Una biblioteca pública es un templo del saber. En consonancia, las pintadas que decoran sus muros presentan un toque erudito que resultaría extraño en los retretes de un campo de fútbol, o la sala de espera de una estación de autobuses. No quiero decir con esto que las paredes de la biblioteca de la calle Azcona contengan una refutación inatacable de la metafísica hegeliana o que existan en la de Nuñez de Balboa pruebas alternativas para la relatividad especial.
No obstante, si uno rebusca con calma entre los dibujos de aguerridos falos enhiestos y las antologías de pareados salaces, puede topar de improviso con un esquema del átomo, un mapa de Francia garabateado a mano o las invectivas antiplatónicas de un estudiante de selectividad.
En cambio, desde que la biblioteca abrió una sección de comics y novelas gráficas, el arte rupestre se ha enriquecido con formas de expresión más accesibles al público general.
Con ustedes, Súper-Cochi:
El marrano de acero.
jueves, enero 15, 2009
En la pared
Categorías: Arte, biblioteca
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7 comentarios:
quizá dentro de unos miles de años otras mentes traten de interpretar nuestra cultura a través del "marrano de acero". Qué se le va a hacer: una sociedad es la suma de sus miembros, no sólo sus eruditos
Jajajaja... Dios, cuánto mal hace estudiar, porque está claro que esto es un subproducto del inconsciente estudiantil, aunque en la facultad me daba por hacer chistes con los temas de clase que sólo entendían otros biólogos. En fin, cada uno encuentra su manera de explayarse. Jajajaja.
si en su tiempo pasamos de la tabla de arcilla al pergamino, y de los palitos al ábaco, es normal que sigamos evolucionado, o no??
jejejejeje
ta luego!!
Zorro:
Entre eso y que encuentren una novela de Marías prefiero que topen con el marrano.
Vir:
Debieras ver los chistes que se hacen con el código civil.
Mjjulieta:
Y el cerdo culmina toda evolución posible
Ah! ¿Pero se pueden hacer chistes del código civil?
Todo es susceptible de ser chisteado, Vir. Tendrías que ver los lavabos de la Facultad de Ciencias de por aquí.
Y uno nota la edad en que el otro día tuve que entrar, y ya no entendía la mitad de las pintadas. Me hago mayor, snif.
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