El viernes pasado un toro colorado de nombre Capuchino degolló a un mozo alcalaíno en el encierro de Pamplona. Esta mañana un mihura burraco llamado Ermitaño ha intentado despenar a otro corredor a la sombra de la plaza.
El refranero popular advierte que el hábito no hace al monje. Con los morlacos bravos de quinientos kilos la imposición del hábito monacal es incluso contrapoducente.
3 comentarios:
Estas fiestas me recuerdan al circo romano, con la diferencia de que allí las víctimas eran arrojadas a las bestias y aquí van voluntariamente.
Por lo que he visto en el vídeo de la cogida del Ermitaño, la única explicación para que se acerquen de esa forma a un miura despistado, es que confiaban en él por su nombre.
O también que están todos cocidos a esas horas.
Sí, bwana:
Cosas de la modernidad.
Suri:
Sólo dejan correr a los medio sobrios, que es lo más preocupante.
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