sábado, abril 16, 2011

En el convento

Hay gente que no tiene remedio. ¿Pues no va ahora José María Aznar, se planta delante de un micrófono y, con todo el desparpajo que le permite su perpetuo semblante avinagrado, nos cuenta que Gaddafi es un amiguete rarito y que deberíamos perdonarle sus excentricidades?

Existe un refrán castellano, un tanto escatlógico, que describe la actitud de quienes, por no tener ya nada que perder se comportan como les sale del mambrús pinturero. Con su venia se lo cito:

- "Para lo que me queda en el convento, me cago dentro".

Lo del señor Aznar va un paso más allá del fraile con colitis. Hace siete años que el fulano abandonó el cenobio, pero es entrarle el apretón y se presenta en el torno con los pantalones por las rodillas.

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