Mis queridos suspiritos azules, hoy les voy a contar cómo nace la cultura corporativa.
En el pasillo inmediato a mi puesto de trabajo hay una impresora de uso común para toda la oficina. Como natural consecuencia de dicho uso colectivo, el chisme se queda cada dos por tres sin papel y hay que rellenarla de impolutos folios en blanco, para lo cual la maquina dispone de sos compartimentos superpuestos.
Ayer, mi secretaria me pilló alimentando al bicho y, con alarmados aspavientos, me advirtió:
-¡No cargues la bandeja inferior que se estropea la máquina!
Supongo que tal convencimiento arranca de alguna experiencia ancestral de gran valor espiritual para mi nueva tribu, así que me abstuve de comentar que llevo dos meses metiendo los folios por donde mejor me peta sin causar averías y deposité las hojas en la bandeja de arriba.
Es más, cuando el año que viene algún abogado novato infrinja el tabú, seré yo quien le amenace con las penas del infierno. Todo sea por mantener la cohesión de la horda.
miércoles, octubre 27, 2010
Cultura corporativa
Categorías: empleo
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3 comentarios:
Ummhhh... tiene usted secretaria, además tiene secretaria supersticiosa, ummmhhh, ummmhhh...
y mágica
Ya hablaremos tu y yo....
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