lunes, septiembre 15, 2008

Miedo

Como mis conocimientos de mecánica nunca fueron más allá de cambiarle la pila a mi despertador, me aterra la posibilidad de sufrir un fallo mecánico en mi cochecito leré. Temo que si tal cosa sucediere no me quedaría otra que esconder el cacharro entre los arbustos y proseguir el viaje a pie.

Por eso, cuando hace unos días escuché un ruidito extraño que salía de mi capó, me sentí en la necesidad de parar de inmediato por razones de seguridad. Con el vehículo detenido, inspeccioné la delantera y descubrí, prendido en el limpiaparabrisas el folleto publicitario de un callista chino. Comprendí en ese momento el origen de mis desvelos: conforme aceleraba mi coche, el papel se doblaba sobre sí mismo y, agitado por el viento, rascaba con vigor contra la chapa.

Un hombre sabio hubiera meditado sobre cuán infundados son los temores que acosan al hombre. Un hombre vengativo hubiera llamado al callista para interesarse por la catadura moral de sus difuntos. Un vago de siete suelas hubiera dejado el papel donde estaba para reanudar de inmediato la conducción.

Así que ya lo saben, si algún día se montan en un Lupo verde y escuchan un ruido raro en el motor, la culpa la tiene el doctor Zheng.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras el folleto no sea un din-a1
y esté en el lado del conductor, estaré tranquila.

lacubanadeldíatalylahoratal dijo...

Es así capi, pa' que el mundo sea mundo tiene que haber de to'. Usted es un tipo sensible, lo suyo es tocar el piano, fluir sobre el lienzo y languidecer en este blog. Nada de incursiones fontaneras ni de subirse al tejado a piratear la parabólica del vecino para no pagar el satelital.
Mi madre en cambio, fue una amazona de tetas en pecho que me crió sola. Pintaba la casa, hacía frente a toda clase de alimañas sangrientas del hogar (cucarachas, lagartijas y murciélagos desorientados) metía la mano en los cables, remendaba los muebles ¡y no fundía metales porque Dios es muy grande! Recuerdo que cuando había desperfectos en la carretera, con toda la dignidad del mundo mi madre me tomaba de la mano, salía a hacer auto stop y dejaba el coche tirado a lo que lo desguazara el que quisiera -si, porque hace mucho tiempo en un mundo muy lejano existió una civilización sin móviles-

Miss Missing dijo...

¿Le parecerá bonito echar la culpa al callista chino?

Yo que le tenía por un capitán de fragata sensible, juicioso, docto y honesto... Qué decepción, qué decepción...

Achab dijo...

Glenclous:

Na, es tirando a pequeñajo.

Cubana:

Ah, la vida antes del móvil. Huyendo de lso brontosaurios, cazando mamuts...

Miss Missing:

Culpable es.

Anónimo dijo...

Eso era una clara señal para que hiciera urgente un tratamiento estético a sus pies...

Anónimo dijo...

(mis teorías filosofales también las puedo hacer con acento argentino, pero están más enlazadas con los hechos)

Tamaruca dijo...

:DDD

Esta escena la he visualizado al completo :D