Cuentan que Charlie Chaplin se presentó una vez a un concurso de imitadores de Charlot, el personaje cinematográfico que lo había hecho universalmente famoso. Para su considerable sorpresa, el actor quedó segundo.
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Imitar a Charlot nunca me ha salido bien, pero gracias a las malhadadas sillas Wassily que les comentaba el otro día, estoy en condiciones de humillar a Chiquito de la Calzada en el tiempo y lugar que él elija.
En tanto acepta o declina el desafío voy a untarme un poco de linimento en el finstro lumbar.
5 comentarios:
No es de extrañar que el sentarse en una de esas diabólicas sillas produzca esos resultados. Un masaje lumbar vendría bien, opino.
Pobre Capi...
Y pobre Chiquito, oye.
Y encima son más caras que el seguro del coche fantasticorrl.
Ten cuidado a ver qué te untas en qué finstro muahahahahahahaha
Bwana:
¿Alguien se ofrece a sobarme las corvas?
Grénmabar:
No s eapiade de Chiquito-San que es un pecador de la pradera.
Suri:
Jaaaaarl
Rune:
Pomadita de la buena, que cura los esgunces sessuales.
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