Es necesario rehabilitar los controles fronterizos y reinstalar en las garitas un nutrido grupo de ceñudos guardias. No es que me preocupe lo que pueda llegar de Portugal -con toallas de algodón y jugadores de fútbol poco daño pueden hacer- sino el paisanaje que de aquí les enviamos.
El primer indicio lo tuve ayer de mañana. Andaba yo por las inmediaciones de la Torre de Belém, interesante muestra de arquitectura manuelina cuando unos zarrapastrosos compatriotas se dispusieron a fotografiar el monumento. Habíase apostado el fotógrafo para encuadrar la edificación cuando su acompañante le advirtió:
- Así no. Que se vea el puente, que es lo más bonito.
Tate, me dije yo. Cómo engañan las apariencias, resulta que estos muchachos son aficionados al arte del siglo XX y desean que la fotografía incluya el magnífico puente colgante que atraviesa el estuario. Curiosa e interesante amalgama conceptual: la torre aduanera que cierra la boca del puerto y el puente que une sus costas.
Pues no, el puente que querían incluir era la funcional pero espantosa pasarela de hierro y metacrilato que conducía a las taquillas.
Pero eso no es lo peor. El mal gusto asusta pero no hiere. Lo peor llegó anochecido. Estaba yo dedicándome con entusiamo a devorar un polvo grelhado, que no es un coito enloquecido sino un pulpo a la plancha, cuando en la mesa contigua se instalaron tres orondos sevillanos vociferantes. Nada más llegar, los tres individuos, tras comprobar el notable cabeceo de la mesa procedieron a calzarla con un plato de porcelana fina. Cuando el horrorizado camarero retiró el plato y colocó en su lugar una cuña de madera, los comensales decidieron entretenerse en interrumpir las conversaciones ajenas con estruendosos ruidos y horrísonas carcajadas. Finalmente, para completar su noche de barbarie, volcaron sobre mi padre media botella de tinto alentejano a modo de báquico e incivil bautismo.
Ni una disculpa amagó el bárbaro terceto. Muy al contrario del camarero que se disculpó en todos los idiomas de su amplio repertorio. En cuanto termine de ver iglesias, probar vinos y deglutir gambas solicito la nacionalidad portuguesa. Mientras tanto pondré cara de italiano, que se me da bastante bien.
Por si las moscas.
miércoles, julio 18, 2007
Crónicas lusitanas do Capitão Achab (III)
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12 comentarios:
Qué buen vasallo si tuviese buen señor.
Tristemente muchas veces el camarero es más educado, culto e interesante que al que sirve. Pero ya se sabe, el dinero y el éxito no supone gallardía, esquisitez y generosidad en las disculpas.
La verdad es que de esos ejemplos de turista hay demasiados casos y de todas las nacionalidades. Total, para hacer el ganso que lo hagan en sus casas, que estrán más acostumbrados a soportarles.
Lisboa me parece una maravilla de ciudad, todas las veces que he ido y han sido unas cuantas me ha gustado más que la anterior. Y mira que tiene partes destartaladas pero es una ciudad hermosa como pocas.
En lo que dices de los turistas yo también he sentido mucha vergüenza por algunos turistas de esos que dices "sino el paisanaje que de aquí les enviamos." y supongo que de noruegos y austriacos habrá chungos, pero a mi vergüenza me dan los de aquí. Y mira que los portugueses en general son el summum de la cortesía y tienen paciencia.
Supongo que hay personas, sean de donde sean, que están reprimidas y al salir de casa se desbocan o que, directamente, no saben comportarse -véase Ernst de Hannover regando el pabellón de Turquía. ¿Vendrá también a la expo de Zaragotham? (aix)-.
Un besico, Achab & family :)
Lo que viene a ser el ganado viajante, o sea, lo que usted se encontró, en general hace más bien poco por la imagen de su país. Algo así como Moratinos.
Ah, y si se puede elegir me pido nacionalizarme en la Toscana.
Comentario oido una vez:
"A los sevillanos no habría que dejarlos salir de su tierra. Se piensan que el mundo entero es Feria de Abril todo el año. Habría que poner una verja electrificada alrededor de la provincia."
Parece que para esos tres sí que vale la idea, ¿no? ;-)
El comentario anterior me parece genial!! Yo siempre he oído que hay españoles en todas partes del mundo, que somos muy viajeros y demás (discrepancias mías aparte). Con la imagen que tienen en Europa de nosotros, hace tiempo que llegué a la conclusión de que, los que salen, deben ser todos sevillanos.... y Olé-Olé!!
Entonces los portugueses no querrán saber nada de la propuesta ibérica de Saramago, no?
que bonito Portugal, tengo síndrome de abstinencia.
Hay groseros en todas partes, y es una vergüenza tener algo en común con ellos, aunque sea la nacionalidad...
Espero que no le hayan fastidiado la ropa a tu padre con la mancha de vino.
Besotes
En una visita a Portugal encontramos a una madre reprendiendo suavemente a su hijo: "Rudrigo"
Supimos que estábamos en España cuando otra madre reprendía a su hija:
- "¡Ven pacáquetemato!"
Marinería en general:
Comento en bloque, que llego tarde a comer.
La amncha salió e impresentables hay en todas las patrias, pero a mí sólo me dan vergüenza los míos. La zafiedad de los noruegos, por ejemplo, es cosa que me indifere bastante.
He ido mas de 6 veces a Portugal y especialmente a Lisboa, cada vez me gusta mas, es una ciudad hermosa, con la gente mas educada y amable que he visto nunca, con la mejor comida, vinos excelentes, mùsica y todo lo que se quiera ver pero lo mejor es su gente, su educaciòn y su cultura. Siempre serà mi ciudad preferida donde nadie se siente extranjero.
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