martes, mayo 08, 2007

Sexando fieras

Ya que ayer dediqué la entrada a un equívoco matritense, hoy hablaremos de otro. Este no afecta a ningún político bajito, sino al que tal vez sea el monumento más popular de la capital: la fuente de Cibeles.

Para ponernos en situación les contaré un mito griego medianamente conocido. La veloz Atalanta, hija del noble Yaso, no deseaba contraer matrimonio, ya que era profundamente devota de la casta Artemisa. Como su padre estaba emperrado en tener nietos a los que enseñar a lanzar la jabalina, saquear las polis vecinas, violentar doncellas y demás actividades propias del aristócrata arcaico medio, Atalanta llegó a un compromiso con su progenitor: si algún pretendiente la derrotaba en carrera se casaría con él. Para mejor motivar a los competidores añadió el simpaticote corolario de decapitar a los rezagados.

A pesar de que media juventud griega se había dejado ya la sesera tratando de encalomarse a Atalanta, Hipómenes, hijo de Anfidamante, decidió probar suerte también. Aprovechando que tenia enchufe con Afrodita, el osado joven consiguió que la diosa le prestara tres manzanas de oro y se dispuso a competir auxiliado de tan estrambótico equipamiento deportivo. De este modo, cada vez que Atalanta se adelantaba, Hipómenes arrojaba una manzana al suelo. La moza que, o bien era un poco tonta o bien le había echado ya el ojo al jovenzuelo y reconsiderado lo de la castidad como opción vital, se agachaba a recoger la fruta. Esta añagaza permitió a Hipómenes recuperar la ventaja, ganar la carrera y desposar a la heredera de Yaso.

En fin, el caso es que, ya casaditos los dos, a Hipómenes se le ocurrió la cuestionable idea de usar un templo de Cibeles como picadero. Eso, por cierto, es lo que se llama una idea brillante; como en toda Grecia no hay suficientes rincones discretos, lo suyo es irse a practicar la coyunda en el templo de la sanguinaria diosa asiática que castró al joven Atis por un quítame allá esas pajas. En fin, el caso es que la diosa se molestó bastante y, aunque no castró a nadie, transformó a la pareja en leones y los unció a su carro.

Los leones son bichos un poco vagos e impredecibles, con lo que no sé yo si son la mejor bestia de tiro que elegirse pueda, pero en cambio tienen la ventaja de ser muy sencillos de sexar. Aquí no hay que hurgarle al bicho la retambufa, como es el caso de los pollos. Aquí sobra con unas nociones básicas de peluquería: el de la melenita es el caballero. Sí, ¿no?

Pues vamos a comprobarlo con la fuente madrileña.



A ver, uno con melena, ese es Hipómenes… y otro con melena también que vayan ustedes a saber quién es.

Luego dirán los griegos que su universal fama homoerótica carece de justificación.

9 comentarios:

Tamaruca dijo...

Me encanta como explicas las leyendas...

8-)

Anónimo dijo...

Mire, hay hembras muy peludas. Tenía usted que ver a la ordenanza del trabajo. Por cierto, le voy a mandar algo divertido (avisando, que es gerundio).

Alfor dijo...

Esa mujer que ganaba en carrera a TODOS los hombres y que no quería casarse con ninguno era un poco rarita. Esta melena explica muchas cosas...

querida_enemiga dijo...

O eso, o los escultores contratados sabían muchísimo menos que tú.

Anónimo dijo...

No conocía la historia, pues una cosa más que seguro que se me queda en la sesera.
Por cierto, talmente cierto lo de "suspirito blanco", ¿seguro que no nos conocemos?

Besos de Anita

Anónimo dijo...

Oye, igual es que la buena de Cibeles (no es cosa de ofender a deidad tan susceptible) tenía costumbre de hacer lo mismo a todo el que le tocara los... los... bueno, algo.

En ese caso los leones puede que fueran otros dos infortunados, que no los de la leyenda.

Achab dijo...

Tam:

A Cibeles, no, se ha presentado esta mañana en casa con una hoz y mercromina.

Gin:

Pues le echo un vistazo, como es preceptivo.

Alfor:

Y de paso explica porque tanto "griego" queria sexo con ella o lo que fuera.

Querida enemiga:

En el XVIII estaban bastante puestos, pero nunca se puede descartar el despiste.

Anita:

Hmmm... seguro, solo conzoco una Anita opositora, efectivamente muy blanca, pero va para inspectora de hacienda.

Lazy:

A lo mejor es el tiro de repuesto.

Esther Hhhh dijo...

Capi, Es obvio que alguien se equivocó en todo esto. Propongo varias opciones:
1. Opción: Pensando ya en que algún día la pobre diosa iba a tener que aguantar a fanaticos madrileños bañándose en su fuente para celebrar los goles de su equipo (al que osan comparar con sus deidades y llamar galáctico) se decidió por disfrazar a ambos bichos de leones, que con la melena parecen más fieros (aunque en verdad las leonas son más peligrosas). En este caso mejor no los tocamos, no vaya a enfadarse la dama.
2.Opción: El escultor en cuestión se pasó por.... La historia en sí y decidió que con melenas quedaban más monos los gatitos, y ala, puso dos machos (lo mismo conocía la leyenda, pero era nulo en biología, vaya usted a saber). En este caso propongo quitarle a golpe de cincel la melena al león de la izquierda, que me he dado cuenta yo que es la chica :P (la diosa lo agradecerá, seguro).
3.Opción: En efecto resulta sospechosa esta "damisela" capaz de correr más rápido que cualquier tipo. Es cierto que hay atletas muy rápidas por otro lado. Pero a mí que era en verdad un zagalín de larga y hermosa melena (que en la época estaba bien visto) y en verdad fue una historia de amor gay, el primer matrimonio homosexual de la historia. Claro que ya se sabe que en el medievo y posteriormente, esto de ser homosexual ya no estaba tan bien visto, así que alguien, así como quien no quiere la cosa, cambió el sexo del zagal en cuestión, por evitar chismorreos... El escultor, que investigó bien la historia, supo de la verdadera identidad de ambos personajes y no quiso dejarlo por pasar. En un guiño al honor histórico esculpió dos hermosso leones. Propongo por tanto no tocarlos, eso sí, ponerle un lacito arcoíris al de la izquierda, que sigue siendo el muchacho de hermosa melena...

Besitossssssssss

Achab dijo...

Esther hhhhh:

Pues a mi con los leones como con los chinos, que los veo todos iguales.