Para el nadador aficionado, ningún momento marca con mayor precisión la total decadencia del estado físico como aquel en que el jubilado que nada por la calle cuatro te rebasa cómodamente a mitad de piscina.
Cuando eres tú el que adelanta y te paras para celebrarlo, no tengas dudas de que, si bien tu físico ha mejorado, estás explorando el nadir de tu catadura moral.
Menos mal que ya he superado esa fase. Ahora, el bailecito ceremonial de triunfo lo pospongo al final de largo.
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5 comentarios:
¿Y sois vos el que nada en la fotito? Estáis mono con el gorrito azul jejeje...
Besitos
¡Como te entiendo! Mientras resoplo y cojo un tono liloso pedaleando en la bici estática el jubileta de al lado me mira con cara de no estar haciendo esfuerzo alguno.
Yo me dedico a flotar por la piscina sin prisa ni esfuerzo, y luego a la sauna. Será por eso que los nadadores depilados y cultivados me miran como si yo no debiera estar en el mismo vaso que tan entregados deportistas.
Salud.
Esther:
El día qu eme ponga como la bestia parda de Phelps, que tiemble el mundo.
Blondie:
Son de hierro, los desgraciados.
Céfiro:
Probablemente no lo merecemos, pero que intenten echarnos.
...y cuando el declive físico no corre por tu cuenta sino es el que toca por defecto. O sea, cuando no importa si llegas entre los primero porque lo que está por ver es si llegas ¡Desde la juventud da un queseyó hacerse a la idea! Recuerdo la canción de un cantautor del 90 "Guillermo Tell no comprendió a su hijo, que un día se aburrió de la manzana en la cabeza"...
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