El increíble hombre pez

Con la llegada del buen tiempo, he recuperado la buena costumbre de practicar la natación.

Otros usuarios de la piscina deben de haber iniciado antes su entrenamiento: en la calle contigua, una sombra fugaz con bañador naranja me adelantaba cada largo y medio. Yo no soy muy veloz en el agua -mis genes mesetarios me lo impiden- pero, con todo, el tipo tenía que estar nadando más rápido que una marsopa.

Admirado, busqué al nadador con la vista al terminar mis series. ¡Oh sorpresa! Dada la velocidad que desarrollaba en el agua, yo contaba con hallar un musculoso émulo de Johny Weissmüller. Sin embargo, el portador del calzón anaranjado era un huesudo señor calvo con piernecillas de alambre y brazos como palillos.

¡Jo, que tío! Seguro que pertenece a la familia de los escuálidos.