lunes, junio 29, 2009

Fabada


"[...] en los hombres el ansia de saber
cosas intrascendentes parece insaciable."

Andrés Trapiello


En su primera novela, el talentoso escritor indio Vikram Chandra incluye un divertido apólogo protagonizado por Alejandro Magno, un yogui desnudo y el traductor que auxilia su conversación. El monarca macedonio intenta que aquel estrafalario santón en porretas le instruya en los principios de su filosofía; el yogui, que se interesa tan sólo por las costumbres dietéticas del extranjero, pregunta por la regularidad de sus deposiciones. El traductor bastante tiene con suavizar las impertinencias del asceta y evitar que lo pasen a cuchillo por injurioso y lenguaraz.

Al final del cuento, el santón concluye que si el griego anda tan lejos de casa quemando ciudades y conquistando reinos es porque sufre de estreñimiento, mal que avinagra el carácter y fomenta la ira. Tras recomendarle una dieta vegetariana, el asceta regresa a sus meditaciones. Alejandro, que no se ha enterado de la misa la media por la creativa labor del traductor, se marcha convencido de la insondable sabiduría de los filósofos indios.

Uno pudiera pensar que L. Díez y Ó. López-Fonseca, periodistas del diario Público, son naturales de Cuenca, Madrid, Logroño o algún otro paraje de incuestionable españolidad. No se fíen. A pesar de sus carpetovetónicos apellidos, Díez y López son naturales de Calcuta y adeptos de una de las más estrictas sectas del yoga. Es lo único que se me ocurre para explicar que estén tan indignados porque Franco se comiera un plato de fabada en mayo del treinta y nueve.



Los sindicatos verticales, los juicios sumarios, la autarquía, la censura previa, el Valle de los Caídos, los pelotones de fusilamiento, el Tribunal de Orden Público y la muerte por garrote de Salvador Puig Antich... Todo se explica por la fabada, que tiene demasiado mondongo, provoca flatulencias y te descoloca los chakras a más no poder.

Menos mal que contamos con el diario Público para desvelarnos las sutilezas de la Historia.

4 comentarios:

ostra dijo...

Es que Franco es casi tan musa de Público como Aznar.

Achab dijo...

Mucho ponerle a parir, pero les soluciona la mitad del periódico.

David dijo...

Pues una fabada asturiana sin carne (morcilla, ,al menos) me resulta triste y desangelada.
Qué raro que estos periodistas de investigación no hayan caído en el detalle... Tras el conejo navideño, será la próxima ocurrencia de su "redactor jefe".

Esther Hhhh dijo...

¿Día sin carne?¿Fabada de primero? Capi, es que hay pa fusilarle, hombre de Dios, que la fabada, o lleva su buena morcilla y su buen chorizo, o ni es fabada ni es na... aaaaish...

Besitos