domingo, enero 27, 2008

El tío Fred cabalga de nuevo.

P.G. Wodehouse no es un escritor de moda. Se le acusa de ser un fósil antediluviano, intrascendente y banal y, lo que es peor, de ser la inspiración recurrente de Alfonso Ussía. Una lástima que así sea, pues leer con regularidad a Mr. Wodehouse es uno de los más atinados favores que alguien se puede prestar a sí mismo. Una persona que lee "Ola de crímenes en el castillo de Blandings" y no mejora su opinión del mundo necesita urgente medicación. Si no se fían de mi prescripción, soliciten la de Hugh Laurie, que interpretó a Bertie Wooster antes que al doctor House y es, en este aspecto, de mi misma opinión.

Uno de los huéspedes ocasionales del citado castillo de Blandings es el tío Fred. Frederick Altamont Cornwallis Twistleton, quinto conde de Ickenham, es un alto y distinguido caballero de unos setenta años de edad y el potencial destructivo de un terremoto de grado seis. Hombre atrevido, de fértil inventiva e inagotable ingenio, tío Fred disfruta como un chiquillo atrapando a sus conocidos en tupidas redes de entrelazadas mentiras, delirantes invenciones y juguetones embustes. Cuando la verdad amenaza con alcanzarle, el tío Fred improvisa una mentira mayor y aprovecha la confusión para escapar por la puerta del jardín.

Es curioso que nuestro querido Ministro del Interior, Don Alfredo Pérez Rubalcaba, comparta diminutivo con el aristócrata inglés, pues lo cierto es que se aproxima considerablemente a sus métodos. Estaba recientemente don Alfredo dando cuenta de la detención de unos peligrosos islamistas con vocación de suicidas suburbanos cuando un periodista le puso en apuros. El osado reportero preguntó si no era cosa un tanto extraña que unos aspirantes a suicida dispusieran de temporizadores. Cualquier otro hubiera reculado. El tío Alfredo, es cuestión de honor, no retrocede jamás. El tío Alfredo, sonríe, reflexiona y contesta:

- Ciertamente la posesión de temporizadores constituye un elemento extraño y no casa bien con la idea que tenemos de un terrorista suicida... a no ser que el que decida cuándo se suicida el suicida no sea el suicida que se suicida.

Me apuesto cualquier cosa a que, para cuando el periodista terminó de apuntar la respuesta, el tío Alfredo ya estaba saltándose el seto del jardín.
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10 comentarios:

Nils dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nils dijo...

P.G. Wodehouse es uno de mis autores favoritos. 'La suerte de los Bodkin' fue el primer libro suyo que leí y me encantó. Tom Sharpe me recuerda mucho a él, sobre todo con la serie 'Wilt'.

PD: te sobra una 'o' en el apellido del escritor.

Achab dijo...

Nils:

Ups, confieso mi error recurrente. Me despista la anómala pronunciación del apellido que se pronuncia "Guudjaus" aunque se escriba "Goudjaus"

Anónimo dijo...

Sin duda, en cualquier caso estos tiempos en los que vivimos han traído nuevas expresiones como la de "ser suicida", se supone que si uno se suicida deja de ser, sin embargo ahí están!

Coincido con usted, capitán, y, curiosamente, con el ministro. Quizá estos individuos deberían ser denominados Señores Portabombas, si es que es cierto que el que decide cuando se suicidan los susodichos es un señor distinto de ellos mismos y portador de un walkitalkie. Fascinante tema, y lo seria mas sino fuera porque, a veces, los suicidas de marras hacen honor a su apelación y, temporizador arriba o abajo, se hacen uno con el mundo, malditos.

Saludos

Be dijo...

Mi prefe es "Fiebre Primaveral", no sé por qué, quizá porque fue el primer Wodehouse que leí. Es genial.

Ginebra dijo...

Rubalcaba es mi preferido.

laura dijo...

"Cuándo se suicida el suicida no sea el suicida..."

Para la próxima rueda de prensa: "El cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará?..."

Bascuñein dijo...

Ups, señor Capitán, todo pillado muy por los pelos, ¿no cree?
¿Frederick = Alfredo? Licencia literaria por su parte, asumo. Frederick me suena más a Federico, pero vaya usted a saber. Yo conozco a uno (un Federico, digo) bastante similar al aristócrata(excepto en lo de caballero, claro).
Lo que es evidente es que "el tío Alfredo" tiene salidas para todos. La frase suena un poco a Groucho Marx y su "parte contratante". Y si de verdad estuviera tejiendo esa red de mentiras que insinúa, Capitán, debe ser que viene con el cargo.
En cualquier caso, gracias por la recomendación literaria. Wodehouse lleva en mi lista de "futuros" ya un tiempo y ahora tengo una razón más para empezar con él. Mientras, voy a ver si salto un par de setos.

Achab dijo...

Efe:

Sean lo que sean mejor están detenidos, pero la exhibición d eimprovisación ministerial fue tremenda.

Be:

Me sigo quedando con Ola de crímenes en el castillo de Blandings.

Gin:

Es que es un genio con barba.

Laura:

Divertido sería.

Berracus:

Coincidencia de diminutivos, "Fred" lo es tanto de Frederick como de Alfred. Por lo demás esta vez no insinuaba nada más que lo jocoso d ela frase ministerial.

Miss Missing dijo...

Ya decía yo que el nombre lo había visto en algún lado, y era aquí!!! Ayer en un arrebato me compré el libro de P.G. Wodehause (como dice el prólogo: Vud-jaus)... por eso me sonaba.... El inconsciente sirve para algo...