viernes, septiembre 03, 2010

Atrapado

Decir que el edificio donde se ubica el despacho es inteligente sería, probablemente, un exceso. No obstante, para ser un montón de ladrillos, es bastante espabilado: cuando todos los abogados han abandonado su seno, él solito apaga la luz y activa las alarmas.

Todo esto sería fantástico si los de recursos humanos no hubieran intercambiado mi tarjeta identificativa con la de un fulano de La Coruña. No vean lo que cuesta convencer a un edificio cabezota de que te deje salir cuando él está convencido de que estás mirando la luna desde el faro de Hércules. De hecho, es imposible: al final tuve que sacar de la cama a un compañero para que me abriera la puerta.

Menos mal que el tipo dormía con el teléfono pegado a la oreja. La alternativa era dormir en mi despacho y quejarme por la mañana de lo tarde que entran los demás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El edificio listo si que era....quería tener buena compañía...jaja.C

Anónimo dijo...

Pues la opción no suena mal...así haces méritos ante el jefe...

Achab dijo...

Anónimos:

Creo que me irá mejor si hago bien mi trabajo y no me dejo encerrar.