Quizás por tener menos vista que un minino de escayola suelo asociar a la gente con su olor habitual. Un tipo podrá ser para los demás el larguirucho de los pelos de punta y las gafas de culo de vaso que, para mí, será don Nenuco con tabaco rubio y desodorante de lavanda.
Pues bien, esta tarde he compartido seis horas de pupitre con un indígena de Lugo y no he podido dejar de notar que huele exactamente igual que el otro lucense cuyo olor tengo en archivo. No es que huela parecido, no. Huele igual, exacto, clavado. Son gemelos en lo olfativo. Clónicos de olor.
Ahora todo son dudas. ¿Venderán una sola marca de colonia en todo Lugo? ¿Fumarán todos el mismo tabaco? ¿Será un efecto secundario del pulpo a feira? ¿Se tratará tan sólo de una treta del más caprichoso azar?
Difícil es averiguarlo. Desde aquella lata de sardinas con sabor a Galicia no he experimentado semejante perplejidad sensorial.
4 comentarios:
¿Seis horas de pupitre? qué intriga.
Yo también soy un perro pachón. Sufro bucho en los ascensores.
Afortunadamente perdí hace tiempo mis facultades olfativas y no tengo que taparme la naríz en el autobús, como hacía antes de convertirme en fumador de pipa.
Intriga, ciertamente, la suscitada por tanta pupitridad...
(Nota mental: reflexionar sobre la homogeneidad aromática en Lugo)
Suri Kata, Hans:
Es que visto el poco caso que le hacen los despachos a mi currículo me he puesto a prepararme subinspección de trabajo por matar el rato.
Bwana:
Lo mismo debía pasarme a la pipa y dejar de olfatear lucenses.
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