Hace una semanas un pelotón de soldados del ejército suizo, que no sólo está integrado por navajas multiuso, se despistó durante unas maniobras internándose medio quilómetro en el vecino principado de Liechtenstein. Cuando los suizos se percataron del error, dieron media vuelta y, muy educaditos que son, se disculparon por carta.
La reacción del ministro del interior liechtensteinense fue admirablemente civilazada. En síntesis dijo que gracias por avisar, porque no se habían dado cuenta. Normal, teniendo en cuenta que en Liechtenstein lo más parecido que tienen a un tanque es una vaca lechera no es cuestión de ponerse farrucos con los suizos. Las navajas suizas tienen hasta una lima de uñas y eso, en manos expertas, es de un peligroso subido.
En cambio, en Irán, donde hay menos vacas y más ejército, para casos de este jaez exhiben una mala leche considerable. Sin ir más lejos, el otro día echaron mano de unos marineros británicos que andaban peligrosamente cerca de la frontera (a uno u otro lado, que eso aún se discute) y se los llevaron prisioneros a Teherán.
Luego sí que hubo carta. Claro, que no al modo suizo: en Teherán las autoridades están demasiado ocupadas liándose el turbante y criando átomos furiosos. Menos mal que una de las prisioneras "decidió" escribir una carta "espontánea" a su familia en que admitía haber entrado ilegalmente en territorio persa y se disculpaba por ello.
La carta, una joya de improvisación y candor, contenía párrafos tan espontáneos como el siguiente:
"La gente es amistosa y hospitalaria, muy comprensiva y agradable. He escrito una carta al pueblo iraní para disculparnos por entrar en sus aguas. Por favor, no os preocupéis conmigo, soy fuerte. Esperemos que no pase mucho tiempo antes de que vuelva a casa para el cumpleaños de Molly con un regalo del pueblo iraní."
Sin embargo, ¡fíjense cuánta maldad!, los británicos han sospechado que tanta mención al "pueblo iraní" no revela solidaridad intercultural sino la presencia de un funcionario persa dictando a la oreja. ¡Paparruchas! Lo que pasa es que los mandamases británicos son unos estirados que de tanto estudiar en Oxford y leer a Shakespeare han perdido contacto con el habla de la calle. Lo normal, en cualquier urbe británica es saludar a los paisanos con un amistoso: ¡Saludos del y para el pueblo iraní!, despedirse con un "hasta que el pueblo iraní quiera" y declararse amor eterno "con el permiso y consentimiento del glorioso pueblo iraní".
Va a ser por eso que las series españolas son tan poco creíbles... capítulos enteros que se pasan sin mencionar al pueblo iraní, los muy inconscientes.
viernes, marzo 30, 2007
El guionista iraní
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6 comentarios:
En las prisiones de el pueblo iraní no hay funcionarios de el pueblo iraní dictando porque el pueblo iraní son una gente muy hospitalaria, amistosa, comprensiva y agradable. Los de el pueblo iraní, digo. Bueno, yo no, dice ella. Que yo no los conozco. A los de el pueblo iraní.
¿El pueblo iraní en pleno? Me ha recordado el chiste ése en el que un lepero le pregunta a otro:
- Oye, ¿tú sabes cómo se llaman los de Huelva?
Y el otro responde:
- Hombre... todos... todos... nooo
Estos ingleses a todo le llaman "pueblo", pues Iran tiene su tamaño ¿eh?...
Por cierto, me encantaría ver un ejército de vacas suizas conquistando un país, jejeje, teniendo en cuenta lo de la capa de ozono y sus deposiciones, lo mismo los amigos yankees se deciden por atacar Suiza y aledaños, incluído el pequeprincipado, por tener Armas Químicas de Destrucción Masiva camufladas en rumiantes, jejejejeeje....
Besitosssss
Lo que nos faltaba, Mis adorables vecinos del pueblo iraní.
No es por nada, pero en mi contacto con el encantador pueblo iraní, el pueblo iraní andaba desesperadito buscando meretrices un domingo por la mañana. Eso sí, sonrientes y anigables sí que eran mientras intentaban que recordase alguna chavala que pudiera mantener relaciones más íntimas con el pueblo iraní a cambio de dinero.
Y mis perros se portaron muy bien con el pueblo iraní, ni siquiera les mearon encima.
Tamaruca:
Pues son muy majos, lapidan homosexuales y adúlteras y esas cosas... pero de buen rollito, que para eso son parte del pueblo iraní.
Gin:
Todos, son muy grupales ellos.
Esther:
Mejor aún, invadimos Galicia y nos ponemos ciegos de empanada.
Suri Kata:
Esa serie sería la bomba (atómica).
Cattz:
Pues no se yo si dejar insatisfecho al pueblo iraní por las calles de tu ciudad va a ser bien recibido en Teherán. Para mí que te quedas sin regalo del pueblo iraní.
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