domingo, julio 06, 2008

Apocalipsis piscícola

Hoy, en el día más nefasto en la breve historia del acuario de mi hermano, un par de pececitos ha ingresado de consuno en el paraíso de las criaturas marinas.

Dada la fama de gafe que me están criando ustedes y antes de ser señalado por sus acusadoras falanges, creo necesario precisar que mis sesiones de natación veraniegas las desarrollo en una piscina olímpica.

4 comentarios:

Esther Hhhh dijo...

Capi, Capi, Capi... Por mucho que nadéis en una piscina olímpica, a saber que maldiciones habréis lanzado contra los pobres peces, con eso de que vos os sentís ahora algo débil de forma. Seguro que os habéis recreado en males de ojo y similares y ahí está el resultado: Dos pececitos muertos. Haced el favor y no culpéis a los pobres de ser peces y moverse como tales en un medio que a vos no os acaba de encajar. Ceñíos a vuestro estricto programa de entrenamiento y si el fruto que obtenéis no es el esperado, culpaos sólo a vos mismo y no a los que por méritos propios os superan. He dicho.

Besitos dulces, de todos modos, que no quiero veros afligido...

Gato dijo...

Todo el mundo sabe que lo más emocionante de tener una pecera es levantarte por la mañana pa ver cuántos se te han muerto... No es gafe... El raro, al que hay que vigilar, es al que tiene un pez negro de esos gordos, sin bultos ni nada...

Achab dijo...

Esther:

Que soy inocente, de verdad...

Gato:

Yo pensaba que lo emocionante era hablar con los pececitos.

Tamaruca dijo...

¿Los términos "emoción" y "pecera" no son antónimos?