Merece la pena visitar Aranjuez en esta época del año. Con el otoño, los jardines se tiñen de una fastuosa gama de colores que no tiene igual. Además, a un tiro de piedra del Palacio Real, hay un restaurante indio del que puedes salir rodando por una modesta cantidad de dinero.
Sí, ya lo sé, el restaurante está allí el resto del año. Pero, con las hojas muertas amortiguando los botes, uno rueda bastante mejor.
6 comentarios:
Capi, ya se que os cuesta admitirlo, pero sois un romántico empedernido...
Besitossss
Ooooh, hojas secas... Creo que podré ir, acabo de conseguir una acompañante que ante tal reclamo no se podrá negar.
Y las setas también hacen su labor.
ÑAM Comida iiiindiaaaa... Ya me pasaré, ya. Gracias por la información, Capi.
Saludos.
Ah, la esfericidad derivada de la comida hindú, sólo comparable a la sensación de picantez ilimitada...
Esther:
Soy Achab y soy romántico.
Murazor:
Pues a ello.
Suri:
Qué ricas.
Grénmabar:
Indios de los de la India, ¿eh?
Hans:
Pero esa sensación da calorcito agradable
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