domingo, abril 05, 2009

Hospitalidad

Los antiguos griegos se tomaban la hospitalidad muy en serio.  Un huésped debía recibir tanta comida y bebida como deseara, un baño caliente si parecía necesitarlo y no ser molestado, mientras tanto,  con preguntas inoportunas.  Al despedirse, era preceptivo que el visitante recibiera un generoso regalo.

Yo entiendo que en la República Checa, donde se disponen a recibir al presidente norteamericano Barack Obama,  no estén para los excesos de la Grecia clásica.  A fin de cuentas,  el gobierno checo está en trance de saltar por los aires, la crisis aprieta de lo lindo y no está el presupuesto como para regalar una clámide bordada en oro.   

Pero una cosa es recortar gastos innecesarios y otra el modo en que planean recibir, según el diario electrónico  El Confidencial, al dignatario visitante:


Qué menos que enviarle una chica mona con un buen ramo de flores.  Ya que están, que le manden otro al pobre directivo agonizante.

6 comentarios:

si, bwana dijo...

Creo que ese moribundo refleja perfectamente la situación de las economías.

ostra dijo...

Pues por poco me quedo como el ejecutivo checo cuando he pinchado su enlace a El Confidencial. Sale en portada que "Salgado será vicepresidenta económica; Chaves y Blanco entran en el Ejecutivo."

Er-Murazor dijo...

Pues sí, Chaves renuncia a su puesto en el Imperio Andaluz. Me parece increíble haber vivido lo suficiente para asistir a tan histórico momento...

Que le pasen la noticia al ejecutivo checo, que si yo estoy moribundo cuando la recibo, me parece que o me muero, o resucito del susto. Por una o por otra, por lo menos dejará de sufrir.

Enrique A. dijo...

Al menos, le recibe un moribundo. A nuestro Zetapeich no le recibía en los States ni un jomeless de esos, ni un moribundo ni ná.

Achab dijo...

Bwana:

Será una metáfora de esas.

Ostra:

Mírelo por el lado bueno. Esto va a ser divertido.

Murazor:

Yo creo que al checo le pilla más a trasmano.

Enrique Acebes:

Ahora sí. Ahora son amigos para siempre.

koala dijo...

¡Llévame a Praga, Capitán!