Cuesta abajo en la rodada creo que, por fin, he tocado fondo: anoche se negaron a servirme en un restaurante chino medio vacío -Restaurante Dragon City, calle Azcona nº30- por no pedir suficiente comida.
Yo pensaba que el nombre del restaurante intentaba atraer la buena suerte invocando al auspicioso dragón. Parece ser que no, lo del bicho sulfuroso es una ajustada descripción del carácter de la propietaria, la cual podía entender que yo me pasara con una cerveza y un plato de wan-tun frito, pero encontraba inadmisible que mi acompañante sólo quisiera un rollito de primavera y una botella de agua mineral:
- ¡Esto no es un bar, es un restaurante! La calle está llena de bares. No se puede cenar un rollito. Vete a un bar.
Una línea de pensamiento muy estirada para unos tipos que aparcan la moto de reparto en medio del comedor. El razonamiento es, además, un poco extraño: en el restaurante "Dragon City" no hay mesas individuales, un cliente solitario ocupa el mismo espacio que una pareja y la suma de los dos pedidos excedía el coste de un menú individual.
Misterios del pensamiento oriental... En cualquier caso, si querían honrar a la diosa madre del oeste ofreciéndole el sacrificio perpetuo de un cliente habitual, lo han conseguido.
Yo pensaba que el nombre del restaurante intentaba atraer la buena suerte invocando al auspicioso dragón. Parece ser que no, lo del bicho sulfuroso es una ajustada descripción del carácter de la propietaria, la cual podía entender que yo me pasara con una cerveza y un plato de wan-tun frito, pero encontraba inadmisible que mi acompañante sólo quisiera un rollito de primavera y una botella de agua mineral:
- ¡Esto no es un bar, es un restaurante! La calle está llena de bares. No se puede cenar un rollito. Vete a un bar.
Una línea de pensamiento muy estirada para unos tipos que aparcan la moto de reparto en medio del comedor. El razonamiento es, además, un poco extraño: en el restaurante "Dragon City" no hay mesas individuales, un cliente solitario ocupa el mismo espacio que una pareja y la suma de los dos pedidos excedía el coste de un menú individual.
Misterios del pensamiento oriental... En cualquier caso, si querían honrar a la diosa madre del oeste ofreciéndole el sacrificio perpetuo de un cliente habitual, lo han conseguido.
4 comentarios:
Madre mia como esta el patio. Desde luego la séñora fijo que olia a azufre cosa mala. N
Eso mismo nos pasó estas navidades en un restaurante en Londres.
Entre semana, el local vacío (Mas de 50 mesas y solo una ocupada mas nosotras 4 en otra mesa). Pedimos 4 bebidas y dos platos de comida para compartir, por que eran muy grandes y no teníamos mucha hambre, y van y nos dicen "Es que todos los que se sienten a la mesa tienen que pedir". Ya, dijimos, pero es que no tenemos mucha hambre... y nos dicen que estamos ocupando el sitio (¡) de alguien que igual si quiere consumir, y que nos vayamos!
Alucino con la peña...
No tomo nota del sitio porque hace tiempo que no voy a un chino; desde que me encontré con un dedal en el chopsuey.
N:
A pachuli, más bien.
Vampi:
¿Eran chinos?
Bwana:
¡Buaj!
Publicar un comentario