El síndrome del gato negro es un hallazgo médico de Starbuck que consiste en una mezcla de presunción y amor por el adorno innecesario. Según él, yo lo sufro en un grado desmedido. Lo llama así en homenaje al cuento de Poe.
Seguro que lo conocen: el marido borrachín asesina a su mujer y empareda el cadáver en el sótano. Cuando la policía viene a investigar, segurísimo de no ser descubierto, acompaña a los agentes hasta la misma pared tras la cual ha ocultado el corpus delicti. Su presunción le pierde, pues desde el otro lado de la pared comienzan a llegar los maullidos aterrados del gato de la difunta, el cual se introdujo en el escondrijo mientras el asesino tapiaba la pared.
En la versión achabiana el síndrome consite en que cuando hay algo o alguien que me puede hacer daño o que debo evitar, en lugar de ponerlo a trescientos quilómetros, lo pongo a treinta centímetros para demostrar lo macho que soy y la enorme fuerza de voluntad que atesoro. Por supuesto, semejante frivolidad innecesaria me acaba perdiendo sin remedio.
Y ustedes se preguntarán: ¿pero qué horrible maldad, que crimen, qué depravación ha cometido el Capitán?
Y yo les responderé: comerme el chocolate con almendras que Lady Starbuck le regaló a su amado.
Hasta mis vicios se están echando a perder.
martes, marzo 14, 2006
El síndrome del gato negro
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14 comentarios:
La verdad es que sí es una maldad lo que has hecho...Si alguien se comiera mi chocolate lo emparedaría con gato y todo...
Pero si es chocolate con almendras no hay delito, en realidad has evitado que tu hermano se comiera una mierda que con toda seguridad le hubiera sentado mal, en un acto de amor y sacrificio fraternal.
Oye, legallyblonde, tu nombre es justo el antónimo de "tanrubiacomopuedeserlocualquiera", ¿no?
Quita, leona, me has dejado como rascándome la cabeza ante un silogismo barrueco.¿El antónimo es "másrubiaqueotras"?¿"notanrubiacomootras"?Glub, hago honor al color de mi pelambre, no doy con la respuesta...
"Quieta", sorry, no "quita" (demasiado Civil derogado)
No sabía yo que fueras capaz de tales perversiones....
:)
Starbuck, yo te comprendo. Mi hermano usa mi champú, y me lo gasta...
Capitán, qué poca voluntad. Que era un regalo de Lady Starbuck, hasta le has hecho manifestarse como comentarista Ô_Ô
Aparte del anecdótico vicio delictivo del chocolate,el otro me parece más peligroso. Lo de ponerte al ladito lo que sabes que te va a pegar un bocaó en cuanto te descuides. ¿Será solo por frivolidad?no sé, de momento estoy vigilando al lobo que dejé ayer en el cuarto de baño en vez de mandar a la perrera...
Bah, mi hermano no usaba mi champú, usaba mi crema suavizante para intentar lavarse el pelo. Y usaba mis lentillas con conjuntivitis vírica. No sé si habrá mejorado con la operación de miopía porque mi estuche de lentillas era rosa en vez de blanco para evitar confusiones, y daltónico no es XD
Vaya pues yo eso de dejar que me partan la cara por el morro lo llevo haciendo toda la vida, así que debo tener el sindrome ese también.
Es más debo tener la enfermedad completa porque aún estando en el suelo hecho polvo todavía me levanto diciendo que "a ver si se atreven a más".
Instintos suicidas, quizás. Estupidez seguro.
En fin.
A los leoneeeeeeees!!
q valeroso!
:)
Legally blonde:
Pero si el gato e sinocente, el pobre.
Quieta, leona:
Pues estaba rico.
Starbuck:
¿Ah? ¿Pero lo querías? Pensaba que era cosa sin dueño apropiable por ocupación.
Dulcesophie:
Y de otras peores, a decir verdad.
Florecilla:
Pero si lo hago por su bien, para que no se ponga como un cenutrio.
Arca:
Y la emoción que le da a la vida, ¿eh?
Cattz:
Pero lo de tu hermano es ceguera pura y dura.
Bito:
Jo, tu comentario es la historia de mi vida escolar.
Xufeta:
Los leones no comen chocolate, para eso ya me lo como yo.
Mary:
Suicida, simplemente suicida.
Dígale que tenía pinta de estar en mal estado y ha preferido sacrificarse usted (o algo así, seguro que cuela).
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