martes, septiembre 19, 2006

El malvado lenguaraz

Es un recurso habitual de las películas malas que el villano, en el momento en que tiene la situación perfectamente controlada, desaproveche su ventaja largando una innecesaria parrafada sobre lo malo que es y cuánto disfruta y se recrea en la contemplación de su propia iniquidad. El héroe, generalmente malherido, aprovecha la oportunidad para rebanarle el pescuezo con una cucharilla de café y mandarle a soltar balandronadas al Erebo, que en esta época de año está precioso.

Yo, espectador marisabidillo solía criticar estas escenitas por tópicas e increibles. Pensaba que ningún villano, por narcisista que fuera, sería tan bobo como para desaprovechar su ventaja a cambio de un ínfimo desahogo. Solía hacerlo pero no lo haré más. La realidad me ha mostrado mi error: estas cosas pasan de verdad.

Resulta que el primer ministro de Hungría, un tal Ferenç Gyurcsány, se ha dejado grabar por un periodista presumiendo ante sus compañeros de partido de haber engañado como chinos a los electores, de haber falseado las cifras de la economía magiar, de enviar contabilidades de pega a la Unión Europea y de haber conseguido que le reelijan sin haber hecho nada bien en su anterior mandato. Casi nada.

De momento, el tipo ha anunciado que no piensa dimitir, aunque los electores esos anden un poco cabreados manifestándose y quemando cosas. Se conoce que, en tanto no aparezca el héroe con la cucharilla, el amigo Ferenç no da la película por terminada. Aunque sea mala.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre, la gente presume de todas las bobadas que hace, por ridículas que sean, así que entiendo que la tentación de presumir de una estafa bien hecha supere a la prudencia.

CGI MANAGEMENT dijo...

Yo siempre me he preguntado por qué las balas de los malos nunca dan. Y por qué cuando hay 17 malos y uno bueno, pelean de uno en uno ¿?

Creía que lo de no dimitir pasaba sólo en España... qué decepción.

Marede3 dijo...

La realidad siempre acaba superando la ficción.

Juan Miguel Barbero Rubio dijo...

Eso ministro tiene que tener doble nacionalidad,será hispano-húngaro seguro.Por que el fraude en España es más normal jajaja

Wardog dijo...

Algún psicólogo diría que la actitud de ese pavo se debe a que la tiene pequeña. Yo digo que es porque es gilipollas. En la vida hay que saber nadar y guardar la ropa, hombre, y en política, nadar con la ropa puesta.
En fin, espero que la madre de este señor siga viva y pueda darle de collejas hasta que le brote el pelo en la frente.

papa pan dijo...

Sí, huele a secuela.

Esperaremos la segunda entrega.

Un abrazo.

Achab dijo...

Gin:

Pues ahora se rumorea que el tal Ferenç fue el que hizo la grabación.

Florecilla:

Por necesidades del guión.

Lluna:

Pues sí.

The_pressident:

No sé, yo a los húngaros los tengo meno sestudiados. Lo mismo allí se lleva el chorizo también.

Wardog:

Algún trauma muy feo tiene que ser. si no no se explica.

Papa Pan:

Creo que en la segunda, el primer ministro se lleva el edificio del parlamento en un bolsillo.

Esther Hhhh dijo...

Pues oye, yo también me he preguntado siempre lo de los malos que pelean de uno en uno. Y lo tontos que son siempre, pasa el bueno por delante de sus napias y ni se enteran. ¿y cuando es un western y van pegándose tiros? el malo todo es pegar tiros, venga a disparar, dos cargadores, ala, y nada, que no da al bueno, y coge el bueno, dispara, un sólo tiro, y ploff, se lo carga al malo...
Una de las escenas de ese tipo más divertidas fue obra del señor tarantino junto a robert rodriguez en desperado, al principio de la peli, todos en el suelo muertos, banderas y el malo frente a frente, intentan matarse, pero no les quedan, balas, y lo gordo, todo el suelo del bar sembrado de pistolas y ni una sola tiene balas... buena crítica, si señor
Por cierto, este señor, además de político y malo, tiene la media neurona atrofiada y yo diría que muerta, porque hay que ser muy tonto, pero mucho.
Besitos

Kike dijo...

Me hace acordar a una escena de _The Simpsons:_ Bart está trabajando en casa de una anciana para ganarse unos dólares (al final sacará solo 25 centavos por un día de trabajo como esclavo, pero eso es apartarnos del tema). Entonces ve un cuadro con un soldado que sostiene en el aire una granada, a punto de lanzarla. La anciana le cuenta que ese es su hijo, que murió en la guerra. De inmediato la escena nos lleva a dicha guerra y al hijo levantándose de su trinchera, sacándole la llave a la granada y sosteniéndola en la mano (el momento de la foto), mientras grita algo como: "Esto va por todos los soldados americanos que murieron en esta guerra sangrienta y cruel que nos dejó sin nuestros mejores hombres; todos aquellos que perdieron su juventud viniendo a defender a este país que lucha por darles un futuro mejor; por todos aquellos que aún creen en..."... Y la granada estalla en su mano.

Lo dices bien: hay que ser bestia para regodearse en tonterías.

Burnout. dijo...

Pues los grandes "malos" de la historia no soltaron ni pio.
Pero en algunas (pocas) películas sí que se putea al malo... Por ejemplo recuerdo en la Princesa Prometida del "inmatable" Diego de Montoya (con la P. de la P.) que vence al malo echandole la charla...
A mí me gustan los malos inteligentes, y efectivamente no hay manera... Siempre gana el bueno por la charlita del malo.
Pueaj que s elo curren los guionistas.
Un saludo.