viernes, marzo 20, 2009

Silencio, por favor


El emperador Calígula gustaba mucho de los espectáculos de música y danza. Si un espectador armaba jaleo durante la representación se hacía acreedor de un severo castigo. El tratamiento habitual para los escandolosos era ser arrastrados fuera del teatro por un par de fornidos pretorianos y recibir, de seguido, una buena tunda.  En ocasiones y para mejor desahogarse, la paliza se la propinaba el propio emperador.


Si Calígula tenía un día juguetón la punición podía revestir formas más ingeniosas. Un caballero que, imprudente o borracho, no paraba de armar jaleo en una pantomima fue enviado de inmediato al puerto de Ostia con una carta lacrada del emperador para el  rey Tolomeo de Mauritania.  El pobre tipo debió de pasar un viaje lleno de aprensiones y angustia: las habituales malas pulgas del tirano no auguraban nada bueno para él. 

La misiva contenía, tan sólo, las siguientes palabras:

"Ei quem istoc misi, neque boni quicquam neque mali feceris."

"A este que yo te envío no le hagas ni bien ni mal."

Las medidas del romano no consiguieron acabar con los ruidosos, que son plaga frecuente en toda época y lugar.  La Audiencia Provincial de Barcelona acaba de condenar a cinco años de prisión a la propietaria de un bar de copas por las molestias que ocasionaba a los vecinos el escándalo que aquel generaba.

No seré yo quien niegue que la individua se merecía una buena multa y la clausura del local, pero cinco años de prisión por tan exiguo motivo se me antojan una auténtica barbaridad.  Muy mal queda nuestra administración judicial si un tirano enloquecido del siglo primero medía con mejor tino la proporcionalidad de las penas.

5 comentarios:

si, bwana dijo...

Sospecho que la propietaria, además de tener un bar con nombre español, no votaba al tripartito.

Er-Murazor dijo...

Las normativas anti-ruido son bastante estrictas, por lo que se ve. En Jaén se habló bastante hace un par de años de un caso similar: Un céntrico pub repetidamente denunciado por escandaloso por los vecinos, que finalmente fue cerrado, y sus dueños condenados a prisión. Aunque creo que al final pudieron evitar la trena, pero la sentencia quedó ahí...

Achab dijo...

Bwana:

El bar tenía nombre irlandés, por eso no sería.

Er-Murazor:

Al final va a compensar asesinar a los vecinos directamente. Por cinco años más en el trullo te quitas de denuncias.

Anónimo dijo...

Hombre, a lo mejor tiene que ver que el bar fue precintado por la autoridad, y esta tiparraca se salto el precinto y lo puso otra vez en marcha. Eso si es un delito grave.

Achab dijo...

Tito Pelón:

No debería tener mucho que ver porque de delito de desobediencia no se la juzgaba.