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lunes, septiembre 22, 2008

334

"El compañero Bruno es fiel como el mal aliento"
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J. Cortázar. "El perseguidor"



A petición de la linda señorita morena de la bata blanca y las gafas de diseño, hoy les voy a hablar del alelo 334.

Según una investigación del Instituto Karolinska de Estocolmo, el gen que gestiona los receptores de la hormona vasopresina se presenta en dos variantes fundamentales. La mayoritaria, un gen serio, hogareño y formal, y la minoritaria, el dichoso alelo 334, un gen golfo y sinvergüenza amigo de la farra y el lupanar. Sueco al que le cae la versión primera, sueco que se queda en casa con su parienta hablando del tiempo después de cenar. Sueco con la segunda, cena, se da una vuelta y acaba con la mujer del vecino retozando en un pajar.

Hace unos cuantos años, leí en un suplemento dominical cómo muchas mujeres suecas cuya genética revelaba propensión al cáncer de mama optaban por una amputación preventiva antes que arriesgarse a desarrollar la enfermedad. En su día, me pareció una barbaridad muy sueca, aunque bastante reveladora del carácter nórdico. Ahora, con todo este asunto del alelo 334 se me antoja un precedente bastante amenazador. Si la predisposición al cáncer de mama la solucionaron con el cuchillo jamonero no quiero ni pensar qué tengan pensado rebanar para solventar el problema de la genética infiel.

Yo, por si acaso, he borrado Suecia de la lista de países que pretendo visitar.