espeluznantes.
Mirrous:
Lo de la panceta es figura literaria. El cerdo se lo comerían como Dios les diera a entender e invitando a medio Levante.
Espeluznante e increíble Ô_Ô. ¿El de la foto es el misterioso cabeza de familia del Toledo profundo? No es feo...
Hmmm, se da un aire a mis primos.. si le cambias la pelliza por un acamisa a cuadros ahí los tienes
Bueno, lo mío es estudiar par alargo.. aunque me examine a principios de año no creo que esta sea todavía la mía.
En el coche???
Me imagino a Grissom y sus amigos echando luego el spray ese con el que detectan las huellas de sangre... y todo lleno!!! XDDDD
Mi reino por unos chorizos!!
Gacela:
Bah, a Grissom le pillamos fuers de jurisdicción, ¡gracias a Dios! la d emisterios sin resolver que hay en mi pueblo.
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