jueves, marzo 15, 2007

Calvicies

La calvicie ha tenido, por lo común, mala prensa. Quitando a Sinesio de Cirene, que en el siglo IV escribió un jocoso "Elogio de la Calvicie" y al tipo del anuncio de la Coca-Cola -"¡Que levante la mano el que se afeitó la cabeza para parecer sexy porque se estaba quedando calvo!"-, los varones alopécicos han evidenciado secular tendencia a esconder sus calaveras mondas.

En ocasiones, el prestigio del repelado ayudaba a su propósito. Julio César lucía de continuo su corona de laurel no por ufana exhibición de su triunfos sino por vergonzosa ocultación de su rala coronilla. Cayo Calígula, menos dado a sutilezas, ordenó que se ejecutara a todo aquel que se asomara a un balcón mientras paseaba su calva imperial.

Pasado el tiempo de los emperadores mondos, los escritores satíricos tomaron el relevo. Entre los nuestros nadie fustigo calvos con más diligencia que el melenudo Quevedo. En uno de sus romances, distingue los varios linajes de calvas que el mundo pueblan para después señalar uno de ellos como especialmente pernicioso:

"Hay aprendices de calvos,
que el cabello se rebujan,
y por tapar el melón
aparentan una furia."

Vamos, algo así como Iñaki Anasagasti con gorguera. Sin embargo ayer estaba escuchando unas declaraciones del ministro de Justicia cuando, al agacharse por unos documentos, observé la peculiar configuración de su cráneo, en el cual alternaban triángulos fértiles con otros yermos. Dado que, ni Sinesio, ni Quevedo, ni cualquier otro autor catalogan tan sorprendente especie de mollera, me arrogo el derecho de nombrarla. Con ustedes, la calva tablero de backgammon.


Señor ministro, ¿no preferiría usted probar con la coronita de laurel?

7 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad es que cuando la calva está en ese punto medio - medio es bastante chunga. Lo que debe de tardar cada mañana en emplastarse los pelos para que no se muevan y para que continúen describiendo ese gracioso dibujo.

Pero los calvos incipientes tienen su gracia, ¿no? Confiesan un poco que han vivido y dan ganas de hacerles toc - toc en la cabecita.

blondie dijo...

Para mi lo peor es el aspecto apelmazado y pringoso, en plan se me ha caído un bote de aceite en la cabeza. Sólo pensar en tocarlo y quedarme enganchada, me da pavor.

Anónimo dijo...

Y a mi que los calvos me ponen...(maticemos, me ponen los calvos atractivos tipo el de la lotería, no el comentarista ése de futbol que tiene canal+ por ejemplo) No entiendo por qué no cogen la cortapelos y sacan la dignidad a tomar el aire de una vez en lugar de abochornarla tras esos hilillos repugnantes.

suri kata dijo...

Casi que prefiero la ensaimada de Anasagasti, que parece que últimamente lleva menos pringue.

Tamaruca dijo...

Para estas cosas soy muy radical: o todo o nada.




¡¿¿Backgamon??! xDDD
Eres cruel, ¿lo sabías?

Achab dijo...

Blonde:

Ese es el momento de rasurar.

Blondie:

La verdad es que lo que s eha hecho el hombre en la cabeza no tiene perdón de Dios.

Gin:

Otro tipo de calvos es, en efecto.

Suri Kata:

Si, pero ahora descubre más colodrillo.

Anónimo:

Cpsas dicen usted, del del, yo mucho alegre vivir para ver tonterías automático generado, ajam.

Tamaruca:

Lo soy, y tenías que haber visto la imagen original de la tele. Fue pavoroso.

Anónimo dijo...

Pero Capitán, ¿No se ha dado cuenta de que solo pretende que el pelo vaya a juego con la corbata? Es la última de la última en chic.