El capitán Andrés Fernández de Andrada fue uno de los más notables poetas del Renacimiento español, lo cual tiene mucho mérito, ya que de su producción sólo se conserva un poema, la "Epístola moral a Fabio" de unos 200 versos de longitud. En dicha composición, dedicada a su amigo Alonso Tello, el poeta exhorta a despreciar las ambiciones cortesanas y la persecución de cargos públicos para dedicarse, en cambio, a una vida sencilla y retirada en el solar patrio.
Durante muchos años se desconoció qué incidentes jalonaron la biografía de los dos amigos sevillanos. Sin embargo, investigaciones realizadas a lo largo del pasado siglo permitieron averiguar que ambos pasaron a Indias, pretendieron todo tipo de cargos, se dejaron el pellejo buscando riquezas y murieron desempeñando empleos públicos de poco pelo y escasa retribución: en el caso de Tello alcalde mayor de San Luis Potosí y en el de Andrada contador de bienes de difuntos en el miserable villorrio de Ixmiquilpán.
Más conocida es la hipocresía del filósofo ilustrado Jean-Jacques Rousseau, que mientras escribía sobre el buen salvaje, la bondad inherente al ser humano y los más convenientes métodos de pedagogía, depositaba a sus hijos recién nacidos en la inclusa ginebrina, célebre por su elevadísima tasa de mortalidad.
Lo de Al Gore, fracasado candidato a la Casa Blanca y actual profeta en jefe del ecologismo conservacionista, no tiene el componente trágico de la historia de Andrada ni la cuasicriminalidad de la actuación del ginebrino. Lo que, en cambio, tiene el caballero americano es bastante morro.
Según dicen por ahí, el señor Gore, recientemente galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por su tenaz defensa de la sostenibilidad ambiental y el medio ambiente en general, no sólo gasta en su poco modesto hogar 221.000 Kwh de electricidad (multiplicando por veinte el consumo medio en su país), sino que, mucho peor, posee una mina de zinc en Tennessee que emitió 1,8 millones de kilos de vertidos tóxicos en cinco años. Esto no influye en la veracidad o conveniencia de sus advertencias climáticas, pero como exhibición de rostro no está nada mal.
Con razón lo advertía el bueno de Andrada:
"No porque así te escribo, hagas conceto
que pongo la virtud en ejercicio:
que aun esto fue difícil a Epicteto."
Y Epicteto, hasta donde yo sé, no poseía ninguna mina de zinc.
jueves, junio 07, 2007
Del dicho al hecho
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11 comentarios:
Está claro: "haz lo que digo y no lo que hago".
Totalmente de acuerdo. Gore es un oportunista como tantos otros.
Sólo una precisión: el consumo de electricidad se mide en kilowatios-hora (kWh o kW-h). Es la energía que se consumiría si tuvieras algo con una potencia de 1 kW funcionando durante una hora. kW/h es una cosa rara (algo así como cuánto varía la potencia en un cierto tiempo) y no se usa.
Un saludo
Querida_enemiga:
También aplicable a este capitán, por si la smoscas.
Anónimo:
Pues como supongo que tiene usted razón (yo la factura de la electricidad la miro al bulto) lo corrijo ahora mismo.
Demasiados hay que tienen dos caras, una por delante y otra por las sombras.
Al Gore (por dios, ¿Cómo te presentas a presidente apellidándote sangre derramada?)es el ejemplo de lo que todos son: Unos chorizos. La diferencia entre el teatro y la política es el sueldo.
Un saludo.
Burnout:
Y la endeblez de los argumentos.
Y en distintas escalas o en otras facetas de la vida, ¿no nos ocurre un poco a la mayoría?
Es complicado ser honesto y sincero a la vez.
Leñe, pero al menos en el ámbito de tu especialidad... que esto es como el bombero pirómano o la partera pederasta.
Compruebo con desasosiego que soy peor persona de lo que me temía. Me acerco más al "en casa del herrero, cuchillo de palo" precisamente en mi especialidad. Espero en el resto de ámbitos no :(
Palabrita de Hulk?
Tam:
Bueno yo soy un opositor que se opone, eso me convierte en consecuente.
Cisne:
Urrrg
Es que ya lo dice el acervo popular: "Del dicho al hecho, hay un gran trecho".
Seguro que Gore también va a misa todos los domingos o cuando toque, y ahí le tienes, haciendo del cinismo un deporte con derecho a galardón. Es un deporte mu extendido en propios y extraños, ir de una cosa y a la hora de la verdad... a la hora de la verdad hay gente que da pampurrias.
Ay... qué cómodo sería ignorar pero qué bello es saber la verdad, madre de la libertad.
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