Estaba el otro día viendo la televisión cuando topé, en el anuncio de una serie española, con una de las líneas de diálogo más deliciosamente absurdas de las que tenga conocimiento. Una inspectora de policía aleccionaba a sus hombres tras comprobar la comisión de un crimen:
- "No podemos permitir que el culpable huya. ¡Vigilad las salidas del bosque!"
Fue oirlo y recordar una de esas anecdotillas historicas que tanto me gustan. Lo que les voy a contar parecerá mentira, pero sucedió en Tasmania en 1830.
Cierto que los aborígenes de Tasmania, la gran isla triangular al sur de Australia, habían detenido su evolución cultural a mediados del paleolítico, pero tontos no eran. Desde que los colonos ingleses empezaron a roturar su tierras y ocupar sus terrenos de caza, los naturales del país se dieron cuenta del poco futuro que les quedaba si no se deshacían de los recién llegados. Conforme es tradición en estos casos, los aborígenes empezaron a flechar colonos y estos respondieron conforme al principio del ojo por pestaña y dentadura por muela.
Tras unos cuantos años de violencia, el gobernador de la isla, George Arthur, decidió deshacerse de los nativos de una vez por todas. La idea, tan original como absurda, consistía en formar una cadena humana con todos los colonos de la isla y marchar de norte a sur, acorralando a los aborígenes en el vértice sur de Tasmania para su más cómoda deportación.
Ya se imaginarán que la idea fue un desastre. La isla, densamente arbolada, alcanza los 300 kilómetros de anchura lo que obligaba a los integrantes de la batida a separarse varias docenas de metros. Para que un avezado cazador recolector no te dé esquinazo en semejantes condiciones es necesario que esté tullido o sea un niño de teta.
Eso es precisamente lo que ocurrió. Cuando los colonos llegaron al extremo sur de la isla no encontraron la multitud de aborígenes que esperaban. Al final de la isla aguardaban dos tasmanos aterrorizados: un anciano cojo y un niño de unos nueve años.
Se conoce que no vigilaron bien las salidas del bosque.
7 comentarios:
Tengo entendido que, finalmente, lograron acabar con los aborígenes a base de meter convictos británicos en todas las salidas del bosque.. Sospecho que algo tendrá que ver con este asunto el famoso "demonio de Tasmania".
A ver si no se referian a esas salidas, que hay mucha gente que no va al bosque a cazar osos...
Bwana:
Sí, peo fue por el método tradicional de firmar un tratado y luego hacerles el lío.
Blanco Humano:
¿A cazar aborígenes va alguien?
Siempre se dijo que no se pueden poner puertas al campo...
Enhorabuena por el blog, tiene calidad.
oye, lo del bosque está muy bien, pero quién le pone puertas al campo? eh? eh? eh?
ta luego.
perdón, me he dado cuenta algo tarde de que he dicho lo mismo q el comentario anterior.
me voy al campo a meditar... es el estrés.
Te he leído "Las salidas del bosque" y he pensado en unas mujeres bestias y sin depilar con un apetito sexual desmedido.
Me retuve de comentar la primera vez que ví el post, pero ahora he pensado que para qué me voy a retener la tontería, que esto luego se enquista, se complica y para qué queremos más...
Publicar un comentario