Ayer, a la hora de cenar, explicaban por televisión el reparto de tortazos y bombas en Oriente Medio y alrededores. La información fue servida con la habitual neutralidad:
- Mientras que las milicias de Hizbolá han lanzado misiles sobre Haifa y Nazareth, aviones israelíes han bombardeado objetivos civiles por todo Líbano.
Si uno escucha esto sin prestar demasiada atención, parece que las muy civiles localidades de Nazareth y Haifa tienen, como poco, grado de mariscal de campo en el ejercito israelí.
Pero esta curiosa manera de informar no se usa sólo en esta guerra sino que vale para cualquiera que pille lo suficientemente lejos como para presumir la ignorancia general de sus antecedentes. Debe de ser que, de pequeños, nuestros periodistas vieron muchas películas de vaqueros y no son capaces de contar una historia sin distinguir diametralmente entre buenos y malos.
Miren, si no, lo que ocurre en Irak. Como a los americanos les ha tocado en el casting el papel de indios, los tipos que ponen bombas en la cola del pan, abogan por reestablecer la tiranía de su minoría étnico-religiosa sobre el resto de habitantes del país y asesinan muchos más compatriotas que ocupantes, pasan automáticamente a ser los buenos y honrados vaqueros. En consecuencia, se les llama insurgentes, resistentes, combatientes... lo que sea antes que terroristas. Lo de poner bombas en el mercado debe de ser una pintoresca tradición mesopotámica.
Pues en Palestina lo mismo: se parte de que los judíos son perversos y a partir de ahí se prosigue con el cuento.
Ya sé lo que me van a decir: que Israel tiene una tendencia muy acusada a sobreactuar, que sus actuaciones en Líbano están siendo desmedidas y que merecen una condena firme y resuelta. Pues sí, tienen razón: se han pasado cuatro pueblos y cinco campamentos beduinos, han desplegado una fuerza excesiva y han respondido con total desproporción de medios. En resumen, su comportamiento no es admisible. Otra cosa es que no pueda extrañar mucho en un país que, en 1948, al día siguiente de su nacimiento por resolución de la ONU, fue invadido por todos los países árabes de la zona.
Pero, en cualquier caso, los excesos del estado hebreo no convierten automáticamente a Hizbolá y sus patrones sirios e iraníes en santos mártires de firme hombría y heroica virtud. Menos aún si tienen la mala costumbre de lanzar cohetes contra civiles y detonar bombas en la parada del autobús.
Además, que las películas de vaqueros buenos e indios malos y crueles están pasadísimas de moda. Ahora se llevan las de malos y peores, que quedan más creibles. Tentado estoy de enviar una copia de "Sin Perdón" a los estudios centrales de Prado del Rey.
jueves, julio 20, 2006
Indios y vaqueros
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8 comentarios:
UUUffff Vengo de Yorchus con el cuerpo revuelto...que bien que hableis de estas cosas. Como me gusta la juventud independientemente de su edad.
Un beso
dices muy bien.
siempre he pensado que soy igual de culpables y criminales el estado de Israel y los terroristas palestinos.
que no confundir con los israelies y los palestinos, que no tienen culpa de nada, mas bien son las victimas, unos de los terroristas y los otros del estado israeli.
¿Iguales? Me temo que no, la mala equidistancia es precisamente lo que critica el capitán... y empieza en decir que son lo mismo........
Personalmente intuyo una complicada salida. Aunque Israel no quiera (los últimos años de Sharon se desmantelaron numerosos asentamientos), los terroristas han entrado en una carrera sin final gracias, en gran parte, al dinero de nuestros solidarios gobiernos occidentales (las armas cuestan una pasta; si el pueblo está en la miseria y los terroristas tienen más misiles que España, algo no cuadra).
Venga, venga, no caiga en el manido error de matar al mensajero. No la tome con los periodistas, que sabe que el tratamiento de la información no depende de ellos.
Hace ya bastante tiempo que dejé de prestar atención a las noticias de forma tan minuciosa... ya que carecen de todo el conocimiento necesario para poder informar correctamente. Es el tercer poder y por algo será, no me gusta que me manipulen.
Has resumido en unas pocas líneas lo que muchos saben pero no quieren reconocer.. Nadie sabe como arreglar el problema. No se trata de ganar una guerra, se trata de acabar con la historia, y la forma de vida de aquellos que se consideran enemigos... Y eso es lo terrible, proque eso es incompatible con una paz duradera.
Marga:
Vaya, muchas gracias.
Fernando, Lek:
Ninguno de los bandos gozan de la plenitud de mis simpatías. Ahora, que de ahí a equiparar...
Gin:
Su parte de culpa tienen por prestarse al juego.
DENZ:
Ya, pero yo soy un criticón que se fija para chinchar.
Beauséant:
Difícil problema, dificultosísima solución.
Gin, los periodistas sí son culpables en la parte que los toca. ¿No hubo una que incluso desvió fondos para los palestinos?
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