viernes, febrero 02, 2007

De la realidad y la ficción

Hace unos cuantos años yo era bastante aficionado a una serie de humor norteamericana. Su título original era "The Fresh Prince of Bel-Air", pero en España prescindimos de frescuras y lo dejamos en "El Príncipe de Bel-Air". Mi abuela, considerablemente más sintética lo dejó en un escueto "Los Negros":

- ¡Vaya vicio tenéis con los negros!- y cambiaba de canal.

El caso es que, en uno de los capítulos de la serie, se relataba el funeral de un desaprensivo y odioso personaje. Conforme a la tradición del lugar, sus conocidos, amigos, parientes y amantes tomaban la voz por turno para hablar del fallecido. Sin embargo, dadas las poco honorables cualidades personales del difunto, en lugar de entonar su panegírico, los oradores mostraban su hondo regocijo por el deceso del atrabilario individuo.

Avergonzado por dicha actitud, uno de los presentes se alzaba en pie y exclamaba:

- No puedo creer lo que están haciendo. Está el pobre hombre aquí, de cuerpo presente y no son capaces de decir una sola palabra buena de él.

Uno de los aludidos, molesto por dicha acusación, replicaba:

- Y tú, ¿quién demonios eres?

- ¿Yo? Bueno, yo... el tío que se lo cargó.

Hasta aquí "los negros". Ahora debemos cambiar de escenario.

En Fago, un pueblecito del pirineo oscense, el alcalde fue emboscado y asesinado hace tres semanas. Aunque diga el refrán que del roce nace el cariño, en los pueblos pequeños, del roce lo que suele salir son chispas. Tal vez por eso, cuando los periodistas entrevistaron a los lugareños no les costó mucho encontrar gente que pusiera de verde perejil al fallecido regidor. El hombre, dicho sea en justicia, debía tener también sus partidarios, pues había ganado las elecciones tres veces consecutivas con abrumadoras diferencias de voto, pero estos no hablaban. Se conoce que una vez comenzaron los tiros hallaron prudente hacer mutis por el foro y no postularse a blanco de nuevos disparos vengadores.

No obstante, uno de los vecinos que despotricaban contra el difunto consideró necesario matizar que aquel crimen era "un disparate, la guinda final de una serie de disparates".

- Hombre, menos mal, ¿y quién fue el hombre honrado que tuvo la decencia de recordarlo?

- Bueno, pues, él es... esto... el tío que la Guardia Civil ha detenido esta mañana por su implicación en el crimen.

Visto queda que la realidad imita el arte, pero, la verdad, bien pudiera buscarse modelos más honrosos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, que es Fago... por un momento pensé en Fargo...

querida_enemiga dijo...

Mis abuelos también llamaban a la serie "los negros". Serán cosas de abuelos...

Esther Hhhh dijo...

Mi querido capi, este señor, con su limitada inteligencia y su ilimitada frialdad, logró la mejor cuartada, a su entender: Hablar con los medios, sin un atisbo de miedo ni nervios, y afirmando siempre que alguien de fuera tuvo que ser...
Eso sí, una vez detenido, todos los periodistas (o casi todos), demostrando cuanto saben sobre crímenes, han afirmado que ellos ya sospechaban de este señor desde que hablaron con él...
Besitossss

Hans dijo...

Huy, pues lo que hay que hacer es leer El Heraldo de Aragón de ayer sábado. Todo lleno de comentarios de periodistas que habían entrevistado al matador, relatando sus escalofríos por tal proximidad y la mirada heladora del sujeto. Tremendo.

Achab dijo...

Gin:

Pensé en titularlo Fa(r)go, pero creo que alguien se me había adelantado ya.

Querida_enemiga:

Será, será.

Esther:

Uy, pues había uno que ayer, en El Mundo decía que imposible imposible que fuera él, que esto e sun montaje policial, porque un tío tan majo no podía haber matado a nadie...

Ojo de lince se llama eso.

Hans:

Ay, mis periodistillas, mis periodistillas, como les gusta la novela negra.

Tamaruca dijo...

:DDDDD

Tengo un humor negro terrorífico, me ha entusiasmado esta entrada :D

Además, me recuerdas una de mis series favoritas. Qué debilidad tan absoluta por Will, uff...