martes, octubre 09, 2007

Donde dije digo...

Cambiarse de equipo cuando los resultados no acompañan es actividad poco loable pero de mucha tradición. Más infrecuente y descarado es hacer la permuta a mitad de partido. Claro que aún cabe un paso adicional en la infamia: que el tránsfuga sea, además, el delantero centro del equipo perdedor. Sin embargo, se lo crean o no, esas cosas suceden.

Un día antes de votar la suerte del Rey Luis XVI, la Convención Francesa era un hervidero de negociaciones. Cada bando buscaba atraer votos a su causa, pues el recuento se preveía muy reñido. Entre los más activos en favor del monarca estaba el joven y sibilino diputado por Nantes, Joseph Fouché, de reconocida afiliación moderada.

No obstante su celo, el avispado político francés debió de adquirir el íntimo convencimiento de que la cabeza del Borbón estaba a punto de caducar, pues, al día siguiente, ante el pasmo de sus compañeros, Joseph Fouché, diputado por Nantes, se subió a la tribuna, exclamó: "La morte!" y cruzó toda la sala para sentarse al lado de los más radicales jacobinos.

Otros lo intentan con menos fortuna. En 1799, Fernando II de Borbón, Rey de Nápoles y Sicilia, fue derrocado y sustituido por la exaltada, brevísima y ultraliberal República Partenopea. El afamado compositor Domenico Cimarosa, napolitano de nacimiento y republicano de corazón, se aprestó a componer el himno del nuevo Estado, el cual, con entusiamo digno de mejor causa, proclamaba la urgente necesidad de exterminar a los Borbones. Para septiembre del mismo año, Fernando recuperó su trono y comenzó una intensiva campaña de juicios sumarios y decapitaciones expeditivas.

Cimarosa, vista la situación, compuso una "Cantata en Alabanza de su Serenísima Majestad Don Fernando II" que, sospechaba, apaciguaría al Borbón. Nada más lejos de la realidad. Tradicionalmente, los Borbones han sido durísimos de oído. La obra se estrenó con mucho éxito de público, ciertamente, pero se redondeó con la condena a muerte del autor.

Pero dejemos el siglo XVIII y sus cambios de casaca, que la provisión se renueva siempre. Ayer, sin ir más lejos, el consejero delegado del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, que anda peleado con Presidencia a cuenta de los derechos del fútbol televisado, dedicó media mañana a poner de vuelta y media al mismo gobierno que siempre apoyó.

Va a ser verdad que el fútbol separa a las parejas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso del fútbol ¿es una cosa que, normalmente, consiste en 20 hombres con camiseta-anuncio y pantalón corto, dándose patadas, algunas veces a una pelota, otros dos con guantes y bajo marquesina de pescador, con otro de negro detrás de los 20, más unos subalternos en las esquinas, y mucha gente mirando, bufando y acordándose de las madres?

Nils dijo...

La economía vuelve a ganar a los ideales sociales...

Blanco Humano dijo...

Principios políticos o supervivencia, que dilema.

Mucho más fácil ahora, que con mirar dónde está la pasta...

humo dijo...

Leí la nota de El País y me quedé boquiabierta: no entendía absolutamente nada, hasta que llegué a la conclusión de que el nuevo presidente del grupo Prisa le ha debido dar a Cebrián un tirón de orejas.
El País lleva unos meses dando caña a ZP, supongo que por la putada que les ha hecho con la Sexta. Dicen que el grupo de marras está al borde de la quiebra a cuenta de los malos resultados de la Cuatro, y ahora, con la guerra de los derechos de emisión de los partidos, les están acabando de rematar. Apostaron por la TV de pago y también les salió mal, así que no creo que se estén cambiando de bando por temor a los resultados de las próximas elecciones, sino cuestión de dividendos.

Achab dijo...

Sirena:

No, los árbitros visten ahora de colorines.

Nils:

La pasta influye. A la boloñesa también.

Blanco:

Lo de leer El País en clave antigubernamental va a ser divertido, no obstante.

Humo:

El problema es que, cambiando de bando pueden hacer mucho daño al PSOE. Sobre todo teniendo en cuenta que "Público" no lo lee ni Cholfo y la Sexta no la sintoniza ni Ruto.

Hans dijo...

Juasjuasjuasjuasjuas.
Cosas veredes, amigo Sancho: al impresentable Cebrián, el sillón de la Academia más inmerecido de la Historia (y mira que hay competencia en cuanto a ese título) poner a parir a los sozis.
Pero vamos, ningún problema: en nada y menos, habrá 'chupaíta' de bajos por parte de Zapatines al poder Pri$aíco y la cosa volverá por sus fueros, no te quepa duda.