Probablemente piensen ustedes que don Eduardo Zaplana es un tipo listo que, tras dar por finiquitada su carrera política, ha sabido buscarse una cómoda y fructífera ocupación; que un cargo directivo en Telefónica y un sueldazo de aúpa bastan para endulzar una despedida tan fría, desabrida y amarga como la que le dieron ayer. Pues sí, supongo que sí, pero sepan ustedes que en el imperio chino de Qui, las jubilaciones se organizaban mejor.
El emperador Quin Shi Huang había tenido un largo y exitoso reinado. No obstante, el tiempo no perdona a los emperadores ilustres y la muerte andaba rondando las puertas del provecto mandamás. A pesar de todo, el emperador albergaba una última esperanza de burlar a la Parca. Su docto e inteligente médico personal, el astuto Xu Fu, llevaba años presumiendo de saber cómo obtener el elixir de la inmortalidad. Pues bien, era el momento de demostrarlo.
.
Xu Fu no tenía ni repajolera idea de cómo sintetizar el mejunje, pero lo último que pasaba por su cabeza era admitirlo sin más, ya que los emperadores de la China nunca han destacado por su benignidad con los embaucadores. El doctor Fu, ladino como era, optó por subir las apuestas y marcarse un precioso órdago oriental.
Cierto. Él sabía cómo conseguir el elixir. El brebaje se almacenaba en la isla de Penglai, hipotético promontorio sagrado en medio del océano. Alrededor del islote nadaba un pavoroso monstruo marino y en la isla habitaban inmortales semidivinos cuya aquiescencia había de ser comprada con costosas ofrendas y generosos sacrificios.
En resumen, si el empreador le proporcionaba una flota bien pertrechada, avezados arqueros que finiquitaran al monstruo, pasta para sobornar a los inmortales y un nutrido contingente de vírgenes de ambos sexos, que es algo que siempre viene bien, Xu Fu se comprometía a darse un garbeo hasta Penglai, mercar un par de botellas de tónico inmortalizador y volverse de inmediato.
El emperador, de perdidos al Río Amarillo, accedió. Los barcos se aparejaron con esmero, riquezas y ofrendas llenaron las bodegas, vírgenes y arqueros embarcaron, zarpó la flota... y nunca se les volvió a ver.
No se les volvió a ver en China, quiero decir. En Japón, por lo que se cuenta, no les pudo ir mejor.
.
miércoles, abril 30, 2008
El arte de jubilarse y otros cuentos chinos
Categorías: historietas históricas, jubiletas, noticiario, política
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
13 comentarios:
Xu Fu fue tan ladrón como Zaplana, con la decencia de, al menos, desaparecer. A éste le seguiremos viendo, al tiempo.
¿Un órdago oriental es un óldago?
Chico listo, este Xu Fu...
A mi no se me ocurre otra cosa que pensar... ¿seguirá tan moreno en su actual puesto de trabajo?
Pues me gusta la idea... Cuando me jubile de las agotadoras tareas de musa, Capi, ya os propondré alguna cosa así.
Besitossss
Leo todo tu blog, muy bueno. Te aviso de que esta entrada me ha gustado tanto que la he enviado a Menéame y ha salido a portada en sólo 30 minutos. Enhorabuena.
Felipe González, Alfonso Guerra, Rubalcaba, Pepe Blanco, Borrell... la Historia está llena de embaucadores y estafadores que se lo han sabido montar muy bien para aprovecharse del trabajo de los demás.
Zaplana Zaplana.... para mi que se ajusta más al perfil de Roldán, pero claro, la memoria selectiva hace estragos...
Hubo alguien muy parecido en Peru.
A decir verdad fueron 2 pesonas, Fujimori y Montesinos, y la verdad es que llegaron a robarse casi todo el dinero de mi pobre pais, o mejor dicho el de su gente. (gente estupida tercermundista que no se dio cuenta hasta despues de 10 años)
Fuentes? No pones ningún enlace o libro para verificar los datos... No digo que no sean ciertos, pero me gustaría verlo escrito en algún otro sitio que lo redunde :)
Si quieres verificar los datos, el mejor sitio es un libro:
"Un nuevo estudio sobr eel enigma de la expedición a oriente de Xu Fu" de Yu Jin Hong.
En la web puede encontrar un buen número de textos sobre Xu Fu, aunque la mayoría de ellos en inglés.
Dado que escribiendo Xu Fu en Google dará con ellos mo veo necesario trancribírselos aquí.
Si el emperador fue tan (bobo se puede decir) para creerse semejante patraña, se merece lo que le pasó
pues yo veo bien que los políticos trabajen en el sector privado. Lo incorrecto es aquellos que toda su vida la desempeñan en la política, pues se vuelven ajenos a la sociedad a la que representan y su defensa es la del partido y no la de sus ideas. Solo hay que ver las últimas elecciones donde no se discutía nada que realmente le importase a la sociedad.
Quizá simplemente no sobrevivieron a la batalla.
Publicar un comentario