Entre los muchos cómics que mis tíos se dejaron en casa de mi abuela había un número de Conan el Bárbaro que releí hasta su práctica desintegración. El protagonista y una exuberante bailarina de vestuario mínimo se introducían en el templo de una aborrecible deidad. Conan posaba el pie sobre la escalinata del templo y, acto seguido, lo retiraba asqueado. Sus finos instintos de guerrero semisalvaje habían percibido el dolor de las miles de víctimas allí arrastradas al sacrificio.
Hoy, una de las secretarias se ha traído a su niña de visita a la Academia. Ha sido pisar el umbral de la misma y la nena ha estallado en un llanto incontenible e inconsolable que ha persistido hasta sacarla su madre del edificio.
Serán finos instintos de guerrero semisalvaje, pero los niños de hoy los llevan de serie.
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5 comentarios:
No se si los niños de ahora tendran percepcion extrasensorial de serie... pero si que son salvajes en serie.
En serio.
¿Y aún con todo sigues yendo allí? ¿Sabiendo que es el templo del mal?
Qué osado... o qué inconsciente.
Yo entiendo a la nena, a mí me sigue pasando cada vez que llego al trabajo...
Ainssssssss Capi, Capi, Capi, ¿Y qué le haríais vos a esa inocente criatura? Yo creo que más que instintos, fue algo que debisteis hacer, que teneis mucho, pero que mucho peligro.....
Besitos de pelirroja
PD: Acabé el traslado.... Casi (bien, bien bien)
Vampi:
Lo mismo es por eso.
Glenclous:
Es que eso mola.
Sil:
¿Y patalea?
Esther:
Le saqué la lengua, todo lo más.
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