"Tradunt temporis eius auctores,
quia triumvirali supplicio adfici
virginem inauditum habebatur,
a carnifice laqueum iuxta compressam."
Tácito
quia triumvirali supplicio adfici
virginem inauditum habebatur,
a carnifice laqueum iuxta compressam."
Tácito
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Durante los últimos años de su reinado, el emperador Tiberio otorgó considerable poder a un hombre de extracción humilde pero considerable ambición: Elio Sejano. Sin embargo, el valido acumuló en sus manos tanto poder que el emperador se sintió amenazado y dispuso su muerte. Cuenta Tácito que, no contento con ello, decidió que se ajusticiara también a sus hijos, un muchacho y una niña de escasos años, no fuera que la extendida costumbre de vengar las afrentas con sangre le fuera a traer disgustos en el futuro. El relato de la muerte de la muchacha es especialmente estremecedor: conforme era conducida al cadalso, la niña preguntaba por qué la castigaban, prometía no volver a hacer travesuras y preguntaba si no bastarían unos azotes para castigarla. Pero la infamia no acaba ahí. Puesto que una ley, dictada para proteger a las niñas, prohibía ejecutar a las doncellas, Macro, el oficial de la guardia, ordenó al verdugo que violara a la infeliz momentos antes de su ejecución. Eso es lo que narran, de modo escueto, las frases de Tácito que cito en la cabecera. Lo mismo cuenta Ben Jonson en el último acto de su mediocre tragedia "Sejanus". No es de extrañar, puesto que fusiló al historiador latino sin el menor recato. De todos modos, como sus endecasílabos suenan bastante bien y el inglés se lee hoy más que la lengua de los césares, voy a citárselos también:
Durante los últimos años de su reinado, el emperador Tiberio otorgó considerable poder a un hombre de extracción humilde pero considerable ambición: Elio Sejano. Sin embargo, el valido acumuló en sus manos tanto poder que el emperador se sintió amenazado y dispuso su muerte. Cuenta Tácito que, no contento con ello, decidió que se ajusticiara también a sus hijos, un muchacho y una niña de escasos años, no fuera que la extendida costumbre de vengar las afrentas con sangre le fuera a traer disgustos en el futuro. El relato de la muerte de la muchacha es especialmente estremecedor: conforme era conducida al cadalso, la niña preguntaba por qué la castigaban, prometía no volver a hacer travesuras y preguntaba si no bastarían unos azotes para castigarla. Pero la infamia no acaba ahí. Puesto que una ley, dictada para proteger a las niñas, prohibía ejecutar a las doncellas, Macro, el oficial de la guardia, ordenó al verdugo que violara a la infeliz momentos antes de su ejecución. Eso es lo que narran, de modo escueto, las frases de Tácito que cito en la cabecera. Lo mismo cuenta Ben Jonson en el último acto de su mediocre tragedia "Sejanus". No es de extrañar, puesto que fusiló al historiador latino sin el menor recato. De todos modos, como sus endecasílabos suenan bastante bien y el inglés se lee hoy más que la lengua de los césares, voy a citárselos también:
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"A son and a daughter to the dead Sejanus,
Of whom there is not so much remaining
As would give fastening to the hangman's hook,
Have they drawn forth for further sacrifice; [...]
The girl so simple, as she often asked,
Where they would lead her? For what cause they dragged her?
Cried, she would do no more. That she could take
Warning with beating. And because our laws
Admit no virgin inmature to die,
The wittily and strangely-cruel Macro,
Delivered her to be deflowered and spoiled
By the rude lust of the licentious hangman,
Then to be strangled with her harmless brother." (1)
En cualquier caso y con independencia del idioma, la ley, cumplida en su letra, fue horriblemente ultrajada en su espíritu y finalidad. Dicho sea de paso, en Irán existe la misma ley y del mismo modo se negocia su cumplimiento.
Pues bien, en nuestros tiempos no es que escaseen las leyes que pretenden proteger a las mujeres (lo de las doncellas se lleva menos por escasez de género y dificultades de comprobación), pero, a veces da la impresión de que se aplican con el mismo espíritu de Tiberio, Macro y los ayatolas. No hay que ir muy lejos para buscar ejemplos. Hace unos meses, con el declarado objeto de fomentar la partición de la mujer en la vida políitica, la llamada "Ley de Igualdad de Géneros" impuso la composición paritaria de las lictas electorales sancionando con la nulidad aquellas que incumplieran el mandato legal.
En cualquier caso y con independencia del idioma, la ley, cumplida en su letra, fue horriblemente ultrajada en su espíritu y finalidad. Dicho sea de paso, en Irán existe la misma ley y del mismo modo se negocia su cumplimiento.
Pues bien, en nuestros tiempos no es que escaseen las leyes que pretenden proteger a las mujeres (lo de las doncellas se lleva menos por escasez de género y dificultades de comprobación), pero, a veces da la impresión de que se aplican con el mismo espíritu de Tiberio, Macro y los ayatolas. No hay que ir muy lejos para buscar ejemplos. Hace unos meses, con el declarado objeto de fomentar la partición de la mujer en la vida políitica, la llamada "Ley de Igualdad de Géneros" impuso la composición paritaria de las lictas electorales sancionando con la nulidad aquellas que incumplieran el mandato legal.
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Muy comentado ha sido el caso de la lista del Partido Popular en Garachico, Canarias, anulada por no contener hombres, lo que, según las implicadas, no se hizo por consigna sexista o vocación discriminadora sino porque ningún machote canario se presentó voluntario, pero a mi entender el caso verdaderamente sangrante es el de la Falange Española de Brunete. Les cuento.
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Los miembros de dicha agrupación, que nos caerá todo lo antipática que quieran, pero es legal y tiene derecho a recabar el voto de sus simpatizantes, presentaron una lista integrada por siete mujeres y tres hombres. Los tribunales la anularon por la asimetría sexual de sus componentes, pero concedieron plazo a los falangistas para que subsanaron el error. Los aludidos, a su vez, enviaron un escrito al juzgado aclarando que ellos estarían encantados de hacerlo, pero que la Falange sólo tiene diez afiliados en Brunete, que son precisamente los que forman la lista y que la posibilidad de convencer a otro par de varones bruneteños para que se presenten con ellos parece bastante remota. Vamos, que si los varones populares canarios son vagos los falangistas machos de Brunete directamente no existen, fenómeno este de la no existencia que tiene mucho más complicada cura que la holgazanería subtropical.
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En fin, seguro que Macro y Tiberio lo hubieran solucionado obligando al verdugo a presentarse y estrangulando después a todos, que para eso eran "wittily and stangely-cruel", pero por estos pagos somos menos inventivos. Ya verán como al final, tanto las populares canarias como las falangistas madrileñas se quedarán sin lista electoral por aplicación de la ley que defiende su derecho a presentarse.
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Pura lógica, oigan.
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-ooOoo-
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(1) En traducción bastante libre: "Un hijo y una hija del fallecido Sejano, / del que no queda lo suficiente / como para hacer ayunar al garfio del verdugo, / han tomado para continuar la sangría. / La niña, con su habitual inocencia, preguntaba / a dónde la llevaban, por qué causa la arrastraban. / Llorando afirmaba que no volvería a hacerlo; que podía / escarmentar con azotes. Y como nuestras leyes / no permiten que se mate a una virgen, / el ingeniosa y extrañamente cruel Macro / ordenó que fuera violada y desflorada / por la cruel lujuria del licencioso verdugo. / Después, que se la estrangulara junto a su inofensivo hermano. " Los últimos versos se corresponden con la cita inicial de Tácito.
7 comentarios:
Qué horror :(
Y luego dicen que los salvajes son los animales; los humanos los superamos con creces.
Este es ejemplo de legislar poniendo parches y no pensar que pueden haber excepciones. La igualdad no debe ser impuesta, sino basarse en la valía.
Es que una cosa es la igualdad (que a veces hay que fomentar con leyes porque si no, no hay forma) y otra la ridiculez. Un grupo debería estar formado por gente competente, independientemente de su sexo. En fin.
Estoy oficialmente escandalizado. Por lo de la niña, digo. Que barbaridad.
Y soy legalista como el que más, pero una cosa es aplicar una ley y otra burlarse de ella.
De todas maneras también tengo que decir que la reducción al absurdo es una manera como otra cualquiera de defender un argumento. Yo es que tengo ciertos reparos ante leyes de ese tipo, y se demuestra que son un poco absurdas cuando se las lleva al extremo. Pero no apruebo tampoco una burla así, no me parece serio.
Tamaruca:
El relato de Tácito me humedece los ojos cada vez que lo leo, lo cual, teniendo en cuenta lo brutico que soy, es bastante indicativo.
Blondie:
Daos dos generaciones y lo que habrá serán cuotas masculinas. Yo en mi oposición lo veo.
Bereni-c:
a mí, lo que más me cabrea d ela imposición legal esta es que a los que fastidia es a los partidos pequeños. Los del PP o el PSOE siempre podrán encontrar unos militantes del pueblo de al lado que els hagan el favor de rellenar lo que les falte, pero las agrupaciones vecinales y cosas así van a tener problemas como apra aburrir.
Blanco humano:
Pue spaar escándalo el hecho de que en Irán aún ocurra.
Cuando estaba en sexto, la teacher nos encargó un trabajo sobre un personaje histórico. Lo hice sobre Stalin xq sabía poco del tipo y así aprovechaba y me informaba. A punto estuve de recibir una D porque la tipa se tomó como algo personal que encabezase el monográfico de turno con la cita "una muerte es una tragedia. Un millón es estadística".
Me llamó la atención la frase xq siempre me había preguntado xq los hombres están preparados para aprender, sin inmutarse, de episodios históricos en que palman o sufren cientos, miles o millones de personas y luego se me ponen llorosos por la tragedia de un individuo y, sobre todo, si hay agresión sexual de por medio. Francamente, creo que nos cuenta usted a menudo historias mucho más difíciles de digerir.
Super opositora:
No, si lo qu eme conmueve no e sla violación, sino cuando pregunta si no podrían escarmentarla con azotes. Me parece la viva imagen de la indefensión.
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