En ocasiones los periódicos dan cobijo a la peripecia vital de individuos cuyas andanzas debieran interesar tan sólo a los profesionales de la psiquiatría. Sin ir más lejos, ayer, El Mundo narraba las andanzas de Marc Vermeeren y Jean-Paul Mulders, dos trastornados belgas que se dedican a acosar a los parientes consanguíneos de Adolf Hitler para recoger muestras de su ADN.
¿Y esto que sentido tiene? Ninguno. Si al menos estuviesen planeando una escenificación en vivo de "Los niños del Brasil" con pequeños Adolfitos clónicos haciendo los coros, la cosa tendría algún sentido. Sería igualmente una estupidez, pero tendría sentido. Lo de estos dos fulanos, en cambio, es fetichismo puro. Le amargan la existencia a un pobre anciano, le roban una servilleta usada, la numeran y la guardan en la cámara acorazada de un banco. Esputos de sobrino de dictador recolectados en nombre de la ciencia tarada.
Los dos investigadores belgas están como un par de cabras flamencas -eso es difícil dudarlo- pero, además, son unos vagos de siete suelas. Con lo pródiga que ha sido la humanidad en asesinos de masas tiene narices que se decidan por rastrear los parientes de un dictador monotesticular que murió sin descendencia.
Con Gengis Kan, por ejemplo, no se atreven. Aunque sólo sea porque el amigo Gengis, tan aficionado a despoblar regiones como a poblarlas después, engendró varias centenas de hijos que siguieron procreando como proverbiales conejos. Estudios genéticos medianamente serios calculan que un 0.8 % de los habitantes del planeta -unos cincuenta millones de individuos, chino arriba, chino abajo- podrían ser consanguíneos del belicoso emperador de los mongoles.
Eso si que es un buen montón de esputos. Ya están tardando los dos belgas en recorrerse Mongolia con un hisopo y completar el estudio. No es una prioridad de la ciencia, pero, con un poquito de suerte, el ejercicio les cura la estupidez supina.
4 comentarios:
Es contradictorio, lo sé, pero...
Sin comentarios.
Capi, pues a mí Gengis me caía bien, el tio era un estratega impresionante, muy inteligente, la verdad.. Vale, sí, ya lo sé, eso dicen de Hitler, pero éste no me caía bien, no sé, prefiero al Gengis...
Besitos
Hay una pareja, el segurata de un club de alterne y su bella esposa rumana con un hijo al cual llaman Adolf, en honor al susodicho. Le aseguro a usted D. Capi que el nene es clavadito al ya nombrado. Y solo tiene 6 añitos. Musas del Olimpo protegednos, que si le descubren esos dos belgas encuentran el eslabon perdido.
Grénmabar:
Sin respuesta.
Esther:
El Genghis era más brillante, Pero pasó a cuchillo a toda la población de Pekín.
Calambrito:
Miedo miedo.
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